“¿Cuánto dinero daríamos por no envejecer nunca?”

Entrevista. Susana Hornos

La viuda de Federico Luppi representa en el teatro a María Teresa León y aparece en la serie de La 1 'Estoy vivo'

La actriz Susana Hornos
La actriz Susana Hornos

21 de mayo 2021 - 05:00

Por su matrimonio con el actor argentino Federico Luppi, fallecido en 2017, Susana Hornos (Fuenmayor, La Rioja, 1973) estuvo durante muchos años entre ambos lados del Atlántico, cosechando reconocimientos por su labor teatral como dramaturga y actriz en Buenos Aires. En escena protagoniza un texto de su autoría, María Teresa y el león, sobre la primera mujer de Rafael Alberti. En La 1 es Elena Gamboa en la serie Estoy vivo.

–En el teatro interpreta a María Teresa León ¿Qué nos puede descubrir de la primera mujer de Alberti?

María Teresa León es una de tantas mujeres fascinantes que en los colegios y en la historia ni se las nombra. No es algo de lo que debamos sorprendernos, pero pienso que sí ocuparnos. De ella y de tantas. Yo decidí hacerlo desde mi humilde morada que es el teatro. Siento que es mucho más lo que merece, por su escritura, por toda la lucha incansable y agotadora que llevó en el exilio contra el fascismo, porque de todos los libros de historia sobre España su Memoria de la melancolía es uno de los más conmovedores, amen de su lenguaje, su punto de vista como madre, mujer y escritora, nos cuenta otra España, vivencias que hoy ayudarían tanto a la gente joven a entender de donde venimos, a saber que muchas mujeres dejaron cada soplo de su su vida para que hoy nosotras podamos votar libremente, estudiar y tener los mismos derechos. No es necesario recordarlas desde la pleitesía pero que mínimo que saber quienes fueron.

-¿De que manera influye en el poeta de El Puerto?

-Es más que una influencia, es que ella formaba parte de esa Generación del 27, nos han mostrado en las escuelas que solo eran varones, pero se dejaron a ellas de lado. Yo creo que algo que la pareja tenía y alimentaban entre ellos (te uso un termino argentino que adoro) era la polenta con la que hacían todo. Alberti y María Teresa no fueron solo poesía y prosa, fueron exilio, recabar fondos, armar encuentros, conseguir que esa generación no solo se conociera en España, hacer teatro en las trincheras, vivir el desarraigo de tantos años, o la misma odisea de sacar varios cuadros del Museo del Prado para evitar que fueran bombardeados, cuánto hubo de insensatez y cuanto de inteligencia en esa acción, pero alguien tenía que hacerla, y en eso ellos le ponían cuerpo a las letras, no solo creación.

-¿De que manera la aborda en escena?

-Yo leía a María Teresa y estaba muy impregnada de su lenguaje y vida, siempre me sobrecogía cuando hablaba con tanto dolor de su imposibilidad de volver a España. Un día leí un hecho que desconocía, cuando por fin muere Franco y tantos exiliados pueden regresar, ella ya tenía inicios de Alzheimer; lo describió Marcos Ana, ella regresó pero ya no sabía que estaba aquí. Que una de las personas más empeñadas en transmitirnos su memoria, la terminara perdiendo, que todo lo que sufrió por no poder volver no pudiera ser recompensado por años de vejez ya en su país, me pareció tan doloroso como paradójico, y ahí decidí escribir esta historia, justamente desde esa mujer que deambula con su Alzheimer y en su nebulosa trata de recordar su vida. La obra es un gran flashback a través de varias escenas que transitan lo que para mí eran momentos cruciales para ella, por ejemplo claro está, cuando ellos se conocieron.

-¿Cómo es su María Teresa León?

-Gracias a que mi directora Carolina Román, llevaba la batuta de todo, desde el principio me pidió que no tratara de imitarla nunca: crea tu propia María Teresa, llénala de vida, no seas una copia. Y esa forma de trabajar, fue un acierto y un hermoso viaje de principio a fin.

"De todos los libros de historia sobre España, Memoria de la melancolía, de María Teresa León, es uno de los más conmovedores"

-¿La muerte es una aventura como la vida?

-En estos últimos tres años he perdido dos de las personas más importantes de mi vida, mi marido y mi hermana. Estos días hablando con amigas de mi hermana, nos contábamos sueños que habíamos tenido con ella, tan reales que por momentos piensas que siguen ahí, y como ella era un cascabel, te levantas con esa alegría que ella tuvo siempre. Esa es la gran aventura para mí, la de los que nos quedamos, aprender a como seguir respirando, sobreviviendo primero, viviendo después y tributar lo que han sido para nosotros. Aprender a adaptarse, a crear nuevos hábitos, a reírse de la propia muerte, a no conformarse con solo estar bien, a crear, o trabajar, o viajar con ellos rondándote siempre pero también lejos, porque tienes que seguir sin la culpa de que tu sigues viviendo, y cuando no crees en dioses o cielos, tu fe son ellos.

-Eso nos enlaza con su serie en La 1, Estoy vivo ¿Qué nos dice de su villana, Elena Gamboa?

-Elena Gamboa es una de esas voces y reclamos que yo me pregunto ¿y si alguien me ofreciera lo que ella vende? Esa inmortalidad, un cuerpo sano siempre, ¿cuánto dinero serías capaz de dar para poder seguir viviendo con el amor de tu vida? ¿Cuánto dinero por no envejecer nunca? Y entonces piensas en esa insan¡a y pones la televisión, ves las redes, la publicidad, las revistas…y te das cuenta de que el mundo está lleno de Gamboas vendiéndonos la eterna juventud, de políticos que te dicen, si quieres estar sano, págalo. No está tan lejos la ficción de la realidad. Eso sí, ella no se esconde tras ninguna máscara, estés a favor o no de su Hermandad, hay que reconocerle que va de frente.

–¿Qué nos cuenta de sus protagonistas, Javier Gutiérrez y Alejo Sauras?

-Ellos junto con Castejón, Laia Manzanares y Fele Martinez han sido eso que se dice siempre y es tan real: mi familia en el set, además de un equipo técnico y de producción que me han mimado desde el minuto uno. No son solo actores, son compañeros, uno aprende oficio solo viéndolos, para mí, que llevo tan poco tiempo desde que regresé a España, que justo haya comenzado mi andadura televisiva con ellos…recuerdo la inmensa alegría que tuve el día que Tonucha Vidal me llamó para hablarme de este trabajo, y eso que aun no sabia, el gran regalo que me esperaba después.

"Los recuerdos más bonitos que tengo de mi marido son nuestro día a día"

-¿Y del productor ejecutivo de Estoy vivo, Daniel Écija?

-No hemos coincidido pero si algo tengo claro es que está siempre. En cada decisión sabes que él va a estar detrás. Te das cuenta como funciona todo desde los guiones, la producción, el casting, por supuesto, el riesgo y es evidente que hay alguien detrás que es esa cabeza que todo lo acciona y previene. No puedo dejar de agradecer a ese equipo de guionistas que coordina Guillermo Cisneros porque tanto el personaje de Elena Gamboa de esta temporada, como esas tres enlaces maravillosas, el nuevo comisario o como no, la familia Moya, están llenos de giros, humor y carácter para que el actor pueda divertirse y crear. Una vez más, Écija presente siempre.

–Y tres años después de la muerte de su marido, Federico Luppi...

-Los recuerdos más bonitos han sido siempre nuestro día a día. Por supuesto haber trabajado juntos tantos años me ha dado un aprendizaje inabarcable a todos los niveles, su puntualidad, sus horas y horas de estudio, su escucha, su capacidad de concentración, su bendita vehemencia…pero al final lo que más se extraña son las mañanas por ejemplo. A él le encantaba la limpieza de la casa, así que madrugaba mucho, recogía la cocina, barría, fregaba, ordenaba y luego despacito preparaba el desayuno, tenía una gran imaginación para armar emparedados con las sobras del día anterior, y todo eso lo hacía tarareando, después ya llegaba el mate y nuestras largas charlas en la cocina, mezcla de chistes malos que no podía parar de contar y recuerdos de su vida en el campo, tan parecida a la mía que me crié en una granja. Así que terminábamos hablando de como su padre cortaba el vacuno o mi abuela partía los corderos en la carnicería. Extraño nuestras mañanas, sigo tomando mate temprano mientras lo escucho tararear “Elle avait des tout petits petons, Valentine, Valentine”

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