Cataluña y Europa

las claves

Prioridades. En la UE que ha dado la espalda a los independentistas catalanes preocupan más Polonia y Hungría y sobre todo el 'Brexit', con las negociaciones estancadas

Cataluña y Europa
Cataluña y Europa
Pilar Cernuda

17 de septiembre 2017 - 02:31

Juncker, en el debate sobre el estado de la Unión, ni pronunció la palabra Cataluña.

Dijo que los que no cumplan la ley, la Constitución y el Estado de Derecho no tienen sitio en la UE, pero la mayoría de los eurodiputados que escuchaban al presidente de la Comisión Europea, comentaban después que se refería a Polonia y Hungría, los dos problemas que más inquietan hoy a las instituciones europeas. ¿Y Cataluña?, preguntan los españoles a los representantes de esas instituciones para intentar averiguar cómo respiran. Y la respuesta es unánime: se trata de un problema que España tiene que resolver.

El desafío separatista se ve en la UE como un problema que España tiene que resolver

En Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo preocupa poco Cataluña porque no es miembro de la UE ni lo va a ser. ¿No lo va a ser? No, también es unánime la respuesta. En primer lugar porque si pertenece a la UE es porque forma parte de España. Segundo, los tratados de la Unión obligan a cumplir determinadas normas para formar parte de ese colectivo, y además no acepta a quienes de forma ilegal han proclamado su independencia. Y tercero y no menos importante: un nuevo país, además de cumplir los requisitos que marcan las leyes y normas europeas, necesita la aceptación unánime de los países miembros. Y España no va a aceptar la adhesión de Cataluña.

Terricabras, el eurodiputado de ERC, negoció con su grupo parlamentario la intervención en el pleno sobre el debate de la Unión y le correspondió un minuto de tiempo. Quería a toda costa que la palabra Cataluña fuera pronunciada en la Cámara, y quería también una manifestación pública de Juncker en la réplica. Por primera vez desde que ocupa escaño se dirigió a la Cámara europea en castellano, no en inglés como hace habitualmente. Tras él habló González Pons, que forma parte de la media docena de eurodiputados españoles que pisan fuerte en el Parlamento Europeo, no más. Pons se refirió a la comunidad española en la que no se respeta la ley ni la Constitución, pero se guardó muy mucho de pronunciar la palabra que los independentistas pretendían que se escuchara en esa importante sede. A Terricabras sólo la quedaba la esperanza de que Juncker le respondiera… pero cuando no había llegado a dos minutos la réplica del presidente de la Comisión abandonó el hemiciclo dolorido por un ataque de ciática. Él mismo se había disculpado por no hablar desde el atril, por si se veía obligado a sentarse. No pudo hacerlo, el dolor fue tan agudo que renunció a seguir hablando y abandonó el hemiciclo para ser atendido por los servicios sanitarios.

EL REPARTO DE ESCAÑOS

En la UE que ha dado la espalda a los independentistas catalanes -no a los que sienten españoles y respetan la Constitución- preocupan Polonia y Hungría como se ha apuntado y preocupa el Brexit, con las negociaciones estancadas porque los negociadores británicos no acaban de presentar propuestas concretas a los tres asuntos que formaban arte de los asuntos que se debían negociar en la primer fase: el dinero que debe pagar el Reino Unido para abandonar la UE, las fronteras -importa mucho lo que pueda ocurrir con la de Irlanda e Irlanda del Norte, y bastante menos la de Gibraltar porque dan por hecho que a corto plazo habrá que hablar de soberanía pues en caso contrario no sobrevivirá el Peñón- y la inmigración.

La sensación generalizada es que se va a prorrogar el plazo de negociación por lo menos un año, pero no indefinidamente. Lo que significa que se celebrarán elecciones europeas con el Reino Unido todavía dentro de la UE. Y eso sí que centra todas las conversaciones entre los eurodiputados de los diferentes países, no el futuro de Cataluña.

No se permitirá celebrar elecciones en un país que negocia su salida, se prorrogará el mandato de los actuales eurodiputados británicos hasta que se concrete la fecha en la que el Reino Unido deje de ser miembro de la UE. Asunto de máxima atención en todas las instancias, incluso más allá de la comisión constitucional, que es la que debe decidir sobre ese asunto. Sin que todavía se sepa qué solución se va a adoptar, sorprende que distintos países miembros hacen ya las cuentas sobre cómo se pueden repartir los escaños británicos. A España le corresponderían cuatro… pero previamente hay que saber si lo que decide la comisión constitucional es ese reparto.

¿LES SUENA?

A cualquier español interesado en saber qué ambiente se vive en la UE respecto a Cataluña, la forma en la que se está abordando el Brexit le puede dar muchas pistas.

En el Reino Unido es rara la semana en la que un político, una asociación, una fundación, un ex político -incluso ex primer ministro-, un analista de prestigio, un Gobierno regional o un medio de comunicación, no aporte sugerencias para impedir el Brexit, desde un nuevo referéndum hasta fórmulas de asociación con la UE que permitan irse a medias, o irse para cumplir el mandato del referéndum pero sin que realmente se trate de un abandono total. Sin embargo, lo que se advierte en un número relevante de cargos europeos es el hartazgo respecto al Reino Unido. Uno de esos cargos relevantes llegó a confesar que con el Brexit se acababa la situación de tener permanente dentro de la UE un "tábano" que cuestionaba todas las decisiones, pretendía siempre imponer su criterio, aceptaba las normas y reglas a conveniencia, no se había sumado al euro y buscaba siempre una posición de ventaja respecto a los demás países miembros. ¿Le suena?

Por otra parte, el punto de negociación que utilizan con más virulencia los partidarios del Brexit para demostrar el "mal trato" que recibe el Reino Unido por parte de la UE es el dinero, lo que cuesta la pertenencia a la UE y lo que reciben los británicos y, por supuesto, se niegan a pagar lo que les corresponde por los compromisos adquiridos como miembros de la UE, y que son de obligado cumplimiento. ¿Les suena?

Algunos de los eurodiputados británicos que siguen atentamente el trabajo del equipo de David Davis, el jefe de la delegación negociadora del Reino Unido, parecen más próximos a lo que defiende el equipo del francés Michel Barnier, jefe de la delegación negociadora de la UE, porque se sienten profundamente europeístas y no pierden la esperanza de que la situación sea reversible, aunque confiesan que a medida que pasa el tiempo se dan cuenta de que es difícil que suceda, no porque haya incrementado el número de británicos partidarios del Brexit, sino porque se ha incrementado el número de europeos que ya no ven mal la salida del Reino Unido aunque conocen perfectamente las repercusiones económicas de esa salida ¿Les suena? Por cierto, algún eurodiputado británico ha solicitado ya la nacionalidad irlandesa y un número considerable de los 2.000 funcionarios británicos que trabajan en las instituciones de la UE han pedido la nacionalidad de sus cónyuges. ¿Les suena? Por no hablar de que en los pasillos de esas instituciones se habla con naturalidad de las empresas británicas que tienen todo planificado para cambiar de sede en cuanto se produzca la salida de la UE. ¿También les suena?

El objetivo de Puigdemont de internacionalizar el procés ha sido un fiasco. No ha tenido más eco que algunas páginas en medios de comunicación extranjeros, en muchos casos pagados por la Generalitat. Pero donde más se advierte el fracaso de ese objetivo es, sin duda, en la Unión Europea, cuyas puertas se han cerrado a cal y canto a una Cataluña que se proclama independiente sin ningún respeto a las leyes ni a la Constitución.

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