"París era una fiesta a la que no todo el mundo estaba invitado"

Reyes Monforte. escritora y periodista

"París era una fiesta a la que no todo el mundo estaba invitado"
"París era una fiesta a la que no todo el mundo estaba invitado"
Francisco Correal

18 de octubre 2015 - 01:00

-¿Cómo da con la historia de Lina Prokofiev?

-Yo creo mucho en el destino. Parece de Berlanga. Había quedado con unos amigos para comer en un restaurante de Madrid. Se retrasaban. No había cobertura y salí fuera a hacer una llamada con el móvil. Fue entonces cuando vi una placa del Ayuntamiento en la casa donde nació Lina Codina, musa y esposa de Sergei Prokofiev.

-El de Pedro y el Lobo...

-Y Romeo y Julieta y tantas piezas irrepetibles. Empecé a investigar y vi que en esa historia de amor estaba la historia del siglo XX con sus luces y sombras. Del Nueva York de los rascacielos al París del glamour y las vanguardias, con figurantes como Picasso, Hemingway, Walt Disney, Coco Chanel, Chaplin, Matisse, Ravel. La historia de amor de una española que pasó veinte años en el gulag de Lubianka acusada por el stalinismo de ser una espía extranjera.

-Siglo XX cambalache, problemático y febril, como dice el tango...

-Les gustaba mucho el tango. Conocieron a Gardel en París igual que Lina trató a Lorca en Nueva York.

-¿París era el único paraíso en la tierra?

-La frase es de Rubinstein. Le dice a Prokofiev que donde hay que estar no es en Nueva York, sino en París si uno quiere ser músico, pintor o novelista. Lo dijo Hemingway: París era una fiesta donde todo el mundo quería acudir, pero no todos estaban invitados. Una fiesta de artistas.

-Llegan en 1920, el año de la cogida de Joselito...

-Hemingway les dijo que tenía que viajar a España para ver toros en Pamplona, Valencia y Sevilla. Comparaba a Belmonte y Joselito con Stravinsky, que era diez años mayor, y Prokófiev.

-¿Qué supuso la revolución rusa?

-Prokofiev no quería hacer ninguna revolución política; quería revolucionar la música. No le interesa la política, ni siquiera la música. Sólo le interesaba su música. Por eso le llaman rareza bolchevique.

-¿Lina era música consorte?

-Ella lo convierte en un genio. Lina quería ser cantante, incluso llegó a hacer un Rigoletto en Milán, pero nunca pudo con el miedo escénico.

-Su padre, el señor Codina, decía que Cataluña había sido un gran imperio.

-Su madre, Olga, era rusa, y pensaba que el catalán era un dialecto. Su padre defendía ese idioma y le decía que en tiempo Cataluña fue un gran imperio. Era uno de los cinco idiomas que hablaba Lina.

-¿Fue una pareja social?

-Fueron a una audiencia con el Papa Pío XI en el Vaticano. Ella no sabía qué ponerse. El Papa la felicitó porque creía que estaba embarazada.

-Una historia de amor precedida de otra: la novela se la dedica a Pepe (Sancho), "el protagonista de mi mejor historia".

-El día que descubrí la placa de Lina Prokofiev a quienes esperaba en el restaurante era a Pepe, el productor y dos actores.

-En agosto murieron Antonio Larreta y Rafael Chirbes, los autores que lo encumbraron en Curro Jiménez y Crematorio...

-A Chirbes lo traté mucho. Apareció un día con su mirada de niño en el rodaje de Crematorio.

-¿Lina se enamora del hombre o del artista?

-Decidió enamorarse de los dos. El alma rusa es la terna contradicción. Grandes amantes de la vida que siempre están bordeando la muerte. Por eso le gustaba tanto a Prokófiev el ajedrez. Las fichas eran blancas y negras, como las teclas del piano. Le llegó a ganar una partida al maestro cubano Capablanca.

-Ruso y española. ¿Una pareja asimétrica?

-El pueblo español y el ruso son muy parecidos.

-Los dos se enfrentaron a Napoleón...

-En 1917, Diaguilev, otro de los rusos que llegó a París, viajó a Sevilla y se quedó deslumbrado. Preparaba el montaje de El sombrero de tres picos con decorados de Picasso y música de Manuel de Falla.

-¿Se puso celoso Stalin?

-Estaba obsesionado con la música de estos compositores, con Stravinsky, Rachmaninof, Prokófiev. Llegó a prohibir su música por considerarla individualista y personalista. Le había encargado la Cantata por su 60 cumpleaños.

-¿La moderación es revolucionaria?

-Yo creo que sí, casi todas las revoluciones terminan en baños de sangre, desde la Revolución Francesa hasta nuestra Guerra Civil. La palma se la lleva el Gran Terror Rojo de Stalin. Sabemos más del Holocausto, de los campos de exterminio nazi, a pesar de que Stalin produjo más millones de muertos y duró más tiempo. Los grandes productores de Hollywood eran judíos y llevaron sus cámaras a la Alemania liberada. Moscú, una ciudad tan unida a la música, se convirtió en la ciudad del silencio. Hay historias sobrecogedoras, como la carretera de los huesos de Kolima. Se quedaron sin materiales para construirla y usaron más de dos millones de cadáveres que no sabían dónde enterrarlos.

-Las madres del músico y de su esposa son dos rusas de armas tomar...

-Prokófiev era un niño-prodigio. Su madre era pianista y lo mandó al Conservatorio de San Petersburgo. Un ser tan especial tenía que hacer una música muy especial.

-¿Prokofiev sintonizó con la patria de su esposa?

-En una gira por España, Portugal y Marruecos, tocó en Barcelona y estuvo buscando en la guía de teléfonos de Barcelona el apellido Codina.

-¿Lina fue en algún momento una Lolita de un nuevo Nabokov?

-Era tan bella que no sólo fue la musa de Prokófiev. Picasso le dijo alguna vez que qué había hecho ese ruso para merecerla. Lorca le dijo cuando se conocieron en Cuba que no parecía madrileña, que tenía aire de cordobesa. Igual es que Lorca pensaba que las madrileñas somos muy feas.

-¿Está la periodista detrás de la escritora?

-Quizás en que todas mis novelas están basadas en hechos reales.

-¿Ha estado en la patria del músico ruso?

-Varias veces, pero no por la novela. Conocí una Rusia posterior al Gulag. De todas formas, si te adentras más allá de la Plaza Roja de Moscú, tan occidental y moderna, con sus tiendas de lujo, te encuentras con la Rusia profunda, con el alma rusa y su paradoja.

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