“Sergio Ramos se ha hecho un coleccionista de arte muy viral”

Jesús Barrera | Galerista

Jesús Barrera, en la Galería Berlín.
Jesús Barrera, en la Galería Berlín. / Juan Carlos Vázquez
Gonzalo Gragera

17 de septiembre 2023 - 03:00

Formado en el ámbito de la comunicación y de la gestión cultural, Jesús Barrera (Morón de la Frontera, 1983) decidió hace ahora casi tres años abrir, junto con su socio, la galería Berlín, en el barrio de la Alfalfa de Sevilla. Con experiencia como librero en “Un gato en bicicleta” y como comisario en exposiciones, Barrera no se lo pensó dos veces cuando le ofrecieron la idea de regentar su propia galería. Fue a finales del primer año de la pandemia y, desde entonces, no ha parado la actividad cultural de una galería que se ubica en el local que albergó el conocidísimo bar Berlín. “Por estas paredes han pasado multitud de personas relacionadas con la cultura. Y si te fijas, en el suelo conservamos el lugar donde estuvo la barra del bar y también hemos dejado los focos de discoteca”, apunta el galerista, quien asegura que para finales de año habrá celebración –una cita más especial- para brindar por los tres primeros años de vida de la ya consolidada galería Berlín.

–Estas paredes que nos acogen, antes de ser una galería, fueron un bar con mucha fama.

–Así es. Fue un bar que todos los sevillanos conocemos. Manolo Cuervo me contaba que el Berlín fue un bar que abrió en el año 89 y que este nombre viene por la caída del muro. Del muro de Berlín, naturalmente. La ciudad alemana era la ciudad por antonomasia de aquel año. Este bar ha sido historia de Sevilla. Todos, del mundo de la cultura, hemos acabado aquí. Ten en cuenta que la facultad de Bellas Artes está muy cerca. Por el Berlín pasaban estudiantes de Bellas Artes y, además, en los noventa, la zona de marcha de los artistas estaba la Alfalfa. Kippenberger, por ejemplo, vino mucho al Berlín.

–¿Y cómo surge la idea de montar la galería?

–Pues es una historia bastante curiosa. Yo vengo del mundo de la comunicación, pues terminé Publicidad y Relaciones Públicas. Pero en la facultad ya me estaba enfocando hacia la historia del arte. Hacía cursos, seminarios. Aunque sin tener mucha idea de lo que estaba haciendo. Tan sólo porque me fascinaba el arte contemporáneo. Me gustaba mucho. Pasaron los años y llegó Un gato en bicicleta, mi anterior negocio, que ahora lo acabo de cerrar. Y estando un día en Un gato en bicicleta, mi socio Juan me avisó del cierre del bar Berlín y me propuso montar una galería, que era algo que llevaba años queriendo hacer. Nos liamos la manta a la cabeza y en un mes abrimos.

–Un bar en Sevilla no es un proyecto demasiado atrevido. Pero una galería sí es algo más singular. ¿Hay mercado en nuestra ciudad para las galerías de arte?

–Es algo que hablamos mucho con compañeros del gremio. Sí: hay mercado en Sevilla. Lo que pasa es que no es un mercado como se ve en otras grandes ciudades. Es un público pequeño, pero porque estamos en una ciudad pequeña. Y porque los precios que manejamos son precios altos que no todos nos podemos permitir. Aunque las galerías, en ese aspecto, damos facilidades. Si, por ejemplo, alguien está enamorado de una obra de Manolo Cuervo, pero por lo que sea no puede hacerse con el cuadro, intentamos ver la manera de que esa persona pueda adquirirlo.

–¿Cuál es el perfil del cliente en Sevilla?

–No lo sé. No hay un perfil directo. Evidentemente tiene un nivel sociocultural alto. Y es gente con ganas de buscar, de encontrar. Aburrida de lo que vemos a diario. Sevilla es más moderna de lo que nos creemos. Es muy heterogénea y ecléctica.

–¿Quien antes compraba arte ahora prefiere comprar tecnología u otros objetos de lujo?

–No, no lo vemos así. De hecho, ahora se está produciendo un movimiento curioso con Sergio Ramos, que es futbolista pero también coleccionista. Él le compraba mucho a Manuel León. Y Manuel León, por su parte, lo asesoraba, al igual que Fernando Francés. De este modo, Ramos se ha hecho un coleccionista muy viral. Va a museos, suele colgar obras de arte, etc. Es una persona que se está educando en arte. Ese movimiento que él ha creado ha hecho que mucha gente vea el mundo del arte de otra manera. Y se interese. Se ha roto ahí, al menos parcialmente, una barrera cultural que tenemos en las galerías. Porque es un sitio silencioso, donde no hay ruido, donde se piensa que no se va a entender lo que aquí se expone...

–Hoy día, ¿qué ofrece una galería que no ofrezca Internet?

–Uno tiende a pensar que Internet se va a comer el mundo de las galerías. Pero el que compra quiere ver la obra. Para mí la pintura en directo es imprescindible. Te pongo un caso: yo tengo a Sofía González, artista que seguía en redes. Me gustaba, pensaba que tenía algo, pero hasta que no fui al estudio, y vi su obra en directo, no llegué a enamorarme perdidamente. El coleccionista quiere ver el directo, y quiere el asesoramiento del galerista. Una galería no es sólo venta, también es asesoramiento. Y luego: la galería no es solamente lo que se expone, también tiene mucho fondo.

–¿Claves para que una galería funcione?

–Ni idea. Pero ni idea. Yo lo que estoy es muy agotado (risas). Puede que mi concepto de galería sea salir. Tener la base en Sevilla, pero salir. Ir fuera. Ver.

–La pintura en Sevilla. Hoy. ¿Cómo está el panorama?

–Mira: Sevilla es la madre de los pintores. Y lo digo a boca llena, aunque suene muy chovinista, y no me gusta para nada ser chovinista de Sevilla. Pero es una realidad. Vas a Madrid o a Valencia o a Bilbao y te dicen: “Qué respeto, Sevilla. De Sevilla viene la pintura”. Tenemos una facultad muy académica, que tiene sus inconvenientes, pero es cierto que ese academicismo te hace ir más allá. Me voy a ir a un cliché para ponerte un ejemplo: Picasso es Picasso porque era académico, él era academicismo puro. O Rubén Guerrero, un pintor maravilloso. Miki Leal, igualmente. Sevilla dispone de una unión muy bonita entre pintores. De muchas generaciones. Donde los jóvenes aprenden de los consagrados. Quizá por esto Sevilla es una cuna de pintores.

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