Jaume Duch: "No existe esa Bruselas misteriosa que toma decisiones sin consultar"

Jaume Duch (Barcelona, 1962) es una de las personas que mejor conoce la instituciones europeas. Llegó a Bruselas en 1986, el mismo año en el que se hizo efectiva la entrada de España en la Unión Europea y después de 36 años es una de las caras más reconocidas del Parlamento Europeo. Este abogado, profesor universitario y periodista ha dedicado este tiempo a intentar explicar la UE. Ahora, Duch y su equipo trabajan a contrarreloj para que todos los ciudadanos europeos acudan a las urnas el próximo 9 de junio a elegir una nueva Eurocámara.

–En 2024 habrá elecciones europeas, ¿se espera mucha participación?

–La participación en unas elecciones europeas siempre va a tender a ser menor que la de unas nacionales o unas autonómicas. La gente lo ve un poco más lejos. El problema no es tanto si la participación a las elecciones europeas va a ser baja, que va a ser más alta, sino ver cada vez más gente que se desengancha de los proyectos electorales. Eso debilita la democracia.

–¿La gente tiene más presente a la UE ahora que en 2019?

–Hay más presencia en los medios, hay mucha más gente (71%) que conoce el impacto de las decisiones que se toman a nivel europeo tiene en sus vidas. La UE ha tomado el liderazgo en crisis de la pandemia y la guerra. Eso va a tener un impacto. Además, cada vez más se hace difícil intentar diferenciar la política nacional de la europea. Todos los temas importantes de la política nacional tienen una vertiente europea empezando por el medio ambiente, terminando por la política económica. Todo es europeo y nacional.

–El brexit, el Covid, la guerra... Las crisis en vez de debilitar a la UE la han hecho más fuerte.

–Cuando hace falta unirse, la UE es capaz de lograrlo, se adapta a las circunstancias y a los nuevos retos. Cuando fue creada no se pensaba en una pandemia, nace como una respuesta a las guerras. En el tratado no hay ningún artículo que diga que la UE tenga la obligación de vacunar a los ciudadanos cuando llegue el Covid. Se hizo porque hubo voluntad política y competencias. Esto quiere decir que la UE es lo suficientemente flexible como para adaptarse a la gente. Ese es el mensaje más importante y más positivo de esta legislatura.

–Se habla de "Europa decide" esto o aquello, ¿hasta que punto es esto cierto?

–Los medios deben explicar a la gente que quienes toman decisiones en Bruselas son gente que toman un avión por la mañana y por la tarde se vuelven a su país. Bruselas no es una nube en la que no se sabe muy bien quién está decidiendo qué.

–Son políticos de los estados miembros.

–Los eurodiputados son elegidos por la gente. Los miembros del Consejo son los ministros de los Estados y los de la Comisión son elegidos a través de a Eurocámara, son miembros de sus partidos y tienen un enlace con la política nacional. No existe esa Bruselas misteriosa que toma decisiones sin consultar a nadie. Bruselas no es quién toma la decisión, es el lugar en el que se toma la decisión.

–Muchos son de los parlamentarios son ex ministros.

–Hay de todo. Si te das la vuelta, la mayoría son jóvenes y que, además, empiezan sus carreras políticas en Europa. Para que el Parlamento funcione tiene que ser representativo desde el punto de vista del género, del origen, de la edad y de la procedencia política. Tiene que haber diputados que están empezando y adquiriendo experiencias y diputados que ya la tienen, diputados que irán a los parlamentos nacionales sabiendo lo que significa Europa y diputados que vienen sabiendo lo que supone la política nacional. A veces, cuando se dice: "Este señor, que viene aquí al final de su carrera", bueno, pues algunos que vienen al final de su carrera son los que más aportan.

–¿Qué retos quedan en esta legislatura?

–El Pacto Migratorio, es una de las grandes prioridades. También está el Pacto Verde, toda la legislación para apoyar la lucha contra el cambio climático. Se han aprobado muchas de las normas, pero faltan algunas y sería bueno que eso no quede pendiente. Estamos hablando de leyes en el mundo digital, se han aprobado ya algunas de las más importantes, pero habría que cerrar la que trata sobre IA. Se está hablando también de la política presupuestaria de la UE, tiene que haber una revisión a fondo antes de que acabe la legislatura. Estamos hablando de la fiscalidad y por supuesto, está el tema de la política energética en la vertiente del suministro y en la vertiente de las interconexiones. Hay cosas pendientes así que este año va ser políticamente muy intenso.

–La pregunta clave es ¿quién manda en Bruselas?

–La UE solo funciona cuando se respetan los equilibrios. Uno de estos equilibrios es el de la toma de decisiones. Ninguna de las tres instituciones podría funcionar sin las otras. La Comisión tiene que presentar las propuestas legislativas y vigilar que se cumplan y el Parlamento y el Consejo son los legisladores. El Parlamento es una especie de Congreso y el Consejo es una especie de Senado, en el caso de los países en los que estas dos cámaras tienen más o menos las mismas competencias. ¿Quién es más importante? Habrá presidentes o instituciones que en determinados momentos tienen más visibilidad. No es una competición, es una colaboración.

–¿Y hacia donde vamos?

–Esa es una decisión que tiene que tomar la gente yendo a votar. Habrá quien piense, la mayoría según las encuestas, que la UE es una muy buena idea, que hay que continuar haciendo las cosas juntos. También puede haber gente que piense lo contrario, que sigan pensando que cada país tiene que intentar encontrar la salida por su lado. Los partidos vienen con sus propuestas, todos van a estar representados. Es un parlamento en el que cuentan mucho las ideologías, pero todo va a ser el resultados de los más 200 millones de europeos que irán a votar y decidirán qué tipo de Europa quieren.