El Fiscal

Asenjo, el Martes Santo y la Cristocracia

Monseñor Asenjo

Monseñor Asenjo / (Sevilla)

UNA vez le pregunté a don Carlos Amigo –que el lunes estrenará calle en Sevilla– sobre las polémicas que generaban algunas de sus declaraciones. El cardenal fue tajante. Empleó un lenguaje desenfadado: “Lo grave sería que lo que dijera el arzobispo importara un comino”. Ayer recordé aquella respuesta. Monseñor Asenjo se expresó como un sevillano de a pie sobre la vuvuzela del Martes Santo: “Que nos dejen en paz”. Y mostró así el sentimiento de miles de sevillanos. Las cofradías pueden tener sus razones, sus estudios y sus análisis. Pero hay un momento en que se pisa la raya de la desmesura, se entra en el cuarto oscuro de la obsesión y se puede incurrir en el frikismo, que hasta ahora era cosa de usuarios anónimos de las redes sociales y aficionados ultras de las bandas de música. El cardenal Javierre me lo dijo en 2003:“En la Iglesia no hay democracia, hay cristocracia”.

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