Polideportivo

Una loreña gana el Mundial de Culturismo Natural: así lo ha conseguido

  • La pandemia hizo que Cristina García Tena contratara un entrenador personal y comenzará un estricto camino basado en el entrenamiento y la alimentación

Cristina García Tena es odontóloga de profesión y ha convertido su afición en estilo de vida.

Cristina García Tena es odontóloga de profesión y ha convertido su afición en estilo de vida. / José Ángel García

El pasado 19 de noviembre se celebró en Praga el Campeonato del Mundo de Culturismo Natural ICN. Una competición que para Cristina García Tena ha sido la culminación a más de dos años de trabajo sobre su cuerpo, el cual ha llevado al límite para coronarse como la mejor del mundo en su disciplina, Fitness Model. "Durante la pandemia me contraté a un entrenador personal porque soy autónoma y no quería arriesgarme a contagiarme en un gimnasio", cuenta esta loreña de 31 años sobre el punto de partida que le ha llevado hasta su estado físico actual.

Aquel entrenador, llamado Patxi Gutiérrez, resultó que era subcampeón del mundo de culturismo. Algo de lo que contagió a Cristina, que le pidió que la preparara para competiciones hace en diciembre de 2020. Ahí empezó un camino que ha cambiado su estilo de vida y, como consecuencia, su cuerpo: "He cumplido a rajatabla todo: agua, sal, comida o entrenamientos". Esta afirmación le ha hecho le ha hecho beber cinco litros de agua diarios, andar 14.000 pasos o pesar la comida que ha pedido en bares. Una disciplina que ha dado sus frutos y que le hizo llegar a la prueba de Praga pesando 49,5 kilos. Cabe destacar que mide 1,64 metros de altura.

Cristina García Tena alza su trofeo de campeona mundial de Culturismo Natural. Cristina García Tena alza su trofeo de campeona mundial de Culturismo Natural.

Cristina García Tena alza su trofeo de campeona mundial de Culturismo Natural. / M. G.

El compromiso de esta odontóloga de profesión con su objetivo físico se ha traducido en una condición física prácticamente inmejorable: "Tengo un 8% de grasa". La sequedad de su cuerpo, en el que se marcan todos los músculos posibles, llamó la atención de los jueces internacionales, que premiaron su figura tras sus estudiadas poses. "Llevo un año y medio posando", reconoce Cristina, que recuerda cuando el bikini de competición con el que ganó le quedaba pequeño. Su radical cambio de aspecto dice que ha sido muy progresivo: "No me iba a dando cuenta hasta que un día en la ducha me noté los abdominales". Su familia sí era más consciente de su transformación y han sido testigos de su salud de hierro y de la superación de algunas de sus intolerancias: "Tengo el metabolismo tan activado que puedo comer queso sin problemas", explica la deportista, intolerante a la lactosa. Cuando mira las fotos de hace años sí toma consciencia de lo conseguido: "Veo fotos antiguas y me veo como una vaca".

La alta exigencia de las competiciones a las que asiste está al nivel de su preparación. "Aparte de las pruebas antidoping, hay una de polígrafo para comprobar que llevas al menos 10 años sin tomar nada no permitido", detalla Cristina, que suma dos años sin beber nada de alcohol. "Son calorías vacías", justifica. Ese detalle muestra su sapiencia sobre nutrición, la cual es una de sus armas para sobrellevar las normas que se ha impuesto: "No lo paso mal con la comida porque sé hacerme platos de gran volumen con pocas calorías". No obstante, reconoce echar de menos los ñoquis y el jamón, aparte de pasarlo mal cuando se tiene que quedar mirando en una reunión con amigos o familia. "He faltado a muchos eventos en estos dos años por no quedarme sin comer ni beber nada", cuenta Cristina, que tiene como arma fundamental en su planificación la avena. "Me encanta la que tiene sabor a galleta y la combino en muchas recetas", expone.

En cuanto a sus entrenamientos, Cristina, que siempre ha sido aficionada al deporte y hacía de pequeña motocross por afición de su padre, da otra de las claves de su éxito: "En cada entrenamiento doy el máximo y si tengo que llorar, lloro". Sus sesiones en el gimnasio se componen, fundamentalmente, de ejercicios de fuerza y "maquinitas". Actualmente, levanta hasta 125 kilos en peso muerto. Es decir, levantamiento de barra desde el suelo. A ello, suma innumerables series de sentadillas y muchos pasos: "Muchos meses he hecho de media 14.000 pasos diarios". Lo peor que ha llevado en estos meses de dura preparación fueron los hits. O sea, entrenamientos interválicos de alta intensidad durante corto espacio de tiempo. En su caso, 40 segundos andando y 40 segundos corriendo durante 12 minutos el pasado agosto.

La superación aquel mes dice haberle hecho más fuerte y motivado para sus próximos retos: "quiero aumentar mi masa muscular". De la mano de Patxi Gutiérrez, que ha pasado a ser más que un preparador, se pone como meta 2024, año en que volverá a subirse a un escenario para competir posando. Algo para lo que ya se prepara con un periodo inicial de 16 semanas en las que ganará volumen, llegando a pesar 70 kilos mientras controla su porcentaje de grasa. Y todo ello sin recurrir a sustancias dopantes, las cuales siempre han estado relacionadas con el culturismo. Su disciplina, el culturismo natural, huye de estas prácticas y Cristina no duda en criticarlas: "¿Por qué en este deporte se permite el doping y se fomenta?".

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