Álvaro Pinteño, fisioterapeuta: "El dolor crónico afecta a más de millón y medio de andaluces"
Pinteño, especialista en dolor crónico, publica el ensayo '¡Joder, cómo duele!' (Arpa editores), donde analiza la situación actual de esta enfermedad, calificada por el autor con la expresión "pandemia silenciosa"
Alvaro Pinteño es fisioterapeuta, graduado en la Universidad Alfonso X el Sabio, y profesor en diferentes masters y cursos de posgrado. En el ámbito docente y en el ámbito clínico, este especialista dedica sus horas a estudiar, tratar y explicar el dolor crónico. Una enfermedad que califica de “pandemia silenciosa” y que en Andalucía sufren “más de un millón y medio” de personas. Con Pinteño hablamos acerca de cómo cuidar o aliviar el dolor crónico. También procuramos también identificar las principales causas de la enfermedad, y aprender a vivir con esta situación, y analizar los medios que actualmente dispone el sistema sanitario para atender a los pacientes. Todo ello a propósito de su ensayo ‘¡Joder, cómo duele!’, publicado en la editorial Arpa.
Pregunta.Una “pandemia silenciosa”. Así define usted la situación de las personas que padecen dolor crónico.
Respuesta.Porque se trata de un dolor invisible, que no se ve. No tenemos una prueba objetiva ni biomarcadores científicos ni nada que nos acredite o que nos diga cuál es el dolor exacto que sufre una persona. Además, el dolor es una experiencia tan privada y tan subjetiva que no todo el mundo desea compartir. A veces incluso ni se pide ayuda. Lo que no significa que no se esté padeciendo. De ahí que juegue con palabra “silenciosa”. Quizá alguien cercano esté padeciendo dolor crónico y no lo sepamos.
P.Centrándonos en Andalucía: ¿se manejan datos concretos de personas que sufran dolor crónico?
R.Según el barómetro del dolor crónico en España, en el año 2022 esta enfermedad afecta a más de millón y medio de andaluces mayores de edad.
P.Hay una palabra que se repite a lo largo de su libro, y que es clave en esto del dolor crónico: nocicepción. ¿Qué significa este concepto?
R.La nocicepción sería la información que captan los receptores del daño. Por la nocicepción experimentamos dolor, pero se ha demostrado que por sí sola no es suficiente. Ahora mismo, en esta conversación, hay nocicepción en mi culo, pues estoy sentado en una silla y mis receptores químicos se están activando. Pero no por ello me duele el culo.
En la privada podemos tener actualmente una hora para atender; en la pública disponemos de diez minutos, y con suerte. Los gestores sanitarios y los políticos tienen que darle una vuelta y cambiar las reglas de juego del propio sistema"
P.Asegura usted que el sistema sanitario no está dando respuesta a este problema del dolor crónico.
R.Así es. Actualmente, disponemos de poco tiempo para atender a los pacientes con dolor crónico. Es necesario establecer una buena historia clínica y una buena valoración, y eso requiere de tiempo. En la privada podemos tener actualmente una hora para atender; en la pública disponemos de diez minutos, y con suerte. Los gestores sanitarios y los políticos tienen que darle una vuelta y cambiar las reglas de juego del propio sistema.
P.Leo que en nuestra comunidad, Andalucía, tenemos altas cifras de suicidio; suicidios cuya causa responde a una situación de continúo dolor crónico.
R.En efecto. Y hay mucho estigma en torno a este tema. Se sabe que el dolor crónico afecta más a la mujer que al hombre; sin embargo, hay una correlación inversa, pues los hombres se suicidan más que las mujeres. Se sabe también que los hombres con dolor crónico reportan una pérdida de masculinidad y se sienten más vulnerables.De ahí que callen esa situación. Pero repito: que no se desee compartir no quiere decir que la persona no esté sufriendo. Esto es importante, pues hay una relación enorme entre visibilizar un problema y sensibilizar con ese problema.
P.¿Es entonces habitual que el dolor crónico derive en suicidio?
R.Sí. Aunque sería necesario distinguir entre autolesiones e intentos de suicidio. Es frecuente que los pacientes con dolor crónico –sobre todo mujeres- tiendan a autolesionarse. ¿Qué quiere decir? Hay un mecanismo conocido como modulación condicionada del dolor. Esto básicamente quiere decir que un clavo saca otro clavo. Un nuevo dolor es capaz de quitar o de modular el dolor por el que se está pidiendo ayuda. Cuando un paciente padece una sensación tan desagradable que no controla [el dolor crónico] se llegan a provocar autolesiones porque esa nueva lesión sí le otorga control, seguridad e incluso alivio. Es frecuente encontrarse con estas situaciones de afrontamiento del dolor en consulta. Aquí vemos la correlación directa que hay entre salud mental y dolor crónico.
P.¿Traumas infantiles contribuyen a padecer dolor crónico?
R.Sí. Hay estudios nórdicos que nos dicen que los padres sobreprotectores, que viven con mucho estrés los eventos adversos que les suceden a sus hijos, pueden influir en estos a la hora de sufrir dolor crónico en la edad adulta. No quiere decir que el dolor se aprenda en la familia, pero sí la conducta de afrontamiento.
Quienes menos recursos tienen son los que más padecen de dolor crónico"
P.¿El dolor crónico viene condicionado por factores ajenos a la salud? Me refiero a cuestiones socioeconómicas.
R.La ley de cuidados inversos nos dice que las personas que más ayudan necesitan son quienes menos acceso tienen a ella. Paradójicamente, las personas con más problemas económicos y que ocupan una posición jerárquica inferior tienen mayores tasas de prevalencia de dolor crónico. Desconocemos por qué se da esto, pero es así: quienes menos recursos tienen son los que más padecen de dolor crónico.
P.¿Cómo es eso de que el dolor no está en el cerebro?
R.Porque, como hemos estado hablando, no tenemos un área cerebral que se llame dolor. El cerebro es un órgano muy importante en las experiencias del dolor, pero su localización final no se encuentra ahí. Todo el auge de la neurociencia nos ha llevado a esa idea del cerebro-centrismo. Incluso atribuimos propiedades humanas a este órgano. Cosa que es una falacia. El caso es que no hemos conseguido encontrar el dolor en el cerebro.
P.El final del libro lo cierra un texto en defensa de la ciencia. ¿Considera usted que hay que defender esa posición a favor de la ciencia? Quiero decir: ¿estamos en un mundo en el que predomina o influye lo acientífico?
R.Soy el primero que critico a la ciencia, pero luego que nadie se meta con ella (risas). Es cierto que muchas veces quienes enarbolan la ciencia no saben cómo se hace ni la conocen. La enarbolan porque lo dice “la ciencia”. Como si fuese una especie de religión. Pero sabemos que el propio método científico tiene límites. Aunque también es cierto que hay personas que acogen cualquier tipo de pseudociencia.
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