José Carlos Somoza | Escritor y psiquiatra

"Hoy nos falta la mirada interior, y es clave para conocer la verdad"

"Hoy nos falta la mirada interior,  y es clave para conocer la verdad"

"Hoy nos falta la mirada interior, y es clave para conocer la verdad" / Juan Carlos Vázquez

El dolor le impide volver a La Habana, donde nació en 1959, y de la que salió exiliado junto a su familia un año después. Instalado en España desde entonces, José Carlos Somoza Ortega -bromea con que nunca podrá ir a Nicaragua-, estudió Medicina y se licenció en Psiquiatría, pero pronto decidió dedicar su vida a escribir, con apoyo inestimable de su mujer, cordobesa y también psiquiatra. Desde 1994 ha creado una veintena de libros, ganando premios por doquier, y muchos personajes magistralmente perfilados. Al borde de los 60, admite ahora que ser psiquiatra ha influido en su escritura.

-Es especialista en historias que mezclan ficción y realidad. ¿Hay un porqué?

-Sí. Me gusta mucho. Porque la realidad es muy grande y tiene partes de ficción. El género de misterio tiene una característica que mucha gente desconoce. Hay lectores que dicen preferir la novela realista. Y yo me quedo fascinado: qué hay más realista que el misterio. Nuestra vida es un enorme misterio. No hablo de España como sociedad, que es un misterio de los gordos. Sino de cada persona individual. Nadie sabe qué le va a pasar mañana. Es un suspense.

"Yo no quería crear un pastiche de Sherlock Holmes, sino algo así como un personaje intertextual"

-Acaba de publicar Estudio en negro, que tiene también una parte de ficción y otra de realidad, ¿no?

-Sí. Tiene mucha parte de realidad. Hay datos históricos en Estudio en negro, como que el creador de Sherlock Holmes estuvo en el lugar y tiempo que cuento.

-Que era médico, también.

-Sí, era médico.

-¿Y oftalmólogo como cuenta la novela?

-Incluso eso. Se dedicó a la oftalmología en sus primeros tiempos. Pero son personajes creados por mí en los que mezclo fantasía con realidad, como el Señor X y la enfermera que lo cuida.

-¿Quería hacer una precuela de Sherlock Holmes?

-No. Para nada. Quería crear algo sobre el Señor X, que es el verdadero protagonista, y pensé que podía ser muy interesante que Conan Doyle se hubiera inspirado en él para hacer su propio personaje. Estaba harto de pastiches sobre Sherlock Holmes. Novelas en las que un escritor moderno toma las riendas, se convierte en Doyle y trata de escribir una nueva historia o aventura. A mí no me gustaba nada de eso. Quería escribir un personaje mío con concomitancias. Algo así como un personaje intertextual.

-¿Pero hay un cierto reto a Conan Doyle, en el sentido de seguir el canon holmesiano y crear una historia que compita con las suyas?

-No me lo planteaba así. No como competencia. Lo que encaja en el canon, como dice, está todo explicado en la novela: el título, por qué se llama así, cómo es la relación entre Conan Doyle y el Señor X... No era mi deseo recrear el canon, si no crear una relación intertextual. Como si Conan Doyle, pasados los años, hubiese querido recordar esas experiencias y usarlas para crear a Sherlock Holmes.

-¿Cómo creó al Señor X?

-Fue más bien producto del deseo de escribir sobre Sherlock Holmes sin tener que crearlo, que ya lo estaba, y bien creado; y sin necesitar más toques que los que le puso Conan Doyle. Yo respeto mucho a mis colegas que hacen pastiches, que ya hay muchísimos.

-Y no sólo en la literatura. En el cine, en series...

-Exacto, pero no yo podía hacer eso. Decidí crear un personaje con peculiaridades que le hicieran parecido a Holmes. Y, por otro lado, la novela no hubiera nacido nunca sin la enfermera, que es la narradora. Anne McCarey me hizo cobrar el impulso para escribir sobre el Señor X. Al principio pensé en una especie de Watson, que seria un doctor que trataría al Señor X. Pero no funcionó en mi cabeza.

-¿No encajaba?

-No, porque yo no quería crear una relación Watson-Holmes, sino del Señor X con alguien, que resultó ser Anne McCarey, que ha venido para quedarse.

-¿Va a haber un serial? Sus libros no tienen secuelas.

-Una trilogía, espero. Me tiene fascinado, porque me nunca había promocionado un libro que habla de algo no ha muerto dentro de mí.

-¿Un proceso creativo aún?

-Sí, y me hace sentir joven. Estoy escribiendo la segunda, pero cada novela será independiente de las otras. No soporto el continuará...

-Tiene cierta guasa llamarle Señor X en España.

-Sí [risas]. Pero no me preocupaba. Porque él tiene una razón y es un tanto ridícula, porque aunque sea un ser desconocido, señor X viene de que lo ingresaron poniendo esa letra en la casilla reservada a su nombre

-Su personaje tiene en la deducción una fuerza capaz de sugerir Holmes a Doyle, ¿pero detrás de eso busca decir que la sociedad ha perdido la capacidad de observar, de deducir?

-Hay una especie de metáfora, muchas referencias teatrales. Y la novela trata de decir que el único que no mira al espectáculo es el Señor X, que se mira a sí mismo. Y esa mirada interior nos falta hoy, tan hipnotizados que estamos por las pantallas, las imágenes que nos venden y nos fuerzan a mirar. Y es clave para conocer la verdad.

-Pero no es sólo introspección, ¿falta reflexión?

-Sí, reflexión. Estamos en un mundo apresurado en el que nadie se detiene a pensar dos veces las cosas.

-¿Por qué nunca ha vuelto a Cuba, a La Habana?

-Porque para mí Cuba es un recuerdo doloroso. Mis padres son exiliados y se fueron con lo puesto. Lo que me hizo ser lo que soy es España. Aún no tengo ganas de cerrar ese círculo e ir a Cuba. Creo que lo haré si continuo con vida. Pero sin prisa.

-¿Su formación psiquiátrica influye en su hábil retrato de los personajes?

-Siempre respondí que no, porque apenas ejercí. Pero hoy puedo responder que sí, no sólo la Psquiatría, sino la Medicina, que me hizo ver a personas sufrir o morir.

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