Lo que no pase en San Pablo...
Elmer Bennett abandona el proyecto en la cuarta jornada para irse a su casa por decisión propia, según anuncia el club · El base renovó con una serie de condiciones que no fueron cumplidas por la directiva
No hay forma de que la paz reine en este club. De Perasovic con Evtimov, a las quejas de Anstey en su web, pasando por el affaire de Alexander con la Guardia Civil, la movida con la marcha de Cherry y el archiconocido NAF de Comas. Todo esto sin entrar en los resultados y las apreturas clasificatorias de los últimos años con el peligro del batacazo a la LEB Oro en el horizonte.
El nuevo caso para saltar al escenario de la actualidad deportiva rocambolesca es la marcha de Elmer Bennett, un semidiós en la ACB que vino a rescatar al equipo cuando con Magnano el barco zozobraba y que se va a su casa, vuelve a Estados Unidos, para colgar las botas después de firmar un contrato de una campaña y tomar las de Villadiego 48 horas después de que expirara la cuarta jornada de la competición.
¿Por qué? Nadie dirá sin complejos y evadiendo los miedos de pertenecer a un organigrama directivo los argumentos que han llevado a Bennett a tomar dicha decisión. O incluso si hay motivos del club para despedirlo y ocultar la verdad del asunto para darle una salida digna al veterano y espléndido jugador. También puede que no estuviera centrado el jugador de Evanston por problemas familiares relacionados a alguna enfermedad de alguien cercano. Pero será complicado averiguarlo por el oscurantismo que siempre rodea a este club, más dedicado en muchas ocasiones a nimiedades económicas o visitas a la Diputación que a poner orden en el establo y hacer que los jugadores y el cuerpo técnico arreglen los males en la pista.
¿Qué subyace bajo las buenas formas en la marcha de Bennett, un profesional intachable en su vasta carrera en España? Poco se conoce, pero desde luego el base estadounidense, dicho por activa y por pasiva por Manel Comas este verano, exigía para continuar un proyecto serio cimentado en un director de juego de garantías y con talento para dividirse los minutos con él, sabedor de que cerca de cumplir los 39 años no está para tirar cohetes respecto a su condición física. Reclamaba un jugador de alto nivel para no verse obligado a competir 30-35 minutos por partido, al bajar su rendimiento sobremanera cuanto más tiempo pasaba en la pista.
No miente el club si rebate este hecho afirmando que lo buscó con denuedo. Y no lo halló. Apostó por Pedro Rivero como apoyo a Bennett y a otro complementario que no terminaba de llegar. Tocó todos los palos el club en pos de un mirlo blanco, buscando jóvenes perlas en Francia, Italia, Israel y también Finlandia. Agua.
Bennett se presentó, siempre con el permiso reglamentario del club, casi tres semanas después de que llegara el grueso de la plantilla para comenzar los reconocimientos médicos. Allá por el 20 de agosto vinieron Rivero, Triguero, De Miguel, Miso, Carter e Ilic, pues Ignerski, Savanovic y Ellis tenían compromisos con sus selecciones. Dos días después, el club anuncia la contratación de Pecile, más escolta que base y con funciones más anotadores que directoras. Bennett llegó el 8 de septiembre porque quería estar en su país unas semanas más debido a unas pruebas médicas a las que tenía que ser sometido uno de sus hijos.
Mucho se ha hablado de que la demora en la incorporación al trabajo de un jugador con su edad podía estar mermando sus actuaciones, pero no hay que obviar que cuando se fichó a Bennett venía de estar seis meses sin equipo y entrenando por su cuenta en Estados Unidos. Todos dan fe de que es un deportista que se cuida y se ha cuidado muchísimo.
Desde su regreso a San Pablo sólo brilló con la canasta a falta de dos segundos en Manresa, aunque no valiera para ganar y fuera su par, Jordi Grimau, quien encestara solo posteriormente sobre la bocina. Se apreciaba en su juego que no estaba alegre, no transmitía buenas sensaciones como en la segunda vuelta del pasado curso y, finalmente, ha decidido volver con su familia y retirarse definitivamente.
Se ha criticado con entusiasmo la inclusión de Bennett en la nueva singladura cajista, además con Europa por medio y más partidos que jugar, pero posiblemente el base entendió que las pautas y las piezas de la plantilla serían otras bien distintas.
El martes 21 de octubre dice adiós un señor de la canasta. Para algunos será por la puerta de atrás, pero pocos se van -si es que así ha sido- para dar paso a otro que pueda mejorar al equipo. Desde luego, hace unos días que el Cajasol ya estaba preguntando en el mercado por bases estadounidenses. La opción de Aaron Miles, asqueado en el Panionios, suena con fuerza, y al club le ofrecieron hace poco a Dan Dickau, pero está tocado de la espalda.
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