Juan Luis Arsuaga. Paleontólogo

“Donde esté Grecia que se quite todo lo demás”

Juan Luis Arsuaga.

Juan Luis Arsuaga. / Carlos Ruiz

Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954) es licenciado y doctor en Ciencias Biológicas y catedrático de Paleontología en la Universidad Complutense de Madrid. Es uno de los paleontólogos más destacados del mundo. Es codirector del equipo de investigación de Atapuerca y ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias. Autor de numerosos libros, acaba de publicar ‘Nuestro cuerpo. Siete millones de años de evolución’ (Destino). Con sus ilusiones intactas desde niño, asegura que no ha renunciado a ninguno de sus sueños: “Me quedan millones de cosas por hacer”.

–Su madre le ‘descubrió’ el Museo del Prado. ¿Este nuevo libro es un homenaje a ella?

–Pues la parte que se desarrolla en el Museo, sí. Fue ella la que me introdujo en el Museo, sobre todo, en el mundo griego. Ella es muy admiradora de lo clásico y en eso me ha insistido siempre. Es historiadora del arte y siempre lo ha comentado, sin desmerecer otras culturas con un gran patrimonio. Yo también lo creo.

–Así que lo ha mamado.

–Bueno, de pequeño no porque vivía en el País Vasco, fue más en mis años universitarios. Pero sí, el amor por lo clásico desde niño, el Museo del Prado ya más de mayor. Y lo seguimos siendo, amantes de lo clásico, porque donde esté Grecia que se quite todo.

–Con este libro usted dice que busca dar voz a la ciencia. ¿Todavía es necesario?

–Bueno, vamos a ver, es que hay mucha necesidad. Yo siempre digo que las mujeres dan a luz y no saben lo que está pasando ahí dentro. Quiero decir, que un hecho tan importante y a la vez tan cotidiano, se trate casi como una enfermedad, como que el parto se padece, y que no se explique la anatomía... Desconocemos los mecanismos, los procesos del parto. Hay mucha ignorancia acerca de nuestro propio cuerpo. Y en la línea clásica griega, empecemos por el cuerpo y ya luego vendrá todo lo demás.

–Seamos cuerpo.

–Sí, y sobre todo porque la historia del cuerpo humano es interesantísima. El cuerpo en la época clásica es objeto de admiración, el más bello del mundo. Luego se produce un periodo de oscuridad en la Edad Media en la que el cuerpo se hace invisible o se considera algo sucio o bajo. Después se recupera en el Renacimiento y se vuelve a perder por la intervención de tabúes, ideologías y cosas que hacen que el cuerpo haya estado en gran parte de nuestra historia desconocido y despreciado. Eso en sí mismo sería un libro: la historia de nuestra relación con el cuerpo humano a lo largo de los siglos.

–¿Cómo es la relación con nuestro cuerpo hoy?

–Hoy hay más interés por el cuerpo, en el sentido de que la gente va a los gimnasios. Cuando yo era pequeño al gimnasio no iba nadie. De hecho, apenas había y sólo existían en los colegios. Sí la gente que hacía gimnasia deportiva y de competición, pero no existía el furor de ahora. Se ha recuperado el interés por el cuerpo humano.

"Nadie había escrito un libro sobre el cuerpo humano, ¡fíjate la barbaridad que te estoy diciendo!"

–De hecho, comenta que uno de los objetivos del libro es sentir el cuerpo.

–Eso es cierto epicureísmo que intento llevar al libro en el sentido de que el cuerpo es eso también. Antes se hablaba de los placeres de la carne en contraposición de los espirituales y la cultura. Incluso el mundo del deporte estaba mal visto en la intelectualidad de nuestro país, como si se hubiera abandonado el cultivo del alma. Todo eso está cambiando. Somos cuerpo y, por lo tanto, a parte de conocerlo, también sirve para disfrutarlo.

–¿Cómo ha sido el proceso de elaboración del libro?

–Tenía la intención de escribir un libro de anatomía por la sencilla razón de que no hay ninguno. Lo que entendemos por libros de anatomía son básicamente atlas de anatomía, pero que nadie se lee. Son material para estudio. Así que me propuse hacer un libro de anatomía que alguien pueda leerse, desde la primera página hasta la última, como si fuera eso, un libro. Nadie había escrito un libro sobre el cuerpo humano, ¡fíjate la barbaridad que te estoy diciendo! Y eso me parecía increíble, que nadie hubiera contado el cuerpo humano. Disponemos de un cuerpo que es mejor que cualquier foto. En lugar de buscar en el dibujo el músculo, búscatelo en tu cuerpo. Y así empecé por los pies y acabé por la cabeza.

–Y decidió entretejerlo con el mundo del arte.

–Sí, porque el arte es la representación del cuerpo humano. Para empezar, hay una anatomía artística incluso como disciplina. A veces saben más de anatomía los alumnos de Bellas Artes que los de Medicina. Así que lo que ha unido la historia que no lo separe la ciencia.

–¿Qué parte del cuerpo considera que es la más desconocida?

–No sabría qué decirte porque la mano es una gran desconocida, el pie es enormemente desconocido, la pelvis es la que me interesa más porque es un cruce de caminos en el que se encuentra información de todo, desde la gestación hasta la locomoción. Y la cara, con las expresiones del alma a través de músculos que son muy desconocidos y que tiran de la piel para producir esos gestos.

–Desmonta mitos también.

–Sí, porque además de desconocido, el cuerpo es un misterio. Si nos comparamos con otras especies tenemos rasgos que si nadie nos lo dice no les prestamos atención: somos la única especie que va a la peluquería. Tenemos nariz y barbilla prominentes, labios gordos, nos ponemos rojos, algo que le llamaba mucho la atención a Darwin. Y hay muchas características del cuerpo de las que no se hablaba y que resultan de la comparación con los animales y por las que se plantean preguntas. ¿Por qué nosotros sí y los animales no? Estamos continuamente interviniendo sobre nuestro cuerpo: cuando nos vestimos, nos peinamos, depilamos... y no sólo con la cirugía. Pero nada de esto afecta a los genes. Siempre que no los alteremos nosotros, que espero que no. 

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