Crítica de Música

Divertimentos ilustrados del clarinete

El estadounidense Eric Hoeprich es uno de los grandes pioneros en el rescate de los clarinetes históricos (e instrumentos cercanos). Vino a Sevilla para hacer un breve repaso por la infancia y juventud de tres instrumentos: el chalumeau, nacido de la flauta dulce para potenciar sus dinámicas y ampliar su registro; el propio clarinete, derivación del chalumeau, con el que coexistió; y el cornodi bassetto, un tipo de clarinete tenor en fa que perfeccionó y refinó Theodor Lotz, el constructor que trabajando estrechamente con Anton Stadler y Mozart permitió el desarrollo de instrumentos para los que el compositor salzburgués escribiría sus grandes obras clarinetísticas.

Si el chalumeau existía desde las dos últimas décadas del siglo XVII, el clarinete es un invento de principios del XVIII, por lo que su primer desarrollo está muy vinculado al mundo de la Ilustración y al paso del universo barroco al del Clasicismo. Se empleó en acompañamientos de óperas y oratorios, pero también en conciertos y en diferentes combinaciones camerísticas, casi todas marcadas por el diatonismo, el equilibrio, la simetría y la ligereza del estilo galante y preclásico. Todo el recital de Hoeprich y los Solistas de la OBS se movió en este registro.

La primera parte estuvo dedicada al chalumeau (presentado en diferentes tamaños y afinaciones) en obras de Hasse, Graupner y Telemann de combinaciones tímbricas singulares. Interpretaciones comedidas en materia de contrastes, claras y limpias, con un fagot de extrema agilidad, un violín que aportó un punto de mordiente y acidez a la obra de Telemann, de tiempos lentos acaso demasiado severos, y un bajo continuo que ejerció más de abrigo que de segunda piel de la parte solista.

Admiró Hoeprich por la flexibilidad de su sonido, especialmente redondo con el afectuoso timbre del corno di bassetto en un Divertimento de Mozart (para dos cornos y fagot; el original es para tres cornos) de elegancia y gracia superlativas. En el Trío de Devienne se explota el registro alto, trompetil, del clarinete primitivo, mientras que a la obra de Johann Chistian Bach las dos trompas le otorgaron un sentido de gravedad que no desmintió su carácter de divertimento.

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