El informe de la Fundación Foessa para Cáritas concluye que los andaluces están mejor tras la crisis económica, pero todavía no han recuperado el nivel de vida anterior a su comienzo. Este informe, basado en encuestas personales mantenidas en los hogares, presenta la novedad de abordar tres ejes: el económico, el de la relación con la política y la sociedad, y el de las relaciones sociales. Este estudio triple permite tener una aproximación  a la pobreza mucho más global y una imagen más fiel del momento. 

El espacio de integración social se ha recuperado en Andalucía, pero el modelo actual es más frágil y precario del que se tenia antes de la crisis. El espacio de exclusión social no ha conseguido se reducido a los mismos niveles de la pre-crisis. 

El informe, que será dado a conocer al completo el próximo martes, revela que Andalucía, pese a lo que se pudiera percibir, tiene una reducida capacidad de atracción de población inmigrante (7,6% de población extranjera frente al 9,8% de la media española).  Destaca igualmente el escaso peso de la industria en su estructura productiva y un peso comparativamente elevado del sector primario. 

Otra de las conclusiones de interés apunta al perfil de los hogares andaluces con riesgo de exclusión más elevado. El 82,2% de los hogares en situación de exclusión se ubican en barrios en buenas condiciones, lo que duplica la media española. Se trata de una realidad al alza. Los sufridores de esta situación prefieren acudir a las Cáritas parroquiales para recibir una asistencia más discreta antes que a otros organismos donde pueda trascender su problema. 

El informe Foessa es la única no oficial que se hace a fondo sobre la pobreza. En contraste con lo que ocurre en España, la falta de vivienda no es la principal losa en Andalucía, sino el factor puramente económico. Andalucía sale mal parada en datos meramente económicos, mientras, por fortuna, presenta otras fortalezas. 

Cáritas Andalucía mueve alrededor de 40 millones de euros. La dependencia de las ayudas públicas es escasa, lo que permite a la organización unos márgenes amplios de libertad.