laboral
  • Invisibles hasta en las promesas políticas, los parados sénior hacen frente a un horizonte de desempleo de larga duración, bajo el peso de cargas familiares y cotizaciones hundidas

Mayores de 55: Los fantamas de la cola del paro

Oficinas del SEPE en Batallones de Marina en San Fernando. Oficinas del SEPE en  Batallones de Marina en San Fernando.

Oficinas del SEPE en Batallones de Marina en San Fernando. / Julio González

Escrito por

· Pilar Vera

Redactora

Si lo comparamos con ese agujero negro que es el desempleo juvenil, no parece tanto: mientras que la franja de los 20 a los 24 arroja un robusto 33, 6% de desempleo en Andalucía, la de los séniors, los mayores de 55 años, se situaba en el 17% en los datos del paro del primer trimestre del año. La cifra, no obstante, no es tan limpia: en el último tramo, hay una gran masa que no detecta la búsqueda activa de empleo, simplemente, porque no están en el radar. Han salido del escenario.

La Encuesta de Población Activa (EPA) del mismo periodo arrojaba un total de 564.000 desempleados mayores de 55 años: de ellos, 300.000 eran mujeres. Y es que, como en tantas cosas, la cuestión se agudiza si entra en juego el parámetro del sexo:si en Andalucía la tasa de desempleo de los varones en esta franja de edad se coloca en un 14, 2, entre las mujeres llega al 20,2.

Los parados sénior resultan, sin embargo, invisibles en los análisis, y en general, en las promesas electorales, aunque su escenario puede mutar con facilidad en una tormenta perfecta: son carne de cañón de paro de larga duración, suelen tener cargas familiares o financieras y el desempleo –y/o los ingresos en negro, los contratos esporádicos o las colaboraciones– fosfatina sus futuras cotizaciones. El panorama de los jóvenes es de todo menos fácil pero, al menos, juegan con la carta extra de un puñado de años en la manga:“Tienen algo de tiempo y capacidad de adaptación, y teniendo tiempo tiene uno casi todo”, apunta Joaquín Castillo. Para el responsable de la Secretaría de Empleo de CCOO, que el grupo de parados de más edad sea un colectivo bastante invisibilizado es consecuencia, entre otras, de la preeminencia de la “juventud como valor absoluto:este parece un mundo en el que todos somos guapos, altos, no hay enfermedad, ni vejez. Ese sesgo está en la selección. Pero en el sindicato –continúa–, hacemos un análisis marxista de la situación, y un salario de un joven en teoría es más barato que un salario sénior. El plus que pudiera tener, que es de recursos, la capacidad de solucionar problemas y el conocimiento profundo del trabajo no importan, porque en España, en general, al empresario no le pesa tanto la calidad en el trabajo. Cuando si algo hay valioso en una empresa es el capital humano”.

“Ahora se ha puesto de moda hablar en términos de conflicto generacional –comenta Guillermo del Valle, abogado laboralista y voz principal de El Jacobino–. Es tramposo, igual que es tramposo decir que o salarios, o pensiones, que todo no puede ser. Pero el conflicto real sigue siendo el clásico entre capital y trabajo. Y luego, no puedes invisibilizar y hacer que a los 55 años no tengas posibilidades reales de reincorporarte al mercado laboral e ir proclamando que nos jubilaremos a los 75”. Por no hablar de lo perverso de un sistema laboral en el que “hasta los 38, con suerte, no me puedo permitir una mínima estabilidad, y a los 48 ya soy mayor”.

La galopada en el paro del último tramo de edad se produjo en la crisis de 2008

Quizá les extrañe saber que hubo una época –allá en el otro paradigma, queridos– en que uno acumulaba años y seguridad laboral. En una fecha como 1980, también un periodo duro a nivel de desempleo –y cuándo no–, la cifra de parados “añosos” según la EPA era de 83.000 personas. La diferencia no se explica ni con el aumento poblacional. La galopada la trajo la crisis del 2008: desde entonces, el punto más bajo de desempleo en el tramo ha estado en 497.000 personas.

Vivimos una época en la que está cambiando todo lo que antes era un valor: la veteranía, la estabilidad, el tipo de referente. Ya nada es fijo”, reflexiona Joaquín Castillo, recordando esa escena del ingeniero cincuentón en la cola del paro en la crisis del ladrillo de El ingeniero que no sabía bailar. “Aun así –señala– habría que ver a muchos de nuestros dirigentes si, de repente, se vieran en el SEPE con las competencias que tienen”.

