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Lourdes Moreno | Directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga

"No conviene a los museos subir nuevos dioses a los altares"

Lourdes Moreno, en el Museo Carmen Thyssen Málaga.

Lourdes Moreno, en el Museo Carmen Thyssen Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

Con una colección que abarca los diversos géneros de la pintura española del siglo XIX y las primeras décadas del XX, en una nómina que incluye obras de Fortuny, Benlliure, Sorolla, Regoyos, Casas, Canals, Iturrino, Gutiérrez Solana y Romero de Torres entre muchos otros, el Museo Carmen Thyssen Málaga, instalado en el renacentista Palacio de Villalón, celebra este 2021 diez años de vida. Tras haber estado al frente de otras instituciones como la Fundación Picasso Casa Natal, la malagueña Lourdes Moreno es desde 2011 su directora artística.

-¿Qué balance hace de estos diez primeros años de vida del museo?

-Hemos ganado madurez y experiencia. Contamos con ya con una notable proyección nacional, gracias a diversos proyectos compartidos con otros museos, y también internacional, ya que tenemos un estrecho contacto con instituciones y coleccionistas especialmente de Francia y Alemania. Hemos crecido en presencia y actividad digital, con un alcance ahora acrecentado por la pandemia; y también hemos desarrollado nuestra labor social y educativa hasta convertirla en una acción cultural, con propuestas relacionadas con la literatura, el teatro y la música. No nos conformarnos con ser sólo un centro de exposiciones.

-El Museo Carmen Thyssen ha tenido siempre como principal eje su colección de arte español del siglo XIX. ¿En qué medida es esta premisa una oportunidad o un obstáculo?

-Es, sin duda, una oportunidad. Se trata de una escuela muy denostada en España, a pesar de la labor desarrollada por instituciones como el Museo del Prado. Hablamos de una pintura popular, que representa el día a día, frente a un tipo de pintura académica más interesada en la Historia que fue la que finalmente impuso su criterio. Sin embargo, ahora asistimos a un auge de lo popular en todos los sentidos, empezando por la misma cultura y terminando en las redes sociales. Y ahí encontramos muchas oportunidades para crear lazos entre lo popular de nuestra colección y la sociedad actual.

-¿Se implica la baronesa Thyssen en su museo igual que lo hacía al principio?

-Más aún. Yo diría que este museo es muy importante para ella a un nivel personal, porque la colección que presentamos es la que le ha permitido crecer como coleccionista. No la que en su momento heredó, sino la que ha ido creando con su propio criterio. De modo que su implicación es total.

"Los museos tienen hoy la certeza de que son necesarios y de que su objetivo no es otro que el ser humano"

-¿Hay opciones de que los museos salgan mejores, ellos sí, de la pandemia?

-Creo que, de entrada, este año se ha demostrado una cuestión fundamental: la cultura es un bien necesario para la gente. La demanda de cultura en situaciones muy adversas ha sido notoria y habla por sí sola, y a quienes nos ha correspondido proveerla hemos podido comprobarlo de primera mano, a menudo con mucha emoción. Lo que no sé es hasta qué punto ha calado ese mensaje. Supongo que eso se verá con el tiempo, pero, de momento los museos tenemos ahora dos certezas: la primera es que somos necesarios, y la segunda que nuestro objetivo esencial es el ser humano. Nada más y nada menos.

-En ese sentido, ¿no entraña la digitalización un riesgo de deshumanización?

-Así es. Las herramientas digitales han venido para quedarse, son muy eficaces y generan muchas oportunidades, pero en lo que a los museos se refiere nunca podrán sustituir la experiencia presencial. Eso hay que tenerlo muy claro. No conviene a los museos subir nuevos dioses a los altares.

-La crisis del coronavirus se ha saldado también con caídas a veces dramáticas en los recuentos de visitantes. ¿Ve aquí una oportunidad para la entrada en juego de criterios cualitativos?

-Me gustaría que fuera así, desde luego. Lo que pasa es que lo cuantitativo es muy fácil de medir. Las estadísticas se interpretan de manera inmediata con conclusiones elocuentes, y ante eso es difícil proponer otras lecturas. A ver, los datos de visitantes son importantes, por supuesto. Los museos estamos obligados a hacerlos públicos y lo vamos a seguir haciendo. Pero no estaría de más que aprendiéramos a valorarlos desde perspectivas más amplias. La narrativa de los museos admite otros puntos de vista y convendría explorarlos.

-¿Qué hay que tener claro, sí o sí, a la hora de dirigir un museo en el siglo XXI?

-Yo señalaría tres ideas esenciales:sensibilidad, conocimiento y sentido común. Nunca hay que perder de vista que los museos son hoy más transversales de lo que lo han sido en toda su historia. En muchos sentidos se parecen a una orquesta, y corresponde al director garantizar que cada instrumento va a sonar bien afinado y que el conjunto lo va a hacer igualmente. Por otra parte, los museos son desde la antigua Grecia un fenómeno urbano que ha evolucionado en paralelo a las ciudades. El museo será lo que la ciudad quiera.

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