El 'statu quo' de la desigualdad

Tribuna Económica

La tesis del estancamiento de la disparidad puede hacerse extensiva a lso últimos 60 años y sin indicios de debilitamiento para los próximos.

Joaquín / Aurioles

14 de enero 2016 - 01:00

Afinales de los 90 el profesor Cuadrado Roura ofrecía evidencias del estancamiento de las disparidades regionales en España. Observando que la convergencia iniciada en los años 50 se detuvo a principios de los 80, dando lugar a una etapa de divergencia que duró hasta mediados de los 90, llegaba a la conclusión de nada sustantivo había cambiado en el mapa regional español, tras cuatro décadas de crecimiento y modernización. La convergencia se reanudó con la burbuja inmobiliaria, pero volvió a desaparecer con la crisis de 2008, de forma que la tesis del estancamiento de la desigualdad puede hacerse extensiva a los últimos 60 años y sin indicios de debilitamiento para los próximos.

La causa principal, según el profesor Cuadrado, es la aproximación de las estructuras productivas regionales, que da lugar a que respondan de manera parecida a los mismos estímulos. El resultado es, por ejemplo, la nivelación de los salarios, a pesar del mantenimiento de las diferencias en productividad o el final de los movimientos migratorios, en ambos casos interferencias en los ajustes que tienden a estabilizar, en lugar de a corregir, los desequilibrios regionales. Esta tesis plantea en toda su crudeza el dilema de elegir entre la intervención en el corto plazo con el fin de reducir el coste social de la desigualdad, aunque tienda a perpetuar el problema, y el enfoque a largo plazo, en el que prevalece facilitar los ajustes con el fin de su erradicación definitiva.

El conflicto encuentra en la política regional (discriminación positiva de incentivos a favor de los desfavorecidos) una alternativa conciliadora, que en los últimos tiempos también parece haber entrado en crisis. Con los desequilibrios en su estado habitual, pero con la política regional desactivada, es previsible el deterioro de la situación en los próximos años, con la aparente complicidad de los gobiernos central y autonómicos. La llamaremos la "hipótesis del statu quo de las desigualdades" y utilizaremos el caso del empleo en Andalucía para un primer esbozo.

Presentemos el desempleo andaluz como la consecuencia de un tamaño de población excesivo y/o de un volumen de empleo insuficiente. El análisis económico pronostica que, si no hay intervención pública, habrá emigración y/o reducción de salarios, ambas cosas indeseables por sus elevados costes sociales. La alternativa, por tanto, es la intervención del Estado mediante la socialización de dichos costes, aunque entre las consecuencias de una combinación de salarios equitativos y desigualdad en la productividad hay que esperar que la participación de Andalucía en las iniciativas emprendedoras o en el aumento del empleo tienda a asimilarse al peso de su economía, pero no al de su población. La hipótesis del statu quo de las desigualdades, que algún día habrá que explicar con más detalle, intuye una especie de conformidad general con la perpetuidad de la situación. Por parte de las regiones más prósperas, porque seguirían acumulando una capacidad desproporcionada de capacidad productiva. Para las más desfavorecidas, porque conseguirían minimizar el coste social de la desigualdad a corto plazo.

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