Cainismo socialista

Chacón, a su llegada a Ferraz para anunciar su decisión.
Chacón, a su llegada a Ferraz para anunciar su decisión.

30 de mayo 2011 - 05:05

HABÍA que parar el lamentable espectáculo que estábamos dando", dijo Carme Chacón horas después de anunciar en rueda de prensa, con el rostro entristecido, ojos húmedos y gesto desencajado, que renunciaba a lo que ha sido su objetivo en los últimos meses: presentar su candidatura a la Presidencia del Gobierno. La ministra de Defensa, ya más serena, define con una sola frase la situación del PSOE, de su partido. Lo hace en pasado, "estábamos", pero cualquiera que siga el día a día del PSOE y hable con distintos dirigentes socialistas, percibe que la situación sigue igual. De mal. Aunque Chacón ha hecho una renuncia personal y política que le honra.

O al menos así se percibe desde fuera, porque desde dentro, en el cainismo que invade al PSOE desde hace semanas, son varios los dirigentes que soplan al oído de quienes preguntan que la ministra de Defensa ha pensado más en sí misma que en el partido; dicen que ha dado una puñalada a Zapatero y al ya candidato Rubalcaba al presentarse como una víctima que no quiere profundizar en la lucha por el poder, o que juega sus cartas pensando en el futuro, en las posibilidades que se le abren tras el que se considera seguro varapalo electoral que recibirá el PSOE de Rubalcaba en las generales.

Zapatero tiene ante sí un partido absolutamente dividido. Roto. El resultado electoral ha sacado a la luz lo peor de cada casa, de cada baronía. El juego no ha sido siempre limpio y ante la lucha por el poder han desaparecido las caretas. Ni Rubalcaba ni Chacón habían dicho nunca abiertamente que querían ser candidatos a la Presidencia del Gobierno y que se someterían a las primarias que marcan los estatutos, pero Chacón había formado ya su equipo con la máxima discreción y, en una entrevista que mantuvo con Zapatero en La Moncloa el pasado martes, le anunció que había tomado la decisión de presentarse candidata. Precisamente cuando se encontraba con el presidente les llegó la noticia de que Patxi López acababa de declararse partidario de un congreso extraordinario, lo que suponía un revulsivo para el PSOE y para el equipo de Zapatero, que no podría continuar en la Moncloa una vez que el congreso eligiera un nuevo secretario general y una nueva Ejecutiva.

Zapatero, cuentan algunos de sus colaboradores, quedó anonadado con el anuncio de Patxi López, que consideró un torpedo a la línea de flotación de su Gobierno. La palabra "venganza" se ha escuchado en bocas socialistas los últimos días. Zapatero ha hecho flacos servicios al lehendakari en los últimos meses al negociar con el PNV el apoyo a sus propuestas económicas y darle a Urkullu las competencias que le había negado previamente a Patxi López, lo que ha ido en desprestigio de un lehendakari que se encuentra debilitado en el Gobierno y ha bajado considerablemente el número de votos en las elecciones municipales.

"Patxi le ha dado una leche a José Luis después de las leches que José Luis le ha dado a él", decía muy gráficamente un miembro no vasco de la ejecutiva federal. La "leche" era tan fuerte que obligó a Blanco, siempre leal a Zapatero, a poner en marcha toda su capacidad de persuasión para impedir que otros se sumaran a la propuesta de López. Los teléfonos han funcionado sin parar desde el pasado martes, y aunque muchas de las llamadas de Blanco fueron para convocarles a una reunión en la Moncloa con el presidente el día anterior al Comité Federal, de paso les conminaba a apartar de su cabeza la posibilidad de apoyar la idea de Patxi López con un argumento muy convincente: si se celebraba un congreso Zapatero estaba obligado a salir del Gobierno y convocar elecciones y con la imagen de un partido dividido y convulsionado no existía absolutamente ninguna posibilidad de mejorar los datos -muy malos- de las elecciones del 22 de marzo.

Así, Chacón se vio cada vez más empujada a dejar el campo libre a Rubalcaba, que iba ganando en apoyos. No quiso presentar batalla entre otras razones porque, como dijo -y fue sincera- esa batalla entre los dos podría desencadenar que ganara en el Comité Federal la opción de congreso extraordinaria y eso sería la puntilla para un José Luis Rodríguez Zapatero por el que siente afecto, lealtad y respeto.

¿Cuál ha sido el papel de Rubalcaba en toda esta historia? Los rumores son infinitos, pero las certezas pocas. Quienes conocen bien su cabeza política y su capacidad de maniobrar están absolutamente convencidos de que detrás de la decisión de Patxi López está "el perverso Rubalcaba", pero es verdad que no hay peripecia en el PSOE que no se adjudique siempre a Rubalcaba aunque sea el último en enterarse de que existe. Hay quien asegura que fue el vicepresidente quien pactó con el lehendakari el anuncio del congreso extraordinario para provocar así la retirada de Chacón. Es posible. O puede que no, que no tenga nada que ver. Desde luego, en estos días de lucha por la sucesión no se ha visto que Rubalcaba haya movido un dedo.

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