Celta-Sevilla · El otro partido.

Una broma propia de carnaval

  • La decisión de Emery de alinear a Fazio y la tonta expulsión del central en dos faltas evitables lastran al Sevilla. Otro estigma para su sambenito.

Pasado mañana es Miércoles de Ceniza. En el calendario tradicional católico, los tres días que anteceden a la Cuaresma son las carnestolendas, como también se denomina al carnaval, que abarca mucho menos que el larguísimo concurso del Teatro Falla. El triduo de carnaval, con baile de los seises incluido -rojo y blanco en sus casacas y calzas barrocas-, comenzó en lo futbolístico con una broma propia de esta fiesta de máscaras y desenfreno con la que el pueblo se desquitaba del periodo de ayuno y abstinencia y que ahora es todo comparsa. Y en Balaídos, entre disfraces de una grada con ganas de venganza, Fazio firmó una carta de representación carnavalera, marca de la casa. Con él llegó el escándalo. Como en un guión de película hollywoodiense, el central argentino se volvió a colgar él solito el sambenito que lo acompañó en su anterior etapa en el Sevilla. Bueno, él y Unai Emery al alinearlo nada más llegar, teniendo para elegir.

A toro pasado es muy fácil bajar la muleta y ceñir el pase. Pero ya sorprendió el técnico no sólo alineando como titular al argentino, que aterrizó en Sevilla el lunes y sólo ha entrenado cuatro días con sus nuevos compañeros -quedan muy pocos de su anterior etapa-, sino subiéndolo al avión junto a otro recién llegado, Figueiras. Porque precisamente en la defensa no hay bajas ahora mismo. Y porque Fazio sólo ha jugado un partido esta temporada y viene de estar año y medio viviendo otra cultura futbolística y arbitral, en Inglaterra. Quizá la fijación de Emery de adelantar a Carriço para que supla la baja de Krychowiak esté en el origen de todo. Bueno, quizá, no. Ahí está el origen de todo. Y el resultado fue una faziada como no se recordaba. De la carriçada, a la faziada, permítase la broma, que aún estamos en carnaval.

Tuvo que mediar, claro está, el listón quisquilloso y desigual del árbitro del encuentro, pero lo cierto es que Fazio vio la primera amarilla por sacar el brazo y golpear con él a Iago Aspas, en el minuto 3, y la segunda amarilla, también ajustada al reglamento, apenas 22 minutos después, por salir destemplado a la zona ancha para derribar a Pablo Hernández. A los 25 minutos, el argentino se bordó en su sambenito un nuevo estigma, en forma de lacerante tarjeta roja. Habrá que ver cómo lo recibe ahora el Ramón Sánchez-Pizjuán, donde será baja por sanción ante Las Palmas. El sevillismo está dividido entre los que aplaudieron su regreso por su indudable calidad y los que aún recuerda su forzada marcha y los llamativos errores que salpicaron su largo currículum como sevillista. La división, la polémica, la dialéctica están servidas. Con Fazio está garantizada la diversión...

De Pentecostés a Cuaresma no ha ganado el Sevilla fuera de casa en la Liga. Su último triunfo fue el 23 de mayo de 2015, en La Romareda (2-3), en vísperas de la romería de El Rocío. Desde entonces el equipo de Emery, que sí ha ganado su tres salidas coperas, ha sumado siete empates y cuatro derrotas. La jornada era ideal para recortar puntos al Villarreal, que sigue a ocho. Al menos, con diez jugadores se adelantó y aguantó el acoso del Celta y eso refuerza al grupo. Dos salidas a campos difíciles, dos expulsiones, dos empates... ¿Dará eso para alcanzar la Champions?

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