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Economía de las migraciones

  • Para el conjunto de la OCDE, el enorme flujo migratorio está teniendo un impacto positivo sobre el mercado de trabajo

  • El crecimiento poblacional hará imposible el control fronterizo

Economía de las migraciones

Economía de las migraciones

Los movimientos de personas en el espacio, no son un fenómeno nuevo. Hemos estado cruzando fronteras y todo tipo de accidentes geográficos desde los orígenes de la humanidad.

Lo novedoso en nuestro tiempo es que los flujos migratorios han ganado intensidad durante las últimas décadas, debido a los grandes desequilibrios económicos, medioambientales y de otra naturaleza que separan a países y continentes.

Con datos de 2017, unos 250 millones de personas viven en países diferentes de su origen, de los que la mitad se encuentran dentro de la OCDE. Desde el año 2015, la fuerte migración hacia algunos países europeos puso a prueba los sistemas de acogida e integración.

A pesar de los esfuerzos realizados por varios países –incluida España– se puso en evidencia la debilidad de esos sistemas para acoger a un número tan elevado de migrantes, dándoles una mínima cobertura sanitaria y alojamiento.

Pero, además de los problemas asociados a la falta de medios, en los países receptores ha ido creciendo la preocupación por los costes de la integración y los efectos que puedan deparar sobre los mercados de trabajo nacionales, al aumentar la competencia por el empleo, especialmente para las tareas que requieren menor formación. Al mismo tiempo han ido apareciendo movimientos xenófobos organizados –incorporados dentro de los partidos políticos– que han encendido el debate público y las agendas políticas.

La recuperación económica en España ha acelerado el flujo de entrada de inmigrantes

Esos costes y los problemas asociados señalados deben ser afrontados dentro de una cooperación internacional reforzada, para que puedan canalizarse adecuadamente los flujos en origen, en el tránsito y en los países de destino. Ninguna solución política nacional aislada podrá llevarla a cabo. La cooperación resulta imprescindible.

La preocupación de la población por la competencia en el empleo es exagerada. En un país con un gran mercado de trabajo, como Alemania, se estima que el desempleo aumentaría un 6%, lo que equivale a un incremento del 0,5% en la tasa de desempleo. No obstante, dado el relativo bajo nivel de educación de los migrantes, los trabajadores de menor cualificación en los países de acogida sentirían con mayor intensidad la competencia. En todo caso, estos datos se refieren al impacto en el corto plazo. La evidencia histórica indica que el impacto de la emigración a largo plazo ha sido positiva para la economía.

Población extranjera Población extranjera

Población extranjera

En España se produjo una espectacular entrada de inmigrantes en el periodo 2000-2006, como consecuencia de la sostenida expansión económica. Como media, más de medio millón de inmigrantes entraron cada año, lo que supone el mayor ritmo de la historia en tiempos de paz para todos los países, exceptuando EEUU. La crisis provocó una reducción sustancial, disminuyéndose hasta los 180.000 en el año 2013. La recuperación económica ha vuelto a acelerar el flujo y el pasado año el número de inmigrantes superó los 532.000.

¿Qué impacto está teniendo los enormes flujos de inmigrantes sobre el mercado de trabajo? Para el conjunto de la OCDE el impacto está siendo positivo, al estar cayendo, globalmente, la tasa de paro y aumentando a la vez la tasa de empleo.

Estas últimas tendencias están mejorando, a su vez, el empleo para inmigrantes.

No obstante, aunque es una tendencia general, en el caso de España la tasa de empleo entre los inmigrantes sigue siendo inferior en al menos un 11% a la alcanzada en 2008. Para que esta situación mejore resulta imprescindible ampliar los sistemas de integración de inmigrantes. Numerosos países han puesto en funcionamiento programas de enseñanza de la lengua, para facilitarlo.

Igualmente se han diseñado sistemas de validación de la formación y habilidades que los inmigrantes traen desde los países de origen, para facilitar su incorporación al mercado de trabajo.

Además de esas medidas internas para tratar la integración es necesaria una mayor acción conjunta y coordinada de los países europeos con los del norte de África, para reducir el flujo de los que se arriesgan a cruzar el mediterráneo o los Balcanes.

Pero habría que ir mucho más allá. El intenso crecimiento de la población en el continente africano convertirá en una tarea imposible el control de fronteras, de manera civilizada, en un futuro no muy lejano. De los 1.250 millones de habitantes actuales, África duplicará su población hasta los 2.500 millones en el año 2050. Nigeria, el más poblado, pasará de los actuales 190 a 400 millones.

Además de las medidas internas mencionadas es necesario una especie de Plan Marshall para África, en el que las ayudas no se materialicen solo en infraestructuras, educación y sanidad. También en la reforma de las instituciones para que favorezcan el crecimiento. Ésta es una tarea extraordinariamente difícil de ejecutar, por lo que el flujo de inmigrantes hacia Europa, en el mejor de los casos, se reducirá, pero no se detendrá.

Hay que cambiar la enseñanza en una Europa plagada aún de prejuicios al extranjero

Al final, las capacidades de aceptación de los inmigrantes por parte de los europeos deberían incrementarse, como sucede en EEUU. En este país de emigración histórica de europeos, asiáticos y latinoamericanos, un turco, por ejemplo, es americano en la segunda generación. En Alemania, un turco de cuarta generación sigue siendo turco.

Es necesario cambiar algunos aspectos de la enseñanza en los colegios en una Europa todavía hoy plagada de prejuicios. Aun asi, las diferencias religiosas que se materializan en el sentido de la jerarquía, de la autoridad, el papel de la mujer, o la relación de los hombres con Dios (cualquiera que sea el nombre en las distintas religiones) son esencialmente distintas a las de la civilización occidental, como Samuel Huntington mostró. No seremos capaces de absorber culturalmente estos elementos esenciales. El conflicto social será, probablemente, inevitable.

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