Mel, históricas efemérides

El técnico madrileño, que ha cumplido 49 años, celebrará ante el Levante su partido número 400 en Liga en las tres categorías · En el Betis suma 66, más otros 113 en sus cuatro temporadas como jugador

Javier Mérida / Sevilla

28 de febrero 2012 - 05:02

Aunque casi podría decirse que es un recién llegado por el tiempo que ha tardado en regresar a la Primera División y por presentar unos números aún discretos en la máxima categoría, Pepe Mel es hoy un referente en los banquillos y así lo atestiguan sus números como entrenador durante las doce temporadas que lleva ejerciendo en el fútbol profesional y que coronará el próximo lunes, en el Ciutat de Valencia, cuando cumpla 400 partidos en Liga como técnico profesional.

El madrileño José Mel Pérez, que el Día de Andalucía cumplió precisamente 49 años, comenzó su carrera en equipos de su tierra al poco de colgar las botas, ya con 35 años, en el modesto Angers francés. El Unión Zona Norte y el Coslada fueron sus primeros equipos antes de recalar en el Murcia y comenzar su carrera como entrenador propiamente dicha. Atrás quedaban, además, catorce temporadas como futbolista, desde que, con 21 años, diese el salto al Castilla, filial del Real Madrid.

En Murcia relevó a Crispi en la quinta jornada y logró dejar al equipo, recién ascendido a Segunda, en la zona media. José Luis Loreto, quien en sus dos últimos años como jugador le peleaba el puesto de delantero centro, fue su alumno aventajado aquella temporada, con 17 goles, a cuatro de Salva, máximo goleador y a la sazón en el Atlético de Madrid. Diezma, con quien también coincidió en su última temporada en el Betis, se alternó en aquella portería con el veterano uruguayo Viña.

Su buen hacer, destacando ya por un fútbol atractivo y de vocación ofensiva, le valió el salto al Tenerife, en Primera, en la que ha sido hasta la fecha su peor experiencia en un banquillo, salpicada por episodios personales muy desagradables. Tras la jornada 26 sería sustituido por Javier Clemente, quien tres años antes había dirigido al Betis y que no pudo evitar el descenso a Segunda del equipo chicharrero. Un ex bético, Pier, y otro que lo acabaría siendo, Xisco, fueron jugadores suyos.

Luego relevó a Felines en el Getafe, de nuevo en Segunda. El equipo remontó, pero no logró el ascenso que ya se pretendía y Mel volvió a hacer las maletas. Allí coincidió por primera vez con el central Nano y con el centrocampista coriano Estévez, a quien la irrupción de Joaquín sólo lo dejó jugar un partido con el primer equipo del Betis.

El Alavés fue su equipo el curso siguiente. Un recién descendido al que dejó cuarto, a sólo dos puntos de Getafe y Numancia, que ascendieron como segundo y tercero, respectivamente. Gaspercic y Palermo, que habían llegado ese año procedentes del Betis, estuvieron bajo sus órdenes. El belga fue el portero titular.

A esa etapa le sucedieron dos temporadas en el Ejido, la segunda incompleta y siempre con el equipo en la zona templada de Segunda. Un joven Carlos García, hoy en el Almería, fue uno de los ex verdiblancos que coincidió con él junto al portugués Calado, ya de vuelta, y un chavalito nigeriano, Sunny, al que hizo debutar con sólo 17 años.

El Rayo Vallecano fue su siguiente y último destino antes de arribar al Betis. Dos temporadas en Segunda B, con un ascenso frustrado en la promoción y logrado al curso siguiente. Ya en su primer año entrenó a Amaya, a quien repescó del Wigan para el Betis. Ese mismo curso renunció a relevar a Javier Irureta en el Betis -igual que una primera vez cuando dirigía al Alavés- por lealtad con la familia Ruiz Mateos. Y en su cuarto año fue destituido en la jornada 24. Allí conoció al canario Rubén Castro, quien hizo 14 goles esa temporada y que hoy es una de las piedras angulares de su proyecto más atractivo: el Betis.

Con los verdiblancos, tras superar un sinfín de penalidades, logró el ascenso a la primera como campeón. Fueron 42 partidos y ocho más en una brillantísima singladura en la Copa del Rey, dejando en la cuneta a dos equipos de Primera, Zaragoza y Getafe, y compitiendo de tú a tú con el mismísimo Barcelona.

En la presente, son 26 los partidos de Liga, a los que habría que sumar los dos de Copa frente al Córdoba -su quizá único lunar en el Betis-, para un total de 76 encuentros ya como verdiblanco, 66 en Liga. Los números de este curso, sumados a los del Tenerife, arrojan también la cifra redonda de 50 partidos en Primera División. Cifra que se verá espectacularmente dimensionada el lunes frente al Levante, con su partido 400 en Liga como entrenador profesional -sin contar los de Copa del Rey y sí los ocho de promoción de sus dos años en Segunda B con los vallecanos-. Una cifra de las que pocos pueden presumir tras doce años, aún inconclusos, de vida en los banquillos.

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