Joaquín Cortés | Bailaor

“Falta mucho a nivel institucional porque no hacen nada”

El bailaor, productor y coreógrafo Joaquín Cortés.

El bailaor, productor y coreógrafo Joaquín Cortés. / José Ángel García

En la vehemencia y la rotundidad con la que se expresa se percibe quién es y mucho de cómo es Joaquín Cortés (Córdoba, 1969). No es un hombre fácil de llevar, ni maleable, pero su pasión por lo que dice o hace es el mejor embajador de su arte. La fuerza que manifiesta en cada frase, sus ideas, su defensa de lo que se dice de él, o no se dice, y de su trabajo lo retratan con una seguridad demoledora que él define como Esencia, y que ahora materializa sobre el escenario tras años fuera de ellos.

–42 años de carrera son muchos años, ¿qué queda del niño de 12 años que subió por primera vez a un escenario?

–Queda la Esencia –como el título del nuevo espectáculo– del niño que soñaba con volar y con bailar por todo el mundo. Era un rebelde con causa, pero sus ideas han sido plasmadas y llevadas al mundo entero.

Esencia es el resurgir tras seis años de ausencia, ¿cómo lo está viviendo?

–Con muchísimas ganas de subir de nuevo a un escenario, que es como mi hábitat, mi mundo interior, donde me desnudo en cuerpo y alma, me dejo llevar y soy yo, así que estoy deseando. Me siento muy afortunado.

–¿Qué mensaje manda en este nuevo espectáculo?

–Es un musical flamenco con el sello propio mío que creé hace más de treinta y pico años, donde he sido precursor de la fusión, mezclando estilos de danza: el flamenco con ballet clásico, danza española y contemporánea. Y en la vertiente musical, 18 músicos con banda sonora original donde también fusionamos.

–¿Pesa mucho tanta responsabilidad?

–No, porque en ese sentido he sido muy maduro. Soy afortunado, gracias a Dios y a mi talento tengo un público fiel en todo el mundo, pero es complicado y hoy la gente lo tiene muy difícil.

–¿Cuál es su ilusión en esta nueva etapa?

–Estamos en cuatro ciudades en España. Ya hemos estado en Madrid, estaremos en Sevilla, después Barcelona y San Sebastián para que el público español nos vea. Son pocas fechas, lo sé, pero es algo exclusivo. Después cruzamos el charco y empezamos la gira mundial en Estados Unidos hasta Asia y todos los rincones del mundo, y que aplazamos por la pandemia.

–¿Teme que tras estos años su público haya cambiado?

–No creo porque ya tengo un público fiel tras treinta años como creativo, coreógrafo, productor, no sólo como bailarín. Y luego están las nuevas generaciones que se van enganchando. Al final todo esto es positivo para seguir potenciando la cultura universal.

–¿Cómo ve el mundo alguien que ha tocado el cielo con las manos y también ha vivido momentos difíciles?

–Yo sigo siendo ese niño que soñaba con volar. Que se subía a los escenarios con ilusión. Sigo con la misma fuerza. Evidentemente van pasando los años pero, bueno, habría que preguntarle al público.

–Pero, ¿cómo se ve usted?

–Yo me veo bien, con los mismos sueños y ganas de comerme un mundo que ya me he comido muchas veces, porque le he dado muchas vueltas.

–Estos años han sido contradictorios para su vida. Buenos por una parte en lo personal con la llegada de sus hijos y complicados por otra. ¿El balance personal afecta al profesional?

–La vida tiene momentos buenos y malos. Cuando se van los seres queridos es muy difícil de superar, pero tiene momentos mejores. Lo importante es no perder la esencia. Yo sigo aquí, sigo siendo el mismo. Tengo salud, fuerza, ganas e ilusión, que es lo principal, y me vuelvo a subir a los escenarios.

–¿Los episodios que ha vivido le han marcado?

–Nos marcan a todos, pero marca para bien. Lo importante es ser una persona luchadora y hay que saber superar todas las situaciones.

–La pregunta del millón, ¿qué pasó en Portugal?

–Es una pena que hagamos una entrevista para hablar de arte y acabemos hablando del personaje. Pero no me importa, lo mío está todo solucionado. He vuelto a los escenarios y la vida va bien, me sonríe.

–Con los nuevos escenarios sociales, ¿ha cambiado mucho el arte? ¿Le está afectando o sólo hay que redirigir el camino?

–A mí no me ha afectado. Si lo hubiera hecho no me hubiera metido en una gira mundial. La gente sigue creyendo en mí, no sólo las generaciones anteriores. Las nuevas también. Sigo siendo un precursor, un vanguardista, un visionario.

"Aquí hay mucho talento, pero sólo potenciamos a los chefs y a los futbolistas, y no tengo nada en contra”

–Los sentimientos son la base de su arte y de su persona, ¿cómo consigue canalizarlos?

–Vivo el día a día, con todas las emociones y con lo que me voy encontrando. Lo que hago es luchar cada momento.

–Desde su perspectiva, ¿cómo ve y vive la situación actual de la cultura?

–No hablo de mis compañeros porque no me gusta, pero tristemente para la cultura, y más para mí que soy uno de sus reivindicadores, falta que se haga mucho más a nivel institucional porque no hacen nada. Por mucho que digan, para apoyar a esas nuevas generaciones, que lo necesitan para poder salir, se necesita más. Hoy en día no hay compañías como la mía con 40 personas porque no pueden salir. ¡Ah, sí! (Ironiza) El Ballet Nacional de España, que lo pagamos todos los españoles, que es institución y que tienen un dineral para gastar, pero compañías privadas como la mía, españolas, que viajen por el mundo, no. Yo sigo demostrando que se pueden hacer cosas con la cultura después de 42 años, eso nadie me lo va a quitar, ni ahora ni hace 40 años. Soy el que más gente ha llevado por el mundo sin ninguna ayuda, porque no la he pedido y no lo necesito. Lo he hecho a fuerza de luchar por la cultura y por la música.

–Tiene mucho que decir sobre este tema...

–Solo Julio Iglesias, como español, no como flamenco y gitano, ha llegado igual al mundo que yo. Muevo masas. Lo que hago es potenciar la cultura nuestra, luego esto nos beneficia y espero que haga reflexionar a los políticos.

–¿Ese apoyo es lo que más echa en falta?

–No para mí, sino para que esta gente se dé cuenta de que uno de los referentes nuestros a nivel mundial son las artes. Aquí hay mucho talento natural, pero solo potenciamos a los chefs y a los futbolistas, y que conste que no tengo nada en contra, pero hay que equilibrar la balanza y que lo veamos más en televisión y en otros foros.

–¿El cambio de la sociedad tras la pandemia ha modificado su arte?

–No. Una cosa es que el mundo haya cambiado, pero a nivel cultura hay mucha hambre. La gente lo ha pasado muy mal.

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