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Andalucía

La conexión andaluza de la desconexión catalana

  • Los escándalos de la federación de asociaciones culturales andaluzas en Cataluña han roto un anclaje de cohesión con España

Hasta la llegada de la jerezana Inés Arrimadas como líder de Ciudadanos, en Cataluña era incuestionable que los dos andaluces más influyentes de la región eran el cordobés Justo Molinero, ahora independentista, creador de un imperio de la comunicación a partir de una emisora de taxis, y el onubense de una aldea de Riotinto Francisco García Prieto, un agente comercial que no habla catalán y que durante tres décadas estuvo al frente de la Fecac, que aglutina espíritus rocieros y flamencos y que, sobre todo, organiza la Feria de Abril de Barcelona, que recibe millones de visitas cada año y decenas de subvenciones. Ambos han sido mimados por Convergència y muy útiles a la causa.

A la Fecac (Federación de Entidades Culturales Andaluzas de Cataluña), donde convergen un centenar de asociaciones, hermandades, cofradías y demás cuerpo folclórico andaluz, le llaman en Cataluña la Federación del Gran Poder. Se supone que es la representación de uno de cada siete habitantes de Cataluña. Cerca de 800.000 empadronados en Cataluña nacieron en Andalucía. A ello sumemos hijos y nietos. Andalucía tiene mucho peso en Cataluña. Concentrados gran parte de ellos en el antiguo cinturón socialista de Barcelona -Hospitalet, Santa Coloma, Badalona, Sabadell...-, la zona geográfica con mayor densidad poblacional de toda España, Convergència trabajó para ganárselos. Y Francisco García Prieto, el agente comercial, era el emblema, un hombre capaz de colocar a sus más cercanos en la Generalitat, según él mismo ha reconocido. La policía aún no se explica cómo triplicó su fortuna y patrimonio en esos años. En un detallado escrito de casi 30 folios la Fiscalía arroja luz sobre el asunto.

García Prieto, que dejó la federación de asociaciones andaluzas catalanas tras el escándalo que se dirime en los tribunales, contestó en cierta ocasión a la pregunta de si se consideraba un conseguidor de votos con un diplomático "más bien un conseguidor de amigos". Artur Mas le propuso entrar en política. Él dijo que no, pero reconoció que "si somos capaces de movilizar a miles de personas, somos importantes".

La investigación de los Mossos y la posterior investigación conjunta con la Policía llevó a la Fiscalía a cifrar en casi dos millones de euros el dinero que se había esfumado en la principal manifestación andaluza en Cataluña, la que gestionaba García Prieto. Pese a que el caso estaba en marcha y García Prieto, calificado como "el Millet andaluz" -caso Palau- por los opositores de la Federación, ya desfilaba por los juzgados, Artur Mas y Oriol Junqueras, padres de la desconexión catalana, no quisieron perderse la ocasión de pasearse por las casetas en la última edición de la Feria catalana, la segunda más grande de España después de la Sevilla, al menos en facturación. La Junta de Andalucía echaba una mano. Documentadas por la Fiscalía se sencuentran dos subvenciones que venían de Andalucía. Una era de 71.000 euros para actividades y equipamiento cultural de la Feria de Abril de Barcelona: el dinero fue a parar a la distribuidora de bebidas que gestiona la Fecac. La otra era de 13.350 euros para pagar una carpa que iba a festejar el Día de Andalucía en Cataluña en el año 2012. Según la Fiscalía, ese importe se había duplicado. La carpa fue pagada con dinero llegado de otra parte, pero se la endosaron a la Junta en una factura.

La Junta no fue la única que soltó dinero para recibir a cambio facturas. El Ayuntamiento de Barcelona pagó una celebración conmemorativa de la Constitución de Cádiz de 1812 (20.000 euros) que nunca se celebró. Tampoco se celebraron otros eventos organizados por la federación de asociaciones andaluzas, como concursos de flamencos o de villancicos. En principio, nada de esto tenía demasiada importancia porque lo importante era mantener la conexión catalana con Andalucía.

Tras el escándalo, y una vez que se cambiara la dirección de la federación, se reconoce que las relaciones ya no son tan cordiales. Los políticos de Esquerra y, por supuesto, de los antisistema CUP, no mantienen esa amabilidad con esta fuente de actos andaluces que tienen en el Rocío y la Feria sus momentos estelares.

Esto no quiere decir que las relaciones entre catalanes y andaluces estén rotas. Ahora emerge una nueva fuerza, aglutinada en la organización Altres Andalusos. En líneas generales, son hijos de andaluces y están muy vinculados al CUP. Al contrario que la Fecac, que no quiere ni oír hablar de independencia, este grupo es independentista abiertamente. Matando al padre y alejándose de todo lo que huela a Fecac, en su página web se sitúan de la siguiente manera: "Si los dirigentes políticos catalanes han creído que hasta el día de hoy la Fecac (...) ha sido elemento de cohesión social, y por esa razón los han fortalecido con recursos públicos, nosotros creemos todo lo contrario (...) cuando García Prieto se pronunció contra la Llei de Política Lingüística, tensó la cuerda al máximo y con total ausencia de comedimiento. La fanfarronería del García Prieto ocupó la escena política catalana y nadie supo colocar en su lugar a un personaje que fue capaz de desafiar a la institución que nos representa, el Parlament de Catalunya. Este señor, apoyándose en el miedo del conjunto de la clase política catalana, comenzando por el presidente Pujol, amenazó con dividir el país reuniendo un millón de firmas en contra de la mencionada ley. Si alguna vez alguien se ha planteado que la Fecac es un ejemplo de integración nosotros certificamos que este modelo es una farsa: potencia los guetos, hace de la nostalgia un síntoma incurable, no proporciona votos, no favorece que Catalunya sea sinceramente bilingüe. Al contrario, está al servicio de aquellos que negocian con los sentimientos, y es un arma con la cual, mediante el chantaje en el comercio electoralista, ha sabido inyectar el temor a la mayoría de los líderes políticos catalanes, con la finalidad de que se avengan a sus pretensiones (...) económicas".

Este manifiesto, que ya tiene algunos años, estaba firmado por numerosos andaluces que se movían ya en otra vía. Por no ahondar en todos ellos pongamos sólo el ejemplo de Lluís Cabrera, un músico jiennense que creó un activo taller de música. Hoy es uno de los hombres fuertes de la CUP, la organización con la que Convergència y Esquerra se apoyan para intentar sacar adelante su desconexión con España. Por su parte, la CUP afirma no tener aversión alguna contra Andalucía y uno de los apoyos que recibió durante las elecciones fue ladel Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). Diego Cañamero, uno de los líderes de este sindicato de jornaleros y cercano a Podemos, ha sido invitado y ha acudido a las últimas Diadas y a mítines de esta formación antisistema.

La Fecac se fue desvinculando del socialismo del cinturón barcelonés, siendo uno de sus grandes abrevaderos de votos, para acercarse a las subvenciones convergentes. Ahora se encuentra con que ha alimentado una hidra que ya no puede detener. El actual presidente, Daniel Salinero, que forma parte de otra generación de andaluces catalanes, reconoce que hay andaluces independentistas.

Uno de los anclajes que Cataluña tenía con el resto de España era una federación que ponía a bailar sevillanas a los más fervientes catalanes, que les ofrecía manzanilla La Guita y mezclaba la rumba y la sardana. Ese andamiaje se está derrumbando y, como tantas cosas, ya es tarde para dar marcha atrás. Los independentistas ya tienen controlados a los andaluces de Cataluña.

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