Montequinto: Con música de Vivaldi entre dos identidades

Metrópolis

Cercanías. Con cuatro estaciones de Metro, este barrio de Dos Hermanas se ha 'hermanado' con Los Remedios, Nervión y Amate. Un núcleo joven con una población dinámica que triplicó la oferta de institutos y tiene cerrado su multicines

Urbanización Torres de Abril, en la Avenida Madre Paula Montalt, donde está el colegio Gloria Fuertes.
Urbanización Torres de Abril, en la Avenida Madre Paula Montalt, donde está el colegio Gloria Fuertes. / Reportaje Gráfico: José Ángel García
Francisco Correal

19 de marzo 2017 - 02:33

Un servicio de Metro con una sola línea es como un bingo con una línea. Es imposible cantar Bingo. A Montequinto le tocó la lotería con el Metro. Cuatro de las 22 paradas, casi una quinta parte, están situadas en un barrio que paga los impuestos y recibe los servicios en Dos Hermanas pero en la Ciudad del Metro (Metrópolis al revés) está hermanado a barrios como Los Remedios, Nervión o Amate. Si quieren que les toque la lotería, junto a la parada de Metro está la administración Doña Carmen.

Se oye el bullicio infantil en el recreo del colegio Gloria Fuertes. Lástima que les coja de vacaciones en julio el centenario de la escritora que más pensó en los niños. Se oyen las campanas en la iglesia de Nuestra Señora de Los Angeles, titularidad que bendijo Carlos Amigo Vallejo el 12 de abril de 1997, pronto hará veinte años. El Sábado de Pasión saldrá por primera vez en procesión la Virgen del Pilar y Mayor Dolor. "Es una barriada con mucha religiosidad y al mismo tiempo muy secularizada", dice Francisco Javier Nadal Villacreces. El cura párroco acaba de llegar, como quien dice. A su predecesor lo destinaron a Santa Catalina y San Román. Cuando califica a Montequinto de ciudad-dormitorio sabe de lo que habla. Nació dos semanas antes de la muerte de Franco en Clamart, en las afueras de París. "Mis padres eran emigrantes, mi madre trabajaba de sirvienta en una casa, y se conocieron en la misión española de los Claretianos". Los padres del cura se llamaban Jesús y María. Antes de Montequinto fue diácono en Pino Montano, párroco en Brenes y Peñaflor y escala en el Seminario Menor de San Juan de Aznalfarache. Como cada tercer miércoles de mes, María, Mila, Esperanza y Rocío acuden como voluntarias de Cáritas. Toñi lleva la voz cantante en el reparto de frutas y verduras a los más necesitados.

Frutas y verduras buenas las que vende Ramón Aguilera Vargas. Su padre es primo hermano del Nano de Jerez, que vive en la barriada -"igual que las Soles, Juani de los Cantores y Antonio Canales hasta que se fue a Madrid"- y su madre prima hermana de Juan Peña el Lebrijano. "Yo nací en Lebrija, pero llegé a Montequinto hace cuarenta años. No había teléfonos, sólo una cabina, ni taxis". Protesta porque el Ayuntamiento nazareno no cumplió la cláusula de no permitir fruterías a menos de doscientos metros de la plaza de abastos. "Pusimos el aire acondicionado, esto era una bóveda de cristal y había lipotimias, la gente se desmayaba".

El mercado de Montequinto abrió sus puetas el 4 de marzo de 1992. Candy celebró trabajando las bodas de plata. "Aquí puede comprar usted el mejor precocinado casero de Montequinto y de toda Sevilla", dice Candy, que contrató a su marido, Antonio Bustos, Charli para sus amigos, cuando cerró Diario 16 Andalucía. "Lo contraté y cuando llegó a la edad lo jubilé. Ahora estará tan ricamente en la piscina". Las delicias se llaman san jacobo, huevos bechamel. En Recovas Candy tiene la ayuda de Javier Bustos, el hijo del nadador.

A Ramón también le ayuda su hijo Francisco en la frutería. Se casó con 17 años, su primer matrimonio le duró 22 años, habla maravillas de la madre de sus dos hijos mayores, y lleva 21 años con el segundo, el que sellaron con el nacimiento del pequeño, "el único aficionado a los caballos, mi gran pasión". Ramón es el alma de la velá y la romería de Montequinto. "Yo no soy eclesiástico, pero digo viva la Blanca Paloma".

De Montequinto a Sevilla. Exactamente de Torrequinto. Del estudio de Sebastián Santos en esta sector de la barriada de Montequinto salieron las estatuas de Manolo Caracol, Curro Romero, Cayetana de Alba, Juan de Mesa y Blas Infante. Un artista sevillano de la calle Santiago, "allí tenía el estudio mi padre", que vive feliz en la cercana lejanía y mandó la réplica de personajes tan ilustres que ahora lucen en la Alameda, la Maestranza, los Jardines Cristina, la plaza de San Lorenzo o el kilómetro 4 de la carretera de Carmona. "Vengo a por gurumelos". "Delicia del campo", les llama Ramón.

