Primer domingo de octubre y magnífico panorama el que tiene por delante el fútbol según Sevilla. Primero en El Madrigal, hoy La Cerámica, para que a renglón seguido se libre un duelo de rivalidad regional en Los Cármenes. Dos platos de gusto, muy complicado el primero y de indudable favoritismo del Sevilla en su turno granadino. Pero dos pleitos, en suma, de gran incidencia a la hora de fijar posiciones en la tabla clasificatoria.

Ha dicho Unai que estamos ante un señor partido y que considera al Betis un enemigo directo de los castellonenses a la hora de encauzar objetivos. Viene el Villarreal de caer dolorosamente en su turno de Champions, ha sido en Old Trafford y de forma inmerecida para ahogarse en la orilla por culpa de ese depredador eterno que atiende por Cristiano Ronaldo. Además, como más duele, con el árbitro mirando al crono dispuesto a ordenar que suene la última campana.

Villarreal ha sido escenario de bastantes buenos resultados béticos con especial relevancia cierto 1-4 con recital de Joaquín. De aquello, claro, sólo queda el portuense, pero no olvidemos que también cayó de lado bético el antecedente más cercano. Cuatro puntos arriba el Betis, no olvidemos que el Villarreal jugó un partido menos, lo que iguala los números. Yluego saltará el Sevilla a la yerba granadina con la ineludible obligación de ganar, que ya está bien de empates.

En Granada se echa mucho de menos a Diego Martínez y nadie oculta que la cabeza de Robert Moreno huele a chamusquina. Sólo tres puntos tienen los rojiblancos, no conocen la victoria y mucho habrán de cambiar para que dejen de opositar a una de las plazas malditas. Quiere decirse que negar la condición de favorito que se le endosa a la tropa de Lopetegui no tendría sentido. Por tanto, pronóstico incierto en el primer acto y de claro tinte sevillista en el segundo.