Un milagro marca de la casa

Escribano, nutricionista del Sevilla, ve claves la predisposición de Romaric y la labor con los físicos para su sorprendente pérdida de kilos · "Ahora tiene que encontrarse a sí mismo con su nuevo peso", dice

Romaric aprieta a Lautaro Acosta en el partido a tres cuartos de campo de ayer.
Romaric aprieta a Lautaro Acosta en el partido a tres cuartos de campo de ayer.
Eduardo Florido / Sevilla

11 de septiembre 2008 - 05:02

"El Sevilla está a la vanguardia mundial en los aspectos de nutrición y preparación física". Esa frase, de boca de Antonio Escribano, está detrás del auténtico milagro que ha supuesto la recuperación para el fútbol de Romaric, un jugador que ha perdido la friolera de 15 kilos en apenas tres meses para estar listo al más alto nivel competitivo. Se trata de un hecho que ha llamado la atención en España y en Europa. De hecho, el nutricionista del Sevilla recibe llamadas de distintos endocrinos y médicos con puro interés científico: "En la historia reciente del fútbol no hay ningún caso similar", relata el médico cordobés.

El caso de Romaric es digno de estudio y es fruto de una actividad conjunta de los distintos responsables de las parcelas técnicas y físicas del Sevilla. Aún permanece en la retina ver a Jiménez tirando literalmente del jugador recién llegado, durante los primeros entrenamientos en el Real Club de Golf. Escribano ha marcado las pautas y los físicos, técnicos y médicos del club han respondido como una orquesta, según confiesa el propio doctor, que reconoce clave la colaboración del futbolista marfileño.

"Antes del fichaje, cuando lo vi en mayo, estaba en 100 kilos y ahora ronda los 85. Se ha conseguido el objetivo marcado antes de la Liga", dice Escribano.

La predisposición de Romaric ha sido clave: "Él sabía quién era yo. Y su representante -Pascal Boisseau-, que lleva futbolistas de toda Europa, también sabe que soy exigente y duro. Tenían el ejemplo de Malbranque (Sunderland), al que le rebajamos siete u ocho kilos en el Tottenham, no se trataba de regatear con los kilos".

Escribano trata de trasladar a un idioma de la calle el proceso: "Es una planificación muy exacta, en la que se tiene en cuenta el volumen de grasa, la relación entre masa grasa y masa muscular, los kilos por metros cuadrados, la complexión, la estructura ósea, la raza, la edad, el puesto en el equipo... No es lo mismo un portero de 35 años que un medio de 26. Se trata de llegar a un índice idóneo, como el par de los coches, el punto de mejor rendimiento con menos esfuerzo", explica.

Además de la absoluta colaboración del jugador, Escribano encontró una dedicación plena de varias personas: "Mañana y tarde nos enviamos durante el proceso dos o tres sms con el doctor Adolfo Muñoz. Y el presidente y Monchi también han estado muy pendientes en todo momento. Y, por supuesto, Jiménez".

Y para compatibilizar la pérdida de kilos con la puesta a punto, Ramón Orellana y Nacho Oria: "En el Sevilla hay dos preparadores físicos de auténtica categoría. Ha perdido grasa y ha mantenido su fantástica estructura muscular. El chasis que tiene es espectacular". Según Escribano, ahora tiene que hacerse a su nueva configuración: "Todavía tiene que hacer un ajuste para encontrarse a sí mismo con su peso ideal. Tiene mucha más elasticidad, su coche tiene ahora muchos más caballos de potencia, y tiene que aprender a conducirlo", ilustra.

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