"Aquí se vive muy bien. No hace falta ir a Sevilla ni a Dos Hermanas para nada", dice Candy. De Condequinto a Olivar de Quintos, que suena a conde-duque de Olivares, cuatro estaciones de Metro. La primera conectada con Alcalá de Guadaíra con la línea de autobuses M-123 y con Dos Hermanas a través de la M-133. Antonio Conde sale por la estación de Montequinto. "A Dos Hermanas sólo voy para las gestiones oficiales. A Sevilla, con el Metro, vamos a pasear, a comer algo, de compras. La única pega que le pongo es que cierra demasiado pronto". Lleva cuarenta años viviendo en Montequinto y se dedicaba hasta su jubilación a la gestión de empresas.

Antonio Cano es de Priego de Córdoba y lleva más de treinta años dando clase de Lengua y Literatura en el IES Hermanos Machado de Montequinto, pero no vive en la barriada. "Antes era el único, ahora hay tres institutos". Compañeros suyos tuvieron entre el alumnado a Sergio Rico, ídolo local del barrio que por culpa de Shakespeare, indigesta clase de Literatura, no puede compartir el podio con otros cancerberos como Ter Stegen, Oblak o Keylor Navas. Ramón Aguilera, el sobrino de Nano y el Lebrijano, dice que también viven en la barriada el bético Bruno y el sevillista Carriço.

El profesor de Lengua y Literatura ha parado muchas veces en uno de los bares con más vitalidad del barrio. Los Caminantes está a tope a la hora del aperitivo. Abrió las puertas en 1994, la misma década en la que se inauguró el mercado y monseñor Amigo bendijo la parroquia. Dice el encargado que el nombre se debe a los Caminantes de Julio, un colectivo de vecinos que cada año, en ese mes, el mismo en el que se cumplirá el centenario del nacimiento de Gloria Fuertes, van caminando desde el Cachorro hasta el Rocío. Tienen hasta un equipo de fútbol cuya camiseta, que comparte espacio en el bar con las del Betis, Sevilla y Madrid, son parecidas al Inter de Milán.

Todo es quinto en Montequinto. Edificio Metroquinto, Informática Microquinto. Urbanización Puertaquinto, con unas casas de tejado triangular que parecen de Hansel y Gretel. Polígono Industrial Fuentequintillo. El más sorprendente es el Cine Quinto. Un multicines ambicioso con previsión de diez salas. Diez carteles vacíos y dos con la palabra Próximamente. "Lleva muchos años cerrado", dice una empleada de la pastelería San Rafael. Cerraron las puertas del cine y abrieron las del campo, que rodea a babor y estribor este barco perdido enmedio de la nada.

Junto a la estación Europa está el bar Metro. Dos palabras a las que unió para siempre François Truffaut. El cineasta que triunfaba en París cuando en 1975 nació el hijo de Jesús y María en las afueras de la Ciudad de la Luz, el sacerdote que vivió en pueblos de Sevilla su particular Diario de un cura rural. Vio la película y se apunta como tarea la lectura de la novela de Bernanos.

En la estación Pablo de Olavide los vagones se quedan casi vacíos. Como en Argüelles cuando se bajaban los viajeros que acudían a la Ciudad Universitaria. El censo de viajeros merma y envejece. En la parada de Cocheras, el Metro emerge a la superficie y sube una rampa que recuerda a la del Iguazú en Isla Mágica. El jueves se inauguró en Montequinto la Feria del Libro. En el rótulo de sus centros escolares hay una apuesta por la lectura: Hermanos Machado, juntos como en La Lola se va a los puertos, Gloria Fuertes o Giner de los Ríos, que celebra jornadas de puertas abiertas.

Como en cualquier otro sitio, hay Doner Kebab, Burger King u Take Away Sushi. Uno de los edificios más antiguos lleva el nombre de Torres de Abril para los vecinos que cojan el Metros y puedan bajarse en cualquiera de los dos destinos donde ha tenido su sede la Feria de abril: El Prado o Los Remedios. Como si el Metro lo hubiera diseñado el alcalde Juan Fernández Rodríguez García del Busto que aprobó la mudanza de tubos y pañoletas. Junto a las Torres de Abril está el bar La Boticaria, nombre de la hacienda en la que se alojó en su visita a Sevilla, inquilino de su jaima, el libio Gadaffi.

La única Giralda de Montequinto, además de sus edificios civiles, es el cimborrio de la parroquia Nuestra Señora de Los Angeles y San José de Calasanz. A Montequinto pertenecen los Escolapios, los introductores del voleibol en Sevilla. Tiene razón Candy, la virtuosa del bechamel: Montequinto es autosuficiente. Tiene de todo. En tiempos, dice el frutero, venía gente de la capital a por fruta, "de Su Eminencia y del Cerro del Águila". Y hay gente de Sevilla que va a Montequinto al dentista. "El dentista me puso el diente y sonreí por primera vez", lee el viajero del Metro antes de cerrar el libro Cuentos Orientales de Joaquín Dholdán.

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