"Hay una situación de riesgo y amenaza sobre la viabilidad de la planta de Cádiz"

Dominic Brisby. Director general de Altadis

La multinacional ya ha trasladado este problema a la Junta de Andalucía tras asumir que "el futuro no se presenta muy optimista por la actual evolución del mercado de cigarrillos en España"

F. Durán

SEVILLA, 19 de junio 2010 - 07:08

-¿Qué opina del posible endurecimiento de la ley antitabaco en España?

-La propuesta de reforma es excesiva e innecesaria. Un cambio de la normativa de 2006 sólo logrará que las libertades de los fumadores queden mermadas. Si sale adelante, impedirá el derecho de los adultos a decidir si quieren ir a un sitio donde poder fumar. Nuestra compañía tiene una gran experiencia sobre las nefastas consecuencias de legislaciones similares en otros países, como en Reino Unido, donde 4.000 pubs han cerrado y 40.000 trabajadores han perdido su empleo desde que se introdujo la prohibición de fumar en lugares públicos hace tres años. En España el efecto sería aún mayor, dado que el número de restaurantes, cafés y bares es notablemente superior. Andalucía es una de las regiones más turísticas y creemos que su economía se vería afectada muy negativamente al perjudicar a la hostelería, el ocio y el turismo.

-La Junta dice sin embargo que no quiere menoscabar los intereses de los empresarios que reformaron sus locales para habilitar espacios separados para fumadores.

-Es una posición que va en la dirección, totalmente lógica, de no perjudicar a aquellos hosteleros que han hecho inversiones en sus establecimientos para separar las zonas de fumadores y no fumadores.

-El consumo de tabaco ha crecido desde la entrada en vigor de la ley antitabaco en enero de 2006.

-En realidad, lo que dice la encuesta del Barómetro Sanitario Europeo es que ha aumentado el porcentaje de personas que se declaran fumadores. Las ventas legales de cigarrillos han descendido casi un 20% en los últimos 24 meses, pero es debido, sobre todo, a causas muy diversas como la caída de la actividad turística, la crisis o el aumento de los impuestos. Lo que sí pone de manifiesto el último Eurobarómetro es que los dos únicos países donde se ha prohibido fumar en todos los espacios públicos, Irlanda y Chipre, han experimentado un incremento del porcentaje de fumadores. Las prohibiciones de fumar no consiguen los pretendidos objetivos sanitarios y sólo demonizan a los fumadores.

-España sigue la estela de otros países occidentales respecto a los hábitos de una vida sana. Muchos van al gimnasio o se hacen vegetarianos... ¿Teme que llegue un momento en que el tabaco se convierta en un producto no ya impopular sino también perseguido?

-Ya es un producto perseguido, a pesar de ser un negocio completamente legal con el que el Estado ingresa miles de millones. Hemos alcanzado un nivel de presión regulatoria alarmante que lo que parece pretender es estigmatizar a los fumadores y situar fuera de lo normal el tabaco. Creemos firmemente que los fumadores adultos y el consumo de tabaco no deberían ser objeto de este trato cuando los riesgos asociados a su consumo ya son de sobra conocidos.

-Un asunto interesante es el de la publicidad. Desde aquellos anuncios en blanco y negro que emitía la televisión americana alabando las virtudes terapéuticas del producto, las cosas han cambiado radicalmente.

-La presión contra el tabaco ha suprimido prácticamente todas las vías de comunicación con el consumidor y ha cercenado su derecho a recibir información sobre un producto de venta legal. Información que lo que hace es ayudarle a decidir qué marca compra. Las únicas campañas de promoción permitidas en España se limitan exclusivamente al punto de venta.

-¿Cómo puede expandirse el negocio en un contexto tan castrado?

-España sufre especialmente la crisis y eso se ha reflejado en una caída de las ventas, particularmente de las denominadas ventas turísticas, y en el segmento de tabaco negro, con una tendencia histórica descendente. La competencia y la regulación también se intensifican. Desarrollamos nuestra actividad en un entorno cambiante, pero tenemos las marcas, los productos y la gente para triunfar. Estamos esforzándonos en aumentar la cuota de mercado, apoyándonos en nuestra cartera de productos y estimulando nuestra presencia en la red de distribución.

-Altadis ha incrementado recientemente el precio de sus cajetillas.

-El objetivo es asegurar que nuestras marcas sean competitivas y rentables. Y un componente muy elevado del precio de venta corresponde a impuestos.

-¿Existe alguna alternativa que la industria considere factible para rebajar la fiscalidad?

-Los impuestos del tabaco los decide el Gobierno, pero nuestro país ya tiene uno de los impuestos más altos de la UE. Los impuestos especiales más el IVA de una cajetilla de cigarrillos de Fortuna ascienden al 76,8% del precio de venta al público.

-¿Cuáles son las expectativas de Altadis en plena recesión?

-El importe neto de la cifra de negocios en 2009 ascendió a 780 millones y el resultado de explotación arrojó unos beneficios de 290 millones. Nuestro objetivo es intentar mantener una línea de mejora e incrementar la contribución de Altadis al Grupo Imperial Tobacco.

-¿Hay previstas inversiones en España?

-Cualquier compañía que quiera seguir siendo competitiva tiene que mimar el capítulo de inversiones para mejorar sus estructuras, equipos y tecnología, pero son cifras que se analizan cada año en función de las necesidades y que no es posible desvelar en este momento.

-Lo planteo al revés: ¿habrá recortes de plantilla?

-Tras la integración de Altadis en Imperial Tobacco, ya implementamos una serie de iniciativas necesarias de reestructuración en diversos países, incluido España. Hemos hecho ajustes, pero también debemos considerar que hay muchas presiones sobre nuestro negocio. No parece factible hablar de la posibilidad de instalar nuevas fábricas, que en nuestro país se han reducido de 13 a cuatro en los últimos diez años.

-¿Y Andalucía?

-El centro de Cádiz mantuvo su continuidad tras la integración en Imperial Tobacco, aunque con una dimensión bastante más reducida. El futuro no se presenta muy optimista. La actual evolución del mercado de cigarrillos en España, en descenso constante, junto a otras cuestiones que dificultan el normal desarrollo de nuestra actividad, son factores que podrían poner en riesgo nuestro plan empresarial, incluida la viabilidad de la planta de Cádiz. Ya me he dirigido por escrito al Presidente de la Junta para informarle de esta situación.

-Es decir, que Cádiz afronta un riesgo cierto de cierre.

-Lo que hemos hecho ha sido advertir sobre una situación de riesgo y amenaza que hemos identificado sobre la viabilidad de la planta, en función de la experiencia que tenemos acumulada desde hace años. No podemos decir que la normativa contra el tabaco haya sido el factor determinante exclusivo, pero sí que ha contribuido a que sea así.

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