Rafael Matesanz (Madrid, 1949) fue el cerebro que ha permitido a España ser líder mundial en donación y trasplantes durante 28 años consecutivos y ha convertido a la ONT en la joya de la corona de la sanidad, de la que se despidió en mayo de 2017 con el reconocimiento de miles de personas a las que salvó la vida. Nuestro país alcanzó este 2020 un nuevo máximo histórico con 48,9 donantes por millón de población y se acerca a los 5.500 trasplantes. Este médico especializado en nefrología sigue al pie del cañón y se ha mostrado muy crítico con la gestión del Gobierno en la pandemia del coronavirus, desde el inicio, a la desescalada y a esta segunda ola.
–Siendo nefrólogo, ¿entiende que los planes de estudio marginen cada vez más a las lenguas clásicas? ¿Cuánto tiempo habrá perdido explicando qué demonios es el nephrós?
–Doy por perdido que la gente sepa lo que es. Suelo añadir que soy médico del riñón, pero entonces me preguntan si opero. En fin...
–Distancia social, uso de mascarilla, lavado de manos, no tocarse la cara y ventilar espacios cerrados. Los consejos para estar a salvo de un virus son los de hace un siglo, ¿no?
–Más o menos, y lo de confinarse nos retrotrae a las pestes de la Edad Media. No hemos avanzado mucho en estas cosas.
–Ha sido muy crítico porque en España no nos hemos preparado para la segunda ola. ¿Lo achaca a la falta de diálogo entre los políticos, a hacer oídos sordos a las recomendaciones de los expertos, a escasez de medios económicos…?
–Sin duda a no hacer caso de los profesionales porque fuimos muchos los que insistimos en lo que había que hacer y ya. En la práctica se fueron de vacaciones.
–¿La doctora Ana Pastor habría llevado mejor esta crisis que el filósofo Salvador Illa?
–La duda ofende. Habría sido la persona adecuada.
–Entre Celia Villalobos e Illa, ¿quién sabe menos de sanidad? ¿No le parece que esta pregunta inocente define a la política española?
–Dos vivos exponentes de la alta estima en que tienen los presidentes del Gobierno a la sanidad. Al menos Illa, pese a ser lego en sanidad, parece una persona inteligente y trabajadora.
–"Fernando Simón ha dado cobertura a decisiones políticas", afirma usted. ¿Qué habría hecho en su lugar? ¿Le ha sobrado arrojo?
–Me he visto muchas veces en posiciones similares y nadie ha podido colocar a la ONT en ningún partido. El discurso independiente de Fauci respecto a Trump debe servir de ejemplo.
–Fue director general del Insalud el siglo pasado, antes de la orgía del traspaso de competencias. ¿Cuánto de menos echamos un mando único efectivo en materia sanitaria?
–Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La sanidad debe estar en las comunidades, cerca del ciudadano, pero hace falta un poder central coordinador con unas reglas definidas que hoy no existen.
–En 2010 dijo en El País que Pastor y Trinidad Jiménez eran los dos mejores ministros de Sanidad que ha tenido España y que hubo algunos "asesinables". Sea sincero: ¿a quiénes se refería?
"Celia Villalobos o Salvador Illa son vivos exponentes de la alta estima de los presidentes del Gobierno a la sanidad"
–La palabra "asesinables" no fue políticamente correcta, aunque estuviera entrecomillada, pero no es ningún secreto que de los 17 ministros que me han tocado, choqué con Villalobos y Bernat Soria.
–Alerta un compañero de que esto no es nada con lo que está por venir en unos años: cómo hacer frente a las bacterias multirresistentes, que no se inmutan ante los antibióticos.
–Entre otros muchos peligros globales. Son los riesgos del mundo que hemos creado y que no es tan positivo como algunos creían.
–¿La Organización Nacional de Trasplantes que dirigió es la prueba de las virtudes del jacobinismo?
–No, porque el estado no tiene mas competencias en trasplantes que en el resto de la sanidad. Es la prueba de que la coordinación es posible si se sabe hacer.
–¿Cómo consiguió que España se convirtiera en el país más solidario en donación de órganos?
–Sobre la base de un buen sistema de salud y la generosidad de los españoles, desarrollamos un sistema organizativo propio en el que pusimos la persona adecuada en el sitio adecuado y en el momento adecuado. Innovación, mucho trabajo y buena gestión: tan sencillo como eso.
–¿Qué dice eso de una nación y de sus ciudadanos? No seremos tan malos...
–Somos mucho mejores de lo que dicta nuestra baja autoestima. Pero ya lo decía el Cantar de Mío Cid hace ocho siglos: "Dios, que buen vassallo si oviesse buen señor".
–Fumo, bebo y no hago ejercicio. ¿Ve salvable alguno de mis órganos además de las córneas?
–No pierda la esperanza. De los arrepentidos dicen que es el reino de los cielos, así es que...
–Con los avances en los estudios genéticos y en los trasplantes, ¿cuándo calcula que el ser humano podrá vivir 200 o 250 años?
–Espero que nunca. ¡Qué horror!
–¿El cerebro de quién trasplantaría a los líderes políticos nacionales?
–No les veo salvación posible, ni con un trasplante.
–La ONT ganó el Príncipe de Asturias en 2010 y 10 años después los sanitarios se han llevado el Princesa de Asturias. ¿Qué rama sanitaria podría ser galardonada en 2030?
–Quiero creer que algún día reconocerán como se merece a la atención primaria, pero me imagino que será algo que suene a más moderno.
–Dice su currículum que es asesor de la Organización Mundial de la Salud. ¿No le da vergüenza...?
–Reconozco que algo sí, pero al menos en los trasplantes la OMS lo ha hecho bien, entre otras cosas porque fue la ONT quien les fue marcando el paso. Diferencia con el Covid...
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