Para hacer bien el amor hay que venir al Sur...
Un estudio de una conocida marca de preservativos revela que los andaluces son los más aplicados en la cama
Ya lo proclamó Raffaella Carrá allá por los 80. En cuestiones de alcoba, las mejores experiencias se viven en el Sur. Y, después de más de 20 años convencidos de que así era, la conocida marca de profilácticos Control ha dado por fin la razón a los sureños. Tras cuatro años elaborando su particular barómetro de opinión, y de entre todos los encuestados a nivel nacional, los andaluces se han hecho con el puesto de los mejores en la cama. El clima, la forma de ver la vida, las horas en la calle bajo el sol o la idiosincrasia de la gente aportan al andaluz algunos matices a la hora de mantener relaciones sexuales que han hecho que éstos siempre hayan estado en muy buena consideración. Y si en tan buena estima los tienen el resto de españoles, lo mejor será saber cuáles son sus prácticas más comunes.
Los andaluces son pasionales, pero no se dejan guiar por los impulsos del momento y prefieren ir despacio, dejándose querer y mimando al otro. No entran a matar desde el principio y dedican parte del tiempo a los preliminares en la cama. Su esmero en las artes amatorias previas justifica que, de los encuestados, un 34% mantenga entre dos y tres relaciones sexuales a la semana, algo impensable para muchos. De ahí que, acabado el año, los andaluces hayan tenido más de 88 relaciones sexuales, 4 puntos por encima de la media nacional.
La frecuencia es importante, ya sea para cuidar la relación de pareja o para tener la piel más tersa, pero en los tiempos que corren es difícil tener una buena dosis de sexo. Los andaluces aprovechan el tirón de las nuevas tecnologías y sacan su tajada de ellas. Que el estrés del trabajo y la falta de tiempo impiden tener sexo y el que se tiene es de poca calidad, cibersexo que te crió. Tampoco es que el andaluz haya descubierto América, ya se mantenían conversaciones lascivas vía telefónica antaño. Pero ahora, con eso de que internet abre un amplio abanico de posibilidades, los jóvenes -y los no tanto- tiran de aplicaciones, de redes sociales y cámaras web para disfrutar de experiencias sexuales diferentes, pero sexuales al fin y al cabo.
Y si la tecnología se ha convertido en una aliada en las artes amatorias, los juguetes sexuales tampoco se quedan cortos. Siempre un tema tabú y no visto con buenos ojos, los productos estimulantes están empezando a hacerse un hueco en las mesillas de noches. Si antes el que recurría a uno era porque tenía problemas en la alcoba, ahora se usan para que las relaciones sean más placenteras si cabe. Los andaluces, que no tienen complejos y siempre buscan de lo bueno, lo mejor, son dados a usar geles de masajes, anillos vibradores y lubricantes. Lo que empezó como una curiosidad se ha convertido en un añadido clave.
Todas estas cosas dejan ver que al andaluz el sexo le importa-siempre con precaución-, pero que para él la práctica no se reduce a sota, caballo y rey. En el Sur se hace el amor de forma diferente, se le pone ganas, se investiga y se olvidan las prisas y el estrés. En el Sur se hace el amor despacio y con buena letra. Eso lo sabía la Carrá y ahora lo tiene claro toda España.
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