"Un 'Brexit' duro robaría el futuro de los jóvenes británicos"

Javier garcía oliva, profesor de Constitucional en la Universidad de Manchester

"Un 'Brexit' duro robaría el futuro de los jóvenes británicos"
"Un 'Brexit' duro robaría el futuro de los jóvenes británicos" / Joaquín Hernández 'Kiki'
Pedro Ingelmo / Foto: J. Hernández Kiki

27 de agosto 2018 - 23:05

Un investigador del derecho inglés. A Javier García Oliva (Cádiz, 1973) le marcó un viaje a Portsmouth organizado por su instituto gaditano, el Cortadura, cuando era un adolescente. El mundo anglosajón le cautivó. Doctorado en Derecho en Cádiz, se marchó al Reino Unido en 2001 para investigar el constitucionalismo de un país que no asociamos con la Constitución y, en la actualidad, su procedencia española, hace que sea muy demandado por los medios británicos cuando tratan de comprender, constitucionalmente, el procés catalán o cuando quieren una visión eurófila del Brexit. Ha finalizado un trabajo, plasmado ya en un libro, sobre la naturaleza religiosa de la no Constitución británica.

-Un constitucionalista en un país sin Constitución.

-Es un error muy común. Los europeos, como ellos nos llaman, piensan que no hay una Constitución británica, pero sí la hay, lo que pasa es que no está codificada. Ni siquiera el componente consuetudinario es el mayoritario. Cuando llegan mis alumnos a clase lo primero que hago es preguntarles: ¿tenemos Constitución? Ellos dicen no y mi trabajo es enseñarles que sí.

No soy partidario de otro referéndum, el resultado hay que respetarlo y buscar una salida suave"

-Dejó la Universidad de Cádiz para investigar en las universidades británicas. Inevitable que le pregunte por la diferencias.

-Soy contrario a simplificar diciendo que todo lo de fuera es mejor. Aquí hay excelentes profesores, yo he tenido muchos y grandes profesionales. Allí lo que hay es menos alumnos, una atención más pormenorizada y se pone muchísimo énfasis en la investigación.

-¿De dónde le viene a un gaditano como usted su anglofilia?

-No lo llamaría anglofilia. Es una sociedad muy interesante que, al tiempo que respeta la tradiciones, es moderna, progresista, abierta.

-Hum, creo que no me está hablando de Boris Johnson.

-Es muy doloroso el mensaje que este señor envía. Los comentarios que ha realizado sobre los musulmanes son inaceptables y han sido reprobados por todo el arco político. Desde luego no es representativo de la sociedad británica que tanto admiro.

-Pero la mayoría de esa sociedad, aunque sea por poco, votó Brexit.

-Claro, aquí hay un problema. Yo me muevo en el mundo universitario, de profesores y alumnos, que es abrumadoramente europeísta. Yo apenas conocía gente que pensara votara Brexit antes del referéndum, pero una semana antes me invitaron a un debate con asociaciones vecinales de Manchester y me di cuenta de ciertas actitudes que me hicieron ver que podía ir mal. El referéndum nos hizo descubrir que las diferencias culturales, económicas, territoriales y generacionales nos hacían mirar la realidad de manera diametralmente opuesta.

-Los viejos votaron sobre el futuro de los jóvenes. Será democrático, pero no deja de ser injusto.

-Había encuestas de que el 90% de los menores de 25 años querían seguir en Europa. Eso es duro y hace que los jóvenes miren a los mayores con desconfianza. Les han robado el futuro. Si nos salimos por las bravas, lo que se llama el hard Brexit, les estamos quitando posibilidades maravillosas. No podrán disfrutar de esa Europa abierta que nosotros disfrutamos, ni trabajar en otros lugares.

-Aún se está a tiempo de acolchar la ruptura. Incluso de hacer otro referéndum.

-Yo no soy muy partidario de otro referéndum. El resultado hay que respetarlo. Lo que se votó, se votó y si el Parlamento, que podría hacerlo, planteara un veto nos arriesgaríamos a potenciar las posturas más radicales que dirían votamos una cosa y no nos hacen ni caso. El soft Brexit es la única salida viable, un híbrido entre salirse sin acuerdo y permanecer.

-Pues Teresa May lo tiene crudo.

-Muy crudo, no me gustaría verme en su pellejo. Pero también es verdad que todo esto ha tenido un efecto positivo. Los referéndum del Brexit y de Escocia han hecho que los británicos vuelvan a sentir interés por la política y por sus sistema. Antes decías que eras profesor de constitucionalismo y te miraban con una cara de vaya rollo. Ahora les interesa, te preguntan cosas.

-¿Interesó el procés en el Reino Unido?

-Los eventos del 1 de octubre tuvieron muchísima repercusión, pero también había un desconocimiento absoluto haciendo comparaciones entre Escocia y Cataluña. Se hablaba de brotes totalitarios de la nación española sin entender que lo que se estaba produciendo en Cataluña era una violación del principio de la legalidad. Yo decía que antes de cuestionar la naturaleza democrática de un país como España, que es un estado plural, moderno y diverso, hay que informarse de las realidades jurídicas.

-¿Hay riesgo de una deriva xenófoba en la sociedad británica?

-No voy a decir que el 52% de los que votaron por el Brexit tengan, ni mucho menos, un componente xenófobo hacia el europeo porque hubo mucha gente que votó de buena fe a favor de una mayor supremacía del Parlamento, pero en ese 52% sí que había una parte de votantes que rechazan al extranjero. Tenemos que estar muy alerta ante el auge de estos fenómenos.

-Vive en Manchester. ¿Cómo fue la reacción tras al terrible atentado en un concierto para adolescentes que se produjo allí?

-De espanto, naturalmente. Un espanto compartido por todos. En una sociedad tan abierta como la británica no hay razón para el racismo. Ahí está el alcalde de Londres, que es musulmán. Tengo alumnos musulmanes y la reacción de horror fue la misma entre ellos que entre los demás. La barbarie fundamentalista no tiene nada que ver con la comunidad musulmana británica.

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