Para Guillermo del Valle, ha saltado por los aires el pacto capital-trabajo que había en la posguerra y ahora estamos en un “mercado de trabajo überizado, en el que mucha gente directamente es desechable. Adáptate. Adáptate, ¿a qué?”.

“El lapso formativo y de adaptación se va a incrementar en los próximos años –advierte el economista Javier Fernández, para el que la actualización laboral resulta fundamental–. Los avances tecnológicos nos sitúan ante un cambio de era, y a la gente de mediana edad nos pilla con la mentalidad de nuestros abuelos. Los jóvenes de ahora no pueden comprarse una casa, pero tienen otras opciones de vida, viajan más, por ejemplo. Es diferente. Luego veo que estamos afrontando problemas de productividad y organización pero queremos trabajar cuatro horas al día. Todo el sistema va tener que reorganizarse. Muchos de los séniors no han sabido adaptarse ni ir formándose:algo que es tanto responsabilidad del trabajador como del sistema. Venimos de la cultura de nuestros padres, en que un trabajo era para siempre, y esto no es así. A los españoles, esto nos cuesta mucho”.

Joaquín Castillo, CCOO: "Habría que ver a muchos de nuestros dirigentes, con sus competencias, en la cola del SEPE"

Fernández apunta, además, que hay datos referentes a los parados de más de 50 años que pueden resultar engañosos: hay muchos ERE con jubilaciones forzadas –en los últimos años, Telefónica, Endesa, la banca... – "con muy buenos pagos, que pueden distorsionar la realidad”.

El gerente del Colegio de Economistas destaca también las campañas que se están realizando dentro de algunas empresas para captar talento sénior por su “resiliencia” , y pone ejemplos como el del peso relativo de la Inteligencia Artificial a la hora de pillar los matices de las relaciones sociales, crear un ámbito de confianza, escuchar más allá de lo evidente... De hecho, el primer trimestre del año vio una subida histórica de los mayores de 55 años que encontraban un puesto de trabajo.

Por supuesto, otra cuestión de la que hablar es el tipo de empleo: “Un tramo final de desempleo e intermitencia te destroza la cotización final, con unas pensiones lamentables –indica Guillermo del Valle–. Así tenemos a mucha gente que se da de alta en autónomos, al menos, para tener algo. Esto hay que analizarlo a nivel global: al Estado social cada vez le cuesta más llegar y las ayudas son parches. Podemos tener un debate teórico sobre Renta Básica o trabajo, o las dos cosas, pero lo cierto es que no tenemos ni una cosa, ni otra. Esta economía abierta, digital y tecnológica, que por supuesto nos facilita la vida, va a arrastrar sin remedio a mucha gente que no pueda reciclarse e igual la transición se lleva a tres generaciones”.

Frente al paro sénior, la edad de jubilación va alargándose aunque sea incompatible con ciertas actividades. Frente al paro sénior, la edad de jubilación va alargándose aunque sea incompatible con ciertas actividades.

Frente al paro sénior, la edad de jubilación va alargándose aunque sea incompatible con ciertas actividades. / Biel Aliño/Efe

Para Joaquín Castillo, es el Estado el que tiene que estar pendiente porque “si se encuentra con gente que no tiene una pensión contributiva, no puede dejarla tirada, hay que tener un plan b: ocurre que en nuestro país no se trabaja a largo plazo. Quizá confiamos demasiado en la clase gobernante a la hora de anticiparse a los problemas, porque está claro que van a desaparecer unos trabajos y aparecer otros, y a eso el asalariado se tiene que adaptar, y por eso la importancia de la formación. Un ejemplo es que aquí en Andalucía nos hemos tirado siete u ocho años sin formación para el empleo”.

Formarse como si no hubiera un mañana –que lo mismo– en el país de la jornada partida, récord de horas extra no cotizadas y conciliación imposible. Lo de que podemos ser héroes está muy bien en labios de Bowie.

“La formación y la responsabilidad -apunta el activista gaditano Lorenzo Jiménez-, forman parte de los mantras que se crean para culpabilizar al individuo”.

“Qué cosa más curiosa –continúa Guillermo del Valle– esa de la exigencia sobresaliente, de adaptación y tal cuando el rango salarial más común está entre 1.100 -1.400 euros y, con eso, en muchos sitios no llegas ni a una casa”. Sin olvidar el suculento detalle de que nuestro país es uno de los que reúne más puestos sobrecualificados.

