sevilla f.c.juan cala

El veterano precoz

  • La personalidad, la gran virtud del lebrijano de 20 años, le lleva a expresarse como si llevara toda su vida en la élite · "Duda quería sacarme de mis casillas y tuve que tirar de experiencia"

Muchas veces, con una buena educación, con la astucia de extraer de las experiencias -de las buenas y de las malas- la mejor de las enseñanzas, con un sentido de la gratitud en su punto justo de equilibrio, con los ojos siempre abiertos para no parar de aprender... con 20 años es suficiente para que un chico se forme una personalidad que le faculte a analizar las cosas de mejor manera que otro más curtido por los años. Trasladando esta reflexión al mundo del fútbol, el ejemplo que ofrece Juan Torres Cala (Lebrija, 28-09-89) ha puesto a pensar a muchos durante esta semana en el Sevilla.

Cuajó un excelente partido en Málaga a sabiendas de que le tocaba bailar con la más fea, adaptarse al lateral y e impedir que Duda se la volviese a liar al equipo nervionense. No sólo cumplió sino que fue el futbolista que más pidió la pelota y acabó marcando un gol de pícaro que metió al Sevilla en el partido cuando peor estaba. Cala exhibe una personalidad arrolladora fuera y dentro del campo. Él mismo, sin darse cuenta, habla como si fuese un veterano. Explica rememorando su duelo con Duda que tenía que "tirar de veteranía", lo que sorprende cuando acaba de jugar su tercer partido de titular en el primer equipo, el segundo en la Liga.

"He jugado otro partido más con el primer equipo, se ha hecho bien, se ha cumplido y lo principal es que el equipo ha ganado y está más cerca de la Champions", explicaba ayer Cala después de haber pasado una noche en duermevela, primero por las muchas llamadas que recibió en el autobús camino de Málaga a Sevilla y después de ver las cosas más en frío. Por la mañana, tras el entrenamiento en el estadio y antes de acudir a ver a sus ex compañeros en el filial, el lebrijano explica sus sensaciones de un partido difícil, pero del que salió satisfecho: "Tenía un poco la incertidumbre porque nunca he jugado ahí (en el lateral derecho) y para autotranquilizarme intentaba ponerme en la situación por la que han pasado otros futbolistas. De centrales que se han adaptado al lateral ha habido muchos casos y pensaba que si ellos lo han hecho bien ¿por qué no lo iba a hacer yo? Gracias a Dios todo salió bien y hoy estoy muy contento", añade el futbolista más joven de los que alineó el sábado Antonio Álvarez.

Enfrente tenía a Duda y Cala salió airoso con tres o cuatro premisas básicas que siguió a rajatabla: "No tiene ese gran reprisse que puede tener cualquier extremo, pero tiene el peligro de que si le dejas armar la pierna izquierda puede crear muchos problemas atrás. Era el estandarte de ellos y había que enseñarle los dientes desde el principio. Pero igual que yo sé cómo juega, él me conocía del primer año que estuve con el equipo siendo juvenil y yo sabía que me iba a tratar de utilizar, que iba a buscar sacarme de mis casillas pese a mi experiencia. Y bueno, tiré un poco de veteranía y se supo aguantar el partido. Yo estoy contento".

Puede chocar que un chaval que acaba de debutar, que ha jugado cuatro ratos en el fútbol profesional, hable así, pero en su casa se ha mamado fútbol, lo que también ha podido contribuir a esculpir una personalidad muy marcada, que es lo que destaca en Cala. "Eso quizá forma parte de lo que es ser defensa. Siempre tienes que lidiar con jugadores así, y como no saques esa garra y esa personalidad te comen. Era fundamental que desde el principio del partido se viera que era difícil superarme. Si en la primera incursión por la banda me hubieran superado fácilmente, durante todo el partido habría sufrido mucho", explica con toda la tranquilidad del mundo y sin sacar pecho. Ni siquiera una entrada y un golpe en la boca del estómago que lo dejó "sin respiración" lo sacaron del partido.

Ahora recibe palmetazos en la espalda y en su pueblo es el héroe local, pero aún recuerda los malos momentos que pasó, refugiado en su familia, cuando sufrió una grave lesión de rodilla, temida por cualquier futbolista como es la triada. Ahora, la situación ha cambiado y trata de disfrutar y, sobre todo, aprovecharla: "Es un reto. Me quiero quedar en el primer equipo y ésa es mi meta desde que llegué en alevines. Quiero asentarme y no estar a caballo entre el filial y el primer equipo. Eso es lo que buscamos, no sólo yo sino todos los canteranos. Para mí es una inmensa alegría que los frutos al trabajo se estén recogiendo. He pasado por malos momentos como todo el mundo sabe y ahora es la hora de disfrutar".

Y todo, pese a que en el Sevilla hay futbolistas internacionales no sólo ya en la delantera, un puesto casi imposible para un canterano, sino también en la defensa. "Es muy complicado, porque el nivel del Sevilla está creciendo por año y si antes nos conformábamos con quedar en mitad de la tabla ahora hay que afianzarse en la Champions y si no lo haces la afición, el club y los propios jugadores no están contentos. Es muy difícil, pero es un reto que me marqué hace tiempo, cuando llegué al club en alevines, una época en la que el Sevilla estaba en Segunda. A lo mejor me ha perjudicado que el Sevilla esté como está ahora, porque para un canterano es perjudicial que el equipo esté en Champions, pero ya que estoy aquí... Es mi objetivo asentarme en la plantilla".

Para terminar, otro ejemplo de su gran personalidad es cómo ha ido durante la semana pasada en dirección opuesta a muchos de sus compañeros que no han tardado en criticar los métodos de Jiménez una vez que éste ya no está. Ha demostrado mucha más madurez que profesionales hechos y derechos, internacionales con un Mundial en puertas, a los que ha dado toda una lección. Primero con sus declaraciones y luego en el terreno de juego, que es donde hay que hablar. "No es desmarcarme de lo que hayan dicho algunos de mis compañeros, sino que yo no voy a tener una mala palabra con el ex técnico del Sevilla. Desde chico me han enseñado a ser agradecido y a lo mejor otra cosa no, pero yo tengo que darle las gracias a Jiménez porque a mí me ha dado muchas oportunidades. De salir de juveniles estando él en el filial y de salir del filial estando él en el primer equipo. Antes de la lesión y después de la lesión. Que le vaya muy bien y me gustaría mucho que encontrara un buen equipo y disfrutara de los buenos momentos que no ha podido vivir aquí con su Sevilla. Ahora ya es pasado, el presente es Antonio Álvarez y tengo que demostrarle también a él que puede contar conmigo".

Con más claridad y sin ofender a nadie no se puede hablar. Cala aprecia a Jiménez y lo que dice le sale del corazón, más allá de que, inteligentemente, piensa que nunca se sabe qué puede deparar el futuro y él trata de ser un profesional del fútbol. No valora si era la mejor solución para el equipo la destitución, pero recuerda que sus números fueron inigualables: "No voy a entrar en si es injusto o no. No ha sido bien valorado aquí desde el principio ni por la afición ni por la gente, porque ha tenido números que el Sevilla no ha tenido en su historia. Él no se va contento tampoco, pero bueno, no voy a ser yo el que diga si era la mejor solución o no. Para eso hay gente encargada en el club". Palabra de veterano.

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