Andalucía

La tercera ola cae más rápido que la segunda con las mismas medidas

  • La incidencia cayó en un 38% en 11 días: desde que se alcanzó el pico, el 1 de febrero, hasta el pasado viernes. En otoño hicieron falta 18 jornadas para que la curva remitiese en ese porcentaje

Sanitarios atienden a un paciente con Covid-19 en el Hospital Reina Sofía de Córdoba.

Sanitarios atienden a un paciente con Covid-19 en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. / E. D. C.

Aunque todavía es desconocido desde muchos puntos de vista, el Covid-19 cada vez tiene menos secretos para los médicos que tratan la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2. Lo mismo ocurre con los virólogos, epidemiólogos, estadísticos y matemáticos que monitorizan desde hace casi un año esta pandemia. Si una cosa queda clara es que cuando se toman medidas de distanciamiento social y control de la movilidad, las temidas curvas empiezan a descender una vez que pasan 14 días –tiempo máximo de incubación del patógeno– desde que entran en vigor. Primero lo hace la de contagios, seguida por aquella que contabiliza las hospitalizaciones convencionales, las de UCI y, finalmente, la de muertes.

En la primera ola el descenso fue drástico, aunque entonces la capacidad de detección del sistema sanitario español no permitió conocer su caída con todo el detalle. Casi toda la población vivió confinada durante meses. En la segunda ola, el pasado otoño se volvió a demostrar, pese a que entonces comenzó la bronca política por las distintas fórmulas utilizadas por los ejecutivos autonómicos. En la tercera, en cuya remisión vive ahora Andalucía, las restricciones aplicadas por el Gobierno de Juanma Moreno son muy similares a las utilizadas en noviembre, pero la caída de la incidencia del virus está experimentando una aceleración mayor que en la anterior curva.

La tasa de contagios del pasado viernes –los fines de semana la Junta no informa de este dato– se quedó en 584 casos por cada 100.000 habitantes en la comunidad en los últimos 14 días. Esta cifra es todavía superior al pico de la segunda ola, alcanzado el 9 de noviembre, con 573 infectados. En aquel momento de la pandemia, la provincia de Granada en su totalidad mantuvo la actividad cerrada durante las 24 horas durante algunas semanas, ya que fue el territorio más afectado en aquella oleada. Además, todos los municipios de la comunidad, indistintamente de su incidencia, quedaron confinandos perimetralmente para evitar la movilidad. Cuando la tercera ola comenzó a escalar, la Junta decidió aplicar medidas que desde el Gobierno andaluz llamaron “quirúrgicas”. Sólo los municipios con tasas superiores a los 1.000 contagios deben cerrar ahora su actividad y el confinamiento sólo se aplica si la incidencia supera el medio millar de casos.

El arsenal de medidas desplegadas desde el Gobierno andaluz incluía también la limitación de reuniones, con un máximo de cuatro personas, y ahora se añade la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas de alta graduación a partir de las 18:00 para evitar botellones y reuniones privadas. Con esta capacidad de acción, el Ejecutivo que dirige Juanma Moreno lleva semanas presionando al Ministerio de Sanidad para que permita ampliar el toque de queda hasta las 20:00 –la normativa estatal sólo lo contempla desde las 22:00– y que dote a las comunidades de la capacidad de confinar domiciliariamente a los habitantes de las localidades donde la tasa de incidencia sea superior a mil.

Pese a la pugna con Madrid, unas medidas muy similares a las aplicadas en la segunda ola han permitido que entre el 1 de febrero y el 12 del mismo mes la incidencia se haya reducido un 38%. Es el porcentaje de remisión logrado desde el pico de contagios de esta oleada –952 infectados por 100.000 habitantes– a los que había el pasado viernes 12, los ya mencionados 584. Para reducir la incidencia en el mismo porcentaje, en la segunda ola hicieron falta 18 días, los que van del 9 de noviembre, cuando se alcanzó la cumbre, hasta el 27 del mismo mes, cuando la tasa se quedó en 356 contagios por 100.000 habitantes en los 14 jornadas previas.

El Gobierno andaluz no tiene previsto levantar todavía las restricciones vigentes pese a la remisión de la tercera ola, ya que los datos sanitarios todavía colocan a la comunidad en riesgo extremo. Fuentes cercanas al Ejecutivo consideraron esta semana “difícil” que la región llegue a Semana Santa en condiciones de permitir viajes entre las provincias. A la todavía elevada tasa de incidencia hay que sumar la preocupación por la cepa británica, que se convertirá en la predominante en las próximas semanas y que ya supone más del 25% de los casos que hay en Andalucía.

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