La ACB arrancó en Sevilla muda. Sin aficionados en el Municipal de San Pablo, el primer encuentro del Coosur Real Betis en la Liga Endesa pareció más un entrenamiento que un partido oficial. Tocará acostumbrarse en esta nueva normalidad. Gradas vacías (no ha sido el recinto sevillano un lugar que se abarrotase a diario, todo sea dicho) y un silencio que creó, sin embargo, otro tipo de atmósfera especial. Una nueva forma de sentir el deporte en general.

Y es que la crisis sanitaria ha propiciado que el baloncesto vuelva a sonar a baloncesto. Nada ya de "a por ellos", "Caja" -qué lejos queda ya-, ni "mucho Betis". El baloncesto vuelve a sonar a zapatillas chirriando sobre el parqué, el ritmo del bote del balón sobre la cancha y los gritos de los protagonistas. Una voz desde el banquillo que recuerda que no es un amistoso más, sino que es un duelo de verdad, los ánimos de los compañeros o hasta una buena falta con un palo de categoría en el brazo. Imposible fallar para los árbitros. Pero ni ante tanto silencio la megafonía del recinto mejoró. Para que se lo hagan ver.

Las banderas de las peñas, en uno de los fondos.

En San Pablo, eso sí, la entidad verdiblanca se acordó de sus peñas. Los símbolos de buena parte de ellas lucían en un pabellón que recordó a las gloriosas noches de Eurochallenge, en las que los entonces seguidores cajistas pasaban el rato contando cuántos había en las gradas. Entre medios de comunicación, personal de los equipos y mesa, sanitarios y algún infiltrado..., ahí estaba la cosa.  

La situación sanitaria es la que es y todas las medidas son pocas. Dos voluntarios desinfectaban los balones que se salían de la cancha durante el calentamiento antes de introducirlos de nuevo en la pista y tras el encuentro el contacto con jugadores y técnico fue nulo para la prensa para conocer sus impresiones, una medida ilógica a todas luces implantada por la ACB. La nueva normalidad, lo llaman. No hay más, habrá que acostumbrarse de momento a ello aunque en LEB Oro sí pueda haber público, o en la liga ASOBAL, en la Superliga de voleibol... En conciertos, en el cine, en el teatro sí es posible, pero en San Pablo, un recinto con capacidad para más de 7.000 espectadores no se puede meter a 500 afortunados. O a los poco más de 300 socios que tiene el Coosur Betis tras iniciar hace poco una tardía campaña de abonados. 

Los jugadores del Betis, durante la rueda de calentamiento.