La Sexta y sus dotes culturistas

El 'segundo canal' de Atresmedia está llamado a ser el más visto en la noche electoral Rajoy giró por todos los canales con su mensaje de calma

Antonio García Ferreras charla con el presidente Mariano Rajoy, por primera vez en directo en  'Al rojo vivo', en La Sexta.
Antonio García Ferreras charla con el presidente Mariano Rajoy, por primera vez en directo en 'Al rojo vivo', en La Sexta.
Francisco

18 de diciembre 2015 - 01:00

YA se lo adelanto, Antena 3 hará este domingo un despliegue aún mayor que la segunda cadena de su grupo, pero en la noche del 20-D el canal más visto será La Sexta. Pase lo que pase. La cadena de García Ferreras ya venció en la noche de las municipales y en el debate de este lunes. La 1, alicaída y necesitada de una credibilidad que no ha terminado de alimentar en esta campaña, ya ha dejado de ser la cadena institucional de los días históricos. Ana Blanco ha perdido su aura, y no es estrictamente por su culpa.

Ferreras, caiga bien o mal por sus excesos y sus gestos hiperbólicos, ha impuesto su impulsivo (y sesgado) estilo de la Cadena SER en la televisión que fundó hace diez años. Ha engrasado el alma de esta cadena verde, donde nació el movimiento morado y de donde se expandieron los naranjas. Es la cadena contestataria de la crítica y el cabreo de estos cuatro años post ