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Sucesos

Una pelea en Segunda Aguada acaba con un fallecido por una puñalada

  • La Policía Nacional detiene a tres hombres por su presunta implicación en los hechos. Hoy prestarán declaración en sede policial.

Una reyerta en la avenida Segunda Aguada en la que estuvieron implicadas varias personas se saldó con la muerte de Sebastián M. G., de 41 años de edad, tras recibir una puñalada por la espalda con un cuchillo de grandes dimensiones. 

 

El fatídico final de esta pelea se produjo a primeras horas de la madrugada de ayer. Poco antes de las dos de la mañana, una llamada a los servicios sanitarios  avisó de que un hombre se encontraba tumbado en el suelo ante el número 24 de la avenida Segunda Aguada. Poco pudieron hacer los efectivos que se desplazaron hasta el lugar de los hechos, ya que sólo les dio tiempo de certificar su muerte. 

 

La rápida actuación de la Policía Nacional dio sus frutos en pocas horas con la detención de tres personas por su presunta implicación en el fallecimiento de Sebastián M. G.. Dos de ellas, M.R.T. y D.R.T., de 39 y 33 años, respectivamente, son dos hermanos que son conocidos en el barrio del Cerro del Moro. De hecho, fueron localizados por los agentes en la vivienda en la que residen en la calle Lepanto, según señalaron fuentes cercanas a la investigación. Ambos presentaban heridas por arma blanca por su participación en la pelea y son los presuntos responsables de la puñalada mortal. 

 

Estos dos hombres se enfrentaron a la víctima y a otro varón, que responde a las iniciales J.M., de unos 40 años de edad, que también fue detenido por efectivos del Cuerpo Nacional de Policía  y vive en el entorno de Segunda Aguada. En este caso, su detención se debe a su participación en los hechos como posible autor de las heridas de las otras dos personas. 

 

Con todo, todavía queda por aclarar los motivos que llevaron a la trifulca en la que se vieron inmersos estos cuatro hombres. Durante la jornada de ayer, se tomó declaración en la Comisaría Provincial a los testigos de la reyerta para poder determinar la cronología y el origen de este suceso. 

 

No será hasta el día de hoy cuando se haga lo propio con las tres personas detenidas. Ante esto, lo más probable es que estos tres varones no pasen a disposición judicial hasta mañana. 

 

Esto en cuanto a la información oficial, la extraoficial, la que aportan los vecinos del barrio y la rumorología, inundaba en la jornada de ayer el ambiente. Casi no se hablaba de otro asunto, con varias versiones, pero casi todas apuntando a la misma autoría.

Así, en el epicentro de todo el meollo, el lugar donde se produjo la trifulca que acabó con la vida de este hombre de 41 años de edad, muchos pronunciaban los nombres de los presuntos autores. “Allí se sienta cada día, en ese banco, desafiando”, explicababa una vecina de la zona, mientras señalaba uno de los bancos de situados en la calle Alcalde Blázquez, en pleno Cerro del Moro. Pero la bronca, que no el desenlace fatal, aseguraba que se fraguó en lo que llaman “la olla”, que son los asientos en forma semicircular ubicados justo en medio de esta misma placita. 

“Esto se veía venir, desde antes de ayer –por el jueves-–, que fue cuando se lió. También se lió el otro día en la avenida de la Bahía”. Así lo narraba esta mujer, en una versión que apoyaban otras vecinas con las que estaban comentando lo sucedido, incluido un familiar de los implicados que no quería hablar, escabulléndose de las preguntas.

 

Lo que sabían a ciencia cierta es que el fallecido se llamaba Chano y que es del barrio, de la zona de Segunda Aguada, la misma donde murió. “Pero había venido de Córdoba estos días para ver a su padre, que está muy malito en la UCI, fíjate”. Y en medio de toda esta esta historia encontró la muerte, aunque todavía se desconoce qué sucedió con exactitud. Todo está muy enredado. Decían que un amigo de la víctima fue a pedirle “material” a uno de los presuntos autores y “algo pasó que terminó en bronca. Le cogieron entre dos y le pegaron una paliza”. La víctima, que era muy amigo del apaleado, “su hermano le llamaba”, fue a pedirle explicaciones “de por qué dos se van para uno. Y ya está. Se veía venir, no podía terminar de otra manera”. Según advertían, nadie osa meterse con el que ellos consideran autor de los hechos, aunque todo apunta a que fue una reyerta, puesto que los dos hermanos detenidos como presuntos responsables también presentaban heridas de arma blanca provocadas por el tercer detenido. “Pero vamos, que es él. Si ya ha estado en la cárcel”, comentaban de uno de ellos. 

Otro vecino daba otra versión, que “el hermano mayor se estaba peleando con otro y el chico cogió una navaja y apuñaló a quien estaba separando”, aunque tampoco queda muy claro, dado que la puñalada fue por la espalda. De hecho, en la investigación se ha intervenido un cuchillo de cocina y un machete, además de un coche propiedad de los detenidos.  

 

 Antes del fatal desenlace “hubo otra pelea en un bar de la avenida Segunda Aguada” protagonizada por los mismos implicados en la trifulca. Un establecimiento “donde siempre hay jaleo, abre hasta las seis de la mañana, lo saben y no lo cierran”, apostillaban. Un bar donde podrían haberse cruzado las últimas palabras antes de producirse el apuñalamiento mortal. De hecho, aseveraba ayer otra vecina, “he visto que la Policía ha pedido imágenes de las cámaras de seguridad de este bar”. 

 

El acontecimiento estaba en boca de muchos vecinos, de casi todos cuantos pasaban por la avenida Segunda Aguada, junto a la cancela donde se produjo, concretamente el grupo de viviendas Fariñas Ferreño. En este punto un trozo de cinta plástica de la Policía Nacional daba pistas del lugar exacto donde en la madrugada de ayer encontraron el cuerpo sin vida. 

 

“Fue debajo de la ventana y no veas si había sangre. Anoche escuché las sirenas de la ambulancia y de la policía, bueno, y toda la mañana que lleva por aquí la brigadilla preguntando”, decía un señor mayor a otro conocido señalando el lugar exacto donde la noche anterior ocurrió el dramático acontecimiento.

 

En otra esquina un grupo de amigos manejaban también el nombre de los hermanos como autores. “Sí hombre, cómo no le vas a poner cara, si es muy conocido del Cerro del Moro”. Todo está por ver, pero hoy mismo podría comenzar a aclararse los motivos que acabaron con la vida de Sebastián.

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