Dinamarca: El apellido Schmeichel gobierna

Kasper, casi treinta años después, toma el relevo de Peter, su padre

Dinamarca recupera el aroma del 92 (1-2)

El meta danés Kasper Schmeichel
El meta danés Kasper Schmeichel / EFE
J. J. Lahuerta (Efe)

04 de julio 2021 - 22:57

Madrid/Hace 29 años, otro Schmeichel, Peter, se erigió como uno de los héroes de la selección danesa que ganó por sorpresa la Eurocopa de Suecia 1992. El ex portero del Manchester United encumbró a Dinamarca con actuaciones inolvidables que casi tres décadas después tienen continuidad en la figura de su hijo, Kasper, uno de los líderes del cuadro escandinavo que vuelve a ser candidato al título por sorpresa.

Como en 1992, Dinamarca se ha colado entre los cuatro mejores de la Eurocopa cuando nadie apostaba por su presencia en unas semifinales. El combinado de Kasper Hjulmand, sin hacer mucho ruido y paso a paso, a emulado a sus antecesores para dar la campanada hasta colocarse en la orilla de la final. Aún tienen un gran reto para igualar a la Dinamarca de 1992, que consiguió el título tras deshacerse de Alemania en la final después de acudir al torneo como invitada tras la exclusión de Yugoslavia a causa de la guerra.

Con la mitad de los jugadores de vacaciones en la playa, el antiguo seleccionador, Richard Moller Nielsen, tuvo que improvisar sobre la bocina un equipo para llevar a la gloria a su país. Uno de los elegidos fue Peter Schmeichel, entonces prácticamente un recién llegado al Manchester United y que a sus 29 años comenzó a darse a conocer en el marco internacional. El curso 1991-92 fue el primero de los ocho en el conjunto inglés, que en su primer verano de vacaciones comprobó que había fichado a todo un porterazo.

Con 40 partidos a sus espaldas, Peter Schmeichel, como el resto de los daneses que lograron el título, estaba de vacaciones cuando recibió la llamada de Moller Nielsen. En ese momento, pensó que después de la fase de grupos volvería a la tumbona por la vía rápida. Nunca imaginó que Dinamarca llegaría a la final para ganarla. Sin embargo, él mismo se encargó de conducir al combinado escandinavo hacia el título con actuaciones asombrosas que inició en el tercer partido de la fase de grupos. Después de un empate sin goles frente a Inglaterra y de una derrota ante Suecia (1-0), Dinamarca obró el milagro tras ganar a la Francia de Papin, Ginola y Cantona para acceder por los pelos a semifinales. Frente a los galos, Schmeichel se lució. Sería sólo un aperitivo de lo que vendría después, porque se encargó de frenar a la todopoderosa y vigente selección campeona de los Países Bajos, que tenía un equipazo con Marco van Basten, Rud Gullit o Frank Rijkaard.

Después de un empate (2-2), el duelo se decidió en los penaltis. Schmeichel paró uno a Van Basten y logró un billete para la final. Alemania fue la última víctima del portero danés. Perdió 2-0 con los tantos de Jensen y Vilfort ante el público del estadio Ullevi de Gotemburgo, testigo de los paradones de Schmeichel que desesperaron al cuadro germano. Una tras otra, sus intervenciones frenaron cualquier conato de remontada germana y Dinamarca alzó la Eurocopa. Ahora, su hijo, a las puertas de cumplirse 30 años de aquella gesta, también guarda el marco de Dinamarca con una diferencia: al contrario que su padre, aún no ha tenido una actuación para el recuerdo a lo largo de la Eurocopa.

A Kasper Schmeichel le ha faltado esa parada milagrosa, esa aparición soberbia y descomunal que salvara a Dinamarca. Tal vez, sus tres últimos rivales no dieron el nivel para poner contra las cuerdas a Dinamarca, pero en Wembley, frente a Inglaterra, el pequeño de los Schmeichel tendrá un examen final de primer nivel como el que afrontó su padre ante los Países Bajos hace 29 años. En los octavos de final del Mundial de Rusia 2018, Kasper Schmeichel rozó la heroicidad frente a Croacia. Firmó un partido estelar e incluso detuvo dos penaltis a Badelj y a Pivaric en la tanda desde los once metros decisiva. Pero no bastó, Dinamarca fue eliminada, pero consiguió el aplauso público de su padre.

Ahora, los Kane, Sterling, Sancho y Mount, si no hay sorpresas, se convertirán en la amenaza más grande a la que tendrá que hacer frente Kasper Schmeichel. Después de nueve temporadas en la Premier League, conoce muy bien a sus rivales. En sus manos, está la ilusión de todo un país, que espera que Schmeichel hijo obre los milagros del padre para que Dinamarca vuelva a gobernar en Europa con un Schmeichel al frente.

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