No ha sido un jugador revalorizado en el Mundial. Apenas ha disputado unos 20 minutos como suplente en el partido en el que quedó eliminada su selección, Colombia, pero Carlos Bacca es ahora mismo el futbolista que reina en el vestuario sevillista tras la marcha de Ivan Rakitic al Barcelona.

El delantero caribeño puede considerarse sin lugar a dudas que se ha convertido en el máximo activo de la plantilla nervionense, un jugador que, como Rakitic, se metió a la afición en el bolsillo en su primer año en el Sánchez-Pizjuán. Bacca, a falta de conocer el sustituto que Monchi prepara traer para el suizo-croata, es el líder del ataque blanco, ha alcanzado números espectaculares en su estreno en la Liga española y tiene ya a grandes clubes tras sus pasos. En este sentido, desde Inglaterra aparecen informaciones que ya vinculan a Bacca con equipos de la Premier. El Daily Mail informaba esta semana que el Newcastle prepara una oferta al Sevilla por el jugador y el Atlético también ha preguntado. Sin embargo, ni el Sevilla ni la parte del futbolista contemplan ahora un cambio de escenario. Salvo oferta mastodóntica -que no va a llegar-, Bacca va a seguir en Nervión… de momento un año más. Otra cosa será cuando acabe la próxima temporada, porque el entorno del jugador entiende que, si bien su rendimiento ha sido espectacular, Bacca todavía no ha tomado la dimensión que potencialmente tiene en el mercado europeo todavía. La temporada pasada ha sido de posicionamiento, de darse a conocer; la próxima, en cambio, puede ser la de la confirmación, la explosión definitiva.

Lo que sí empieza a plantear el Sevilla en este asunto es una renovación de su contrato. Sin prisas, porque acaba de cumplir el primer año de su vinculación, pero también para guardarse las espaldas y valorar económicamente en su salario su nueva posición dentro del grupo. Si Bacca va a ser el nuevo líder, justo será que equipare su situación económica a dicho rol, aunque su cláusula de rescisión es de 30 millones. Su actual ficha, por haber llegado de una liga menor como la belga, es importante, pero no es la de un goleador codiciado por los grandes. Está muy a gusto en Sevilla, pero sabe que está ante su año clave. Si mantiene sus números tendrá a los mejores clubes encima.

El Mundial, en este sentido, no ha sido todo lo generoso que Bacca esperaba, sobre todo tras la lesión de larga duración que sufrió Falcao. Estaba claro que sin el Tigre, Colombia iba a relanzar a uno de sus delanteros en el mercado y el afortunado fue al final James Rodríguez. Bacca, que no jugó ni en la fase de grupos ni en el choque de octavos de final ante Uruguay, se estrenó la noche del pasado viernes frente a Brasil, choque en el que la selección cafetera cayó eliminada. El sevillista, que sustituyó a Teo Gutiérrez en el minuto 70, dejó buenas sensaciones en los pocos balones que tocó y provocó un penalti que logró meter a Colombia en el partido cuando perdía por 2-0. Digamos que no ha tenido una gran explosión, pero sí que continúa con paso firme.

El verano acaba de empezar y el Sevilla está tranquilo (Monchi aseguró el jueves que no hay ninguna oferta por él) porque no se le va a presentar la coyuntura de sopesar una venta ni el jugador va a forzar una salida porque sabe que no ha llegado su momento. Llegó por 8 millones, hoy podría valer el doble, 16, pero no saldría por menos de 25, cifra que este verano (dentro de un año es posible) nadie va a ofrecer por Bacca, que es -eso sí- el nuevo líder del Sevilla.