Zurich Maratón

El keniano Titus y la española Paula González ganan un Maratón de récord

  • La más popular de las ediciones de la prueba sevillana, con 14.000 inscritos, tuvo el mejor de los broches con la marca de Erik Titus.

  • La corredora española Paula González Berodia reeditó el éxito de 2016.

Espectacular. No hay otra palabra para definir el Maratón de Sevilla. Concurrido como nunca y batiendo récords, como siempre. Récord de participación y récord de la prueba, ya que un semidesconocido como el keniano Erik Titus, que apenas había corrido antes otro maratón (el de Casablanca en 2016), puso al resto de competidores en fila india cuando las liebres acabaron su trabajo para levantar primero los brazos en el estadio de La Cartuja celebrando su triunfo, con la mejor marca de la historia de la prueba (2:07.43), y después tirarse al suelo para recuperar el aliento que se dejó en los 42,195 kilómetros. También llegó sin dejarse nada la cántabra Paula González Berodia, que reeditó su victoria del año pasado con la sexta mejor marca española de todos los tiempos (2:28.54).

Cuando los primeros rayos de luz asomaban en el cielo, a las 08:30 de la mañana se daba el pistoletazo de salida de la XXXIII edición del maratón hispalense. El más multitudinario jamás celebrado, con 14.000 inscritos, con muchos retos por delante. Especialmente el de batir el récord de la prueba, para lo que se contaba con una nutrida legión africana con varias liebres de lujo para darle un buen bocado a las 2:08.14 horas que estableció el keniano Cosmas Kiplimo Lagat en 2016. La buena temperatura, aunque con algo de viento que en algunas zonas daba de cara, la esperada lluvia que pasó de largo y el plano trazado del recorrido hacían presagiar una buena carrera repleta de hazañas que no defraudó a nadie.

Y eso que algunos de los favoritos se quedaron muy pronto por el camino. Se confiaba en la hueste etíope para recuperar el trono que Daniel Abera logró para su país allá por el 2011. Habrá que seguir esperando. Fallaron Berhanu Shiferaw, el atleta que se presentaba en la línea de salida con el mejor tiempo de los participantes, y Tebalu Zawude. Pagaron el ritmo que impuso un ilustre como Jesús España, oro en el Europeo de Gotemburgo (2006) y plata en el de Barcelona (2010) en los 5.000, que se pasó hace un año a la larga distancia debutando, precisamente, en la capital andaluza con un registro de 2:11.58 que le valió el billete para Río. Desde el primer metro, el madrileño fue a todo gas llevando a más de uno con el gancho para no perder comba y alrededor del kilómetro 8, a la altura de la Barqueta, pasó tirando de un nutrido grupo, todavía de unos quince corredores.

Las primeras mujeres en ese punto fueron las etíopes Tizita Terecha y Bekelech Diba, que ya aventajaban en cerca de un minuto a la campeona de España, que como el año pasado hizo su carrera sin desgastarse al inicio para dar el hachazo ene l tramo final.

España aguantó hasta el medio maratón, en el Palacio de los Deportes de San Pablo, por el que pasó con un de 1:04.06 horas (1:03.58 el año pasado) ya en las piernas. Tiempo de récord, pero justito. Cumplida su labor, se fue al hotel "rodando", como si no hubiese hecho ya ejercicio suficiente y se volvió a cruzar con el grupo de cabeza por la Avenida de la Palmera, por donde ya se cumplía su presagio. "El dorsal 20 va muy fuerte. Es mi favorito". El 20 lo lucía un Titus que en cuanto el eritreo Amanuel Mesel se apeó de la carrera comenzó a tirar. Miraba para todos lados. Nervioso. Quizás a sabiendas de que se encontraba fuerte y que tenía ante sí una oportunidad de dar un salto de calidad.

Descolgó primero a cuatro corredores, entre ellos el etíope Tariku Kedebe, y después dio el estirón definitivo en el Parque de María Luisa y la Plaza de España, dejando a sus compatriotas Kipkemboi Kipsang, Douglas Kipsanai y Shadrack Kipkogey. A cada paso las esperanzas de obtener un gran registro crecían y el público, más animoso y numeroso que a primera hora de la mañana, le daba a Titus el ánimo que sus piernas necesitaban para continuar. La guerra ya la haría solo los últimos seis kilómetros. Los más monumentales del recorrido, pero también en los que algunos se chocan contra el temido muro del maratón. No fue el caso de Titus, que se adentró en el túnel del estadio consciente de que haría una gran marca, pues en su anterior y único maratón no fue capaz de bajar de 2.16 horas. El bocado fue grande: 2.07.43, apenas cinco segundos menos que un Kedebe que se vino arriba tras perder comba a la altura del Benito Villamarín y que no le dio caza por apenas unos cientos de metros.

La carrera femenina se resolvió como el pasado año. Sí rompió la hegemonía africana. Paula González Berodia, que al paso por la media maratón perdía más de 1.30 minutos sobre Terecha, aguantó los problemas físicos y aprovechó la ayuda de Javier Díaz Carretero en los últimos kilómetros para ir superando a sus rivales. El malagueño no dejaba de mirar atrás para asegurarse de que la cántabra aguantaba su ritmo. Una a una fueron cayendo las africanas que tenía por delante para acabar de nuevo ganando en Sevilla y haciéndolo a lo grande: con la sexta mejor marca española de todos los tiempos, suficiente para lanzarle después en la zona mixta un órdago a la Federación Española.

Pero el maratón no se acaba con la llega de los primeros espada. Al contrario, el maratón es de los populares, para los que cruzar la meta vale más que una medalla. Entrar en la Cartuja es una merecida recompensa al entrenamiento previo y al esfuerzo y dolores que padecen durante la prueba. Gritos de ilusión, lágrimas de emoción, sonrisas de satisfacción... Cada uno lo expresa a su manera. Del primero al último, el 10.119º de la clasificación (6:08.13). Todos son superhombres.

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