Del Valle subraya, además, la falacia de la libre elección cuando “la amplia mayoría de la población no tiene casi ningún poder de negociación. Un albañil de 50 años está fuera de juego tras las sucesivas crisis, dime tú a mí qué poder de negociación tiene. Mucha palabrería de adaptabilidad, soft skills, multitarea, todo lo que quieras. Tienes que saber 40 cosas y, si no, eres un fracaso de personas mientras ves que no tienes las condiciones de vida más elementales cubiertas”.

Guillermo del Valle, laboralista: "La responsabilidad individual es la clave de bóveda de la crueldad del edificio"

Para el laboralista, la de la responsabilidad individual es la “clave de bóveda de la crueldad del edificio: no encuentras trabajo porque no te has formado suficientemente, no te has adaptado, no te has esforzado. Que además, entra en una contradicción brutal con el sistema de educación devastado por las redes concertadas-privadas, que expulsa a gente con títulos hinchados a un mercado laboral brutal en el que la fuerza de trabajo funciona por regurgitación”.

Para Javier Fernández , una opción de choque para evitar, tanto la hemorragia de empleo por falta de adaptación como el debilitamiento del Estado del Bienestar, sería procurar a los desempleados con perfil de larga duración (muchos de ellos, sénior) la seguridad de casa, alimentación y 15.000 euros anuales para gastos durante cinco años, bajo el compromiso de formarse en “programas de reactivación serios, impartidos desde la administración, y enfocados a sectores estratégicos. El compromiso de la cosa pública estaría en hacer todo lo posible para que esa persona se reincorpore al mercado de trabajo”. Un modelo muy británico, reconoce, en la línea de penalización de no aceptar ofertas de empleo:“A veces –continúa Fernández– , la legislación bonifica el no trabajar. Un ejemplo;trabajo a media jornada por 800 euros. Si me dan una ayuda de 450 para mayores de 52, puedo pensar que me quedo en casa y en diez años tengo una pensión de 1.300”.

Desde luego, quien está en paro, subraya por su parte Lorenzo Jiménez, lo que quiere es trabajo:“Pero claro que hay casos en los que la gente dice que no. Por ejemplo: te ofrecen un puesto en hostelería en el que te tienes que desplazar, con unos horarios difíciles, por 500 euros y quince días y no tienes con quien dejar al niño. ¿Qué haces?”.

Lorenzo Jiménez, activista: "Te ofrecen un puesto por 500 euros y 15 días, con desplazamiento, y no tienes con quien dejar al niño, ¿qué haces?"

Para Jiménez –que fue también candidato a la alcaldía gaditana el pasado 28M con la iniciativa Justicia Social, el tema de la responsabilidad personal escuece en lugares como la Bahía de Cádiz, “zonas deprimidas a causa de políticas llevadas a cabo intencionadamente y en las que, si no hay empleo para jóvenes, para mayores es casi imposible, cuando hay gente que se encuentra en situaciones tales que no pueden recoger las ayudas a mayores de 52 años. En ese recorrido, se quedan muchas personas por el camino, con falta de recursos hasta para comer. Todo esto se afronta con gran resignación, porque se dice que es lo que hay”.

“En casos así –prosigue–, las administraciones tienen que intervenir, no se puede dejar el empleo en manos de la empresa privada, y existen recursos suficientes a nivel nacional para poner medios con los que paliar estas situaciones, aunque sea de forma temporal. El tema de los cuidados de personas mayores, por ejemplo, tiene una gran demanda y no se atiende. O alternativas para la industria del metal en la Bahía a través las renovables. U oportunidades en el campo, con la prevención de incendios”.

Al contrario de lo que muchas veces se dice, el poco espacio de la política municipal para actuar a nivel laboral, Jiménez piensa que, desde lo local, “se puede demandar a las administraciones y redistribuir los presupuestos. Con o dos tres millones destinados a lo laboral en un ayuntamiento como el de Cádiz, por ejemplo, que puede asumirlo, habría una gran diferencia. Aunque lo laboral no sea directamente tu competencia, es tu responsabilidad”.

Guillermo del Valle también se cuestiona cuáles son las opciones reales en un escenario de desindustrialización feroz: “¿El bitcoin, el emprendimiento? El del emprendimiento, ser tu propio jefe y demás entra dentro de la mitología neoliberal del si quieres puedes que conecta muy bien con la mentalidad Paulo Coelho. Cuando el 70-80 por ciento de la riqueza es de origen: no hay movilidad alguna”.