"La fe del sur es un dique de contención"

José Ignacio Munilla Aguirre. Obispo de San Sebastián

Lo ordenó sacerdote monseñor Setién y relevó en la diócesis guipuzcoana a monseñor Uriarte. Dos clérigos señalados por su afinidad con el pensamiento abertzale. Dio la conferencia inaugural de las VII Jornadas Católicas y Vida Pública en Bormujos.

"La fe del sur es un dique de contención"
"La fe del sur es un dique de contención"
Francisco Correal

23 de febrero 2014 - 11:16

-Un donostiarra, Fernando Aramburu, ha ganado el premio Biblioteca Breve. Usted tiene fama de llevar una buena biblioteca en sus conferencias...

-Dostoievski, Bernanos, Chesterton. Esos grandes clásicos son un regalo que tenemos. Y lo curioso es que casi todos son conversos, conocieron antes una sociedad sin Dios.

-¿El miedo del portero al penalti es pecado?

-Como buen futbolero, uso siempre esa figura. Uno quiere que entre el balón, otro quiere pararlo. Entre el portero y el delantero, nosotros también queremos hacer un Dios de juguete, manipularlo a nuestro antojo.

-¿Es de la Real Sociedad?

-Cuando me nombraron obispo de San Sebastián, coincidió con el ascenso del equipo a Primera. Fui al estadio y en Euskal Telebista dije que era un realista poco practicante igual que entre los aficionados hay muchos católicos poco practicantes. Dije que ellos y yo deberíamos hacer un esfuerzo.

-¿Cómo ve un obispo vasco la religiosidad del Sur?

-Partíamos del prejuicio, de una visión superficial de esa religiosidad como una manifestación populista, poco profunda y yo creo que es todo lo contrario. En estos tiempos de secularización, de una sociedad sin Dios, esa religiosidad popular es un dique de contención. Juan Pablo II decía que una fe que no llega al pueblo es una fe inmadura. Y aquí llega. El norte de España era mucho más religioso, pero ese mapa se ha invertido, se ve en el número de matriculados en la asignatura de Religión. El norte tiene el doble riesgo del dinero y de las ideologías exacerbadas, de crear una especie de idolatría política que ocupa el espacio de la religión.

-¿Cómo van a vivir la capitalidad cultural de San Sebastián en 2016?

-Tenemos que hacer algo y vamos a abrir un Museo Diocesano en la basílica de Santa María. El arquitecto Rafael Moneo está dispuesto a ayudarnos en el diseño y queremos abrirlo el 1 de enero de 2016.

-¿Cómo se lleva el obispo con el alcalde de Bildu?

-Voy a decir una cosa que no es secreta. Teníamos un acuerdo con el anterior alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, por el que la diócesis costearía un albergue para transeúntes y pobres y el Ayuntamiento correría con los gastos del Museo Diocesano. Con el cambio político, el alcalde de Bildu no ha querido asumir ese acuerdo. Nos haremos cargo de las dos cosas sin quejarnos. Es mucho mejor encender una luz que maldecir las tinieblas.

-Su predecesor, Juan María Uriarte, es seguidor del Athletic. ¿Hay más diferencias además de las balompédicas?

-Es obvio. Pero hay que aprender de los errores y no estar restregándolos.

-¿Cómo vivió las dos Ligas de la Real 81 y 82?

-Estaba en el seminario de Toledo.

-¿La cercanía a la obra de El Greco definió su universo religioso?

-Me ayudó mucho. Mi vocación no fue tardía, todo lo contrario. Llegué un año antes de poder ordenarme, era muy jovencito. Pasé un año entero leyendo a Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Ahora está de moda ir en busca de místicas orientales, cuando tenemos aquí unos tesoros que desconocemos.

-Dicen que lo retuitea más gente que al Papa...

-Es un estudio que ha hecho un economista argentino de personas de la Iglesia con seguidores en Twitter. Soy el primero del mundo, seguido por el cardenal de Boston y el Papa. Pero no es un estudio riguroso. Cuenta el número de retuiteos, de favoritos. No tengo nada que hacer con el Papa. Tiene diez millones de seguidores en la red.

-¿Marca haber crecido en el barrio de Inchaurrondo?

-Muchísimo. Recuerdo el sufrimiento que iba unido a ese cuartel de la Guardia Civil. Hace poco me invitaron a la inauguración de un monolito con las fotografías de los cien guardias civiles de ese cuartel asesinados por ETA. Ni 99 ni 101, cien hombres, que se dice pronto. A un escultor le han encargado un Cristo para la capilla del cuartel, un crucificado con cien gotas de sangre, una por cada agente asesinado.

-¿Cómo ve un obispo de frontera el problema con los inmigrantes en la frontera del sur?

-Siento una profunda admiración por la Iglesia de Cádiz por la encomiable tarea que desarrolla. La zona del Estrecho es uno de los lugares donde se visualizan las diferencias verdaderamente pecaminosas, escandalosas entre los continentes. Es como cuando hemos visto un edificio que sale ardiendo y la gente se lanza desesperada al vacío; esta gente igual, se lanzan al vacío del mar. No tiene nada que ver con lo que vivimos en la frontera con Francia. Allí el concepto de frontera ha desaparecido, no te piden ni el carnet de identidad. Se ve en el número de franceses que visitan San Sebastián a diario. En el norte el concepto de frontera no existe.

-¿Es asiduo al festival de cine de San Sebastián?

-No tengo tiempo. Soy más de ir a películas concretas. Me impresionó recientemente De dioses y hombres, sobre el martirio de unos monjes franceses en Argelia. Aborda de forma valiente y muy interesante las relaciones con el Islam, la conexión con el norte de África, esa presencia tan cercana en Andalucía.

-¿El PNV sigue siendo un partido de obediencia demócrata-cristiana?

-No me pregunte por eso. No me saque los temas salaos.

-Dicen que Sabino Arana tuvo la visión de un Euskadi independiente un domingo de Pentecostés...

-Por lo visto era un hombre profundamente religioso, pero no quiero hablar nada de eso. Si no digno nada del PNV cuando estoy en mi tierra, no es correcto que lo diga cuando estoy fuera.

-¿El papa Francisco ha revolucionado a la Iglesia?

-La ha sacado de la siesta cuando habla de la psicología de la tumba que tienen algunos cristianos, de momias de museo, de la tristeza dulzona.

-¿Usted comunica?

-Se hace lo que se puede. Mi hermano Esteban fue director de Radio María durante siete años. El tiempo que yo tuve un programa de radio de ocho a nueve de la mañana todos los días, domingos incluidos.

-¿Iba para cura?

-Para nada. Mi idea era estudiar una carrera. Fue mi regalo de cumpleaños.

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