Premio XI Manuel Clavero

Por Eduardo Saborido y por todos sus compañeros

Por Eduardo Saborido y por todos sus compañeros

La celebración de la XI edición del Premio Clavero se convirtió la noche del lunes no sólo en un merecido homenaje galardonado, el sindicalista Eduardo Saborido, sino también  en un reconocimiento a la Transición y a todos aquellos que la hicieron posible, inaugurando para España el que sin duda ha sido y es el periodo más próspero y fecundo de la historia contemporánea española. El propio Saborido, en su emocionante y sentido discurso, hizo hincapié en la idea, ya expresada en la entrevista que le concedió a Diario de Sevilla cuando se anunció la concesión del premio, de que la Transición fue una auténtica “revolución política” en la que las clases trabajadoras tuvieron un papel destacado. No lo dijo cualquier persona, sino uno de los dirigentes más destacado de “las Comisiones Obreras”, el hombre que sufrió la persecución y la cárcel durante el franquismo por defender las libertades sindicales y políticas. Saborido manifestó sentirse especialmente orgulloso de su participación en la lucha contra la dictadura franquista, sin ocultar “las terribles consecuencias y penalidades que pasamos por ello”.

Uno de los momentos más emocionantes de la noche fue cuando recordó a su mujer, “la Carmela”, ausente por enfermedad, y la lucha que llevó a cabo, junto a las esposas de otros de sus compañeros, para conseguir su libertad tras sus encarcelamientos en el llamado proceso 1.001, que en pleno tardofranquismo sentó en el banquillo a la cúpula de CCOO. Saborido, que resultó condenado a 20 años de cárcel, tuvo especiales palabras de gratitud al rey Juan Carlos I, quien prácticamente inauguró su reinado firmando el indulto de los condenados en el 1.001 que aún quedaban en la cárcel, el 25 de noviembre de 1975.

Eduardo Saborido se sintió, asimismo, especialmente satisfecho por su contribución a la “construcción, desarrollo e implantación del sindicalismo en nuestro país, como forma vertebrada de reivindicar y negociar las condiciones de los  trabajadores”. Finalmente, reivindicó su participación en la articulación, elaboración y defensa de la Constitución, “que marcó un antes y un después en la política española y, lo más importante, en la convivencia entre españoles. Para mí aquello fue una auténtica revolución política”. Para los posibles amnésicos, Saborido recordó lo que significó la Transición: “Estábamos en una época terrible llena de oscuridad y, en apenas un año, pasamos a la ilusión y podíamos opinar libremente, hacer huelgas... Esto no se ha valorado bien”, dijo en una clara alusión a los que hoy ponen en entredicho aquel proceso histórico.

El conductor del acto y presidente del jurado, el periodista Ignacio Martínez, reivindicó a Saborido como un “genuino representante de la generación de la Transición”, junto a otros como  Francisco Acosta o Fernando Soto. “Este es un premio a un hombre y una generación, pero también al sindicalismo libre”, aseguró. Con cierta ironía, Martínez recordó como la ficha policial de Saborido en la Brigada Político y Social del franquismo no podía ocultar la admiración por un hombre del que se destacaba su formación intelectual, su capacidad para generar ideas y sus liderazgo de masas. El periodista, que calificó al premiado como “orgullo de la ciudad”, recordó los principales hitos de su vida: sindicalista en la fábrica sevillana de Hispano Aviación y represaliado por la lucha antifranquista;  secretario general de CCOO de Andalucía y miembro del Comité Central y del Comité Ejecutivo del PCE; diputado del PCE por Sevilla (aunque abandonó el Congreso de los Diputados pocos meses después de ser elegido para centrarse en la lucha sindical), diputado del Parlamento de Andalucía y militante de Izquierda Unida; Medalla de Andalucía en 1998...

Entre las muchas autoridades que asistieron al acto –que contaba con el patrocinio de la Fundación Persán– destacaron el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, y la del consejero de Presidencia, Antonio Sanz. El primero  defendió el legado de Manuel Clavero Arévalo como “defensor de la igualdad. Porque los andaluces no queríamos, ni queremos, ser más que nadie. Pero tampoco merecíamos, ni merecemos, ser menos que nadie”, dijo en una clara alusión a la situación política acual. De Saborido, destacó el ser “un luchador incansable por la democracia y la Transición política”, así como su labor en la fábrica Hispano Aviación, donde Saborido “no sólo hacía aviones, sino que fue forjando su carácter de sindicalista libre”.

Por su parte, el consejero de Presidencia se sumó a la reivindicación de la figura de Clavero, “porque apostaba por la igualdad entre todos los territorios, por unir y no por separar”. También con la actualidad española presente, recordó la condición de Saborido como “figura clave de la Transición” y defensor de la Constitución de 1978, la que “unos cuantos están dispuestos a mancillar”. No dudó en hacer un paralelismo: “Manuel Clavero y Eduardo Saborido tienen varias cosas en común: su valentía y su amor por esta tierra. Ambos asumieron riesgos y tomaron decisiones muy importantes para abrir sendas de futuro en beneficio de Andalucía”. En el plano personal, describió a Saborido como una “persona alegre, carismático, humilde y agradecido”, y es cierto que el premiado hizo gala de estos adjetivos durante toda la velada.

El presidente del Grupo Joly, José Joly, destacó también el papel “destacado sobremanera” que jugó Saborido durante los años previos de la transición, “contribuyendo con su compromiso a que ésta se realizara de una manera ejemplar”. En este sentido, hizo hincapié en que “premiándolo a él se premia también a la generación que hizo posible la Transición”. José Joly hizo, asimismo, una reivindicación de la Constitución del 78 desde el periodismo libre. “Quienes la cuestionan o menosprecian no saben conocer ni la historia de España ni lo que supone haber disfrutado de más de 40 años de convivencia pacífica y prosperidad”, concluyó.

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