Javier Giner | Director y guionista

"Preferiría a Espinete antes que a Ayuso"

Javier Giner.

Javier Giner. / Antonio Navarro Wijkmark

Javier Giner (Baracaldo, Vizcaya, 1977) le echa valor a la vida y se desnuda de arriba abajo en Yo, adicto (Paidós), un relato crudelísimo en primera persona sobre su adicción a la cocaína y al alcohol, y su proceso de desintoxicación desde que ingresó en una clínica el 2 de enero de 2009. La primera obra de no ficción de este director de cine y guionista está siendo muy celebrada. Giner trabaja también desde hace años con Pedro Almodóvar y Penélope Cruz.

–Tecleo su nombre en Google y no me sale una mísera entrada de Wikipedia. ¿Usted quién es?

–Uno que pasaba por aquí y decidió ponerse a hacer cosas. A ver si consigo una entrada, ¿no? ¿Siendo periodista no puede empujar?

–Una crítica de su libro Yo, adicto lo califica como "divertidísimo". ¿Cómo se consigue conservar el humor profundizando en un asunto tan tenebroso?

–El humor, negro, fue una herramienta vital. Conseguí resignificar mi dolor a través del humor. Contrario a lo que se piensa, el humor no resta un ápice de seriedad a aquello que se trata, pero, a menudo, sí ayuda a que pese menos y a hacerlo más respirable. En una clínica hay mucho dolor y oscuridad, pero también mucha alegría. Sería irreal y falso si no lo hubiese contado así.

–Emborracharse o colocarse mantienen intacto su prestigio social en España. ¿Cómo es de delgada la línea que separa el arte de vivir de la autodestrucción?

–Ciertos consumos y adicciones están más que normalizados no sólo en nuestro país, sino en el mundo. Pero no me atrevo a generalizar. La autodestrucción es algo muy personal e íntimo. Cada hoyo tiene una profundidad diferente. Esa línea la debe situar cada uno. No hay reglas ni fórmulas.

–¿Es incoherente que el mismo actor que boicotee una marca por experimentar con ratas se meta en el camerino medio gramo de cocaína comprado a un traficante que ha estrangulado a una familia?

–Usted ve mucha ficción, ¿no? Si algo me sorprendió de mi ingreso es que nadie pertenecía a la farándula. Unir la droga al mundo de la fama es irreal. Quizá existe esa leyenda por los medios, pero hay mucho más drama de adicción en personas anónimas que en el mundo de los focos. Comencemos a romper estos estereotipos. No ayudan a nadie.

–¿Cómo se ve el siniestro mundo de la droga desde la barrera? ¿Se consume más, menos, igual?

–Me sorprende lo mucho que se consume. Ahora soy muchísimo más consciente. Pero las drogas y el alcohol han existido y existirán siempre. En el libro hablo extensamente de esto. El problema no son las drogas ni el alcohol, somos nosotros; cómo las utilizamos y qué tapamos o evitamos afrontar al usarlas. Ésa es la verdadera enfermedad.

–Se cumplen 25 años de Trainspotting. ¿Ha sido la película que más fielmente ha mostrado a los yonkis? ¿Se vio reflejado?

–No. En Trainspotting se habla de una adicción concreta, la de la heroína, y no he sido heroinómano. Hay películas que me interesan mucho más. Le recomiendo Drugstore cowboy, Réquiem por un sueño, El pico, Arrebato, Martín Hache...

–El libro es su "segunda salida del armario". Quizás sea más difícil admitir que no bebe que apuntar su orientación sexual.

–Probablemente. Gracias a la evolución social hoy la orientación sexual es un tema menos tabú. Menos mal. Pero, ojo, no caigamos en triunfalismos. Queda mucho por hacer. Este año ha habido muchas agresiones homófobas y tránsfobas. En general, mostrar cualquier característica que te aleja de la "masa respetable y biempensante" sigue siendo un trago y un paso muy difícil de dar. La culpa y la vergüenza no han desaparecido aún de nuestra sociedad.

–¿A su madre no le inquietaba que con 12 años viera Lo que el viento se llevó?

–No, pero la primera vez que la vi lo hice acompañado de mis padres y me dijeron: "La vemos juntos y lo que no entiendas, nos preguntas y te lo explicamos". Siempre he sido muy peliculero.

–Trabaja con Penélope Cruz. ¿Qué nos perdemos de la mujer los que sólo conocemos a la actriz?

–Muchas cosas y le diré que todas muy bonitas.

–¿Qué puede contar de Madres paralelas, el nuevo proyecto de Almodóvar?

–Va a ser una preciosidad y no le puedo decir más. Pero gracias por intentarlo.

–Odia Moulin Rouge y Amélie al nivel de "querer prenderse fuego". ¿Es alérgico al romanticismo?

–Al baboso, sí. Me causa urticaria. El romanticismo per se me gusta, pero las ficciones que parecen frases de autoayuda de tazas del Tiger, con tanto amor tóxico en la ecuación… Eso de "no puedo vivir sin ti". Ese mundo me saca de quicio. Ya es hora de poner sobre la mesa que Amélie no es buena persona, sino una psicópata.

–¿Qué hay en Fellini que lo deja absorto?

–Magia. Fellini es magia y poesía en estado puro. Construyó un universo personal, único, atrevido, emocionantísimo. Es uno de los grandes maestros del cine. Alguien decía que si existe el cielo, tiene que sonar la banda sonora de Amarcord en él. No puedo estar más de acuerdo.

–Si en 2012 pensaba que la ironía se ha perdido y que somos menos berlanguianos. En 2021...

–En 2021 me quedo callado. La realidad nos ha dejado a todos sin argumentos. Ahora me preocupa cuándo terminará todo esto. ¿Hay final? ¿O vamos a vivir un descalabro interminable?

–Estudió Cine en Los Ángeles. ¿No le tentó quedarse?

–Me llamó Pedro [Almodóvar] y lo dejé todo por él. Volvería a hacerlo sin pensarlo un segundo.

–Estuvo dos años en la Metro Goldwyn Mayer. ¿Para cuándo una leona en vez del melenudo macho?

–Ya va siendo hora, ¿no? ¿Sabe que las leonas son las que hacen la mayor parte de la caza para la manada? Es hora de bajar de su pedestal al león, creo yo.

–Tiene un perro que se llama Paco. ¿Por Martínez Soria, Umbral o Porras?

–Por ninguno. Si tuviese que elegir, sería Paco España, que tiene un pasodoble, La Tomate, que pongo mucho en casa para hacer la flamenca cuando no me ve nadie.

–No esconde su simpatía por Mónica García, la lideresa de Más Madrid. Usted también prefiere a Ayuso antes que a Iglesias...

–Mónica es lo más. ¿Cuándo vamos a tener la oportunidad de tener como presidenta a una mujer tan comprometida y curranta? Quiero ver a todos los partidos de izquierdas pactar tras las elecciones y conseguir la Comunidad de Madrid. A Ayuso no la quiero ni en pintura. Preferiría a Espinete antes que a ella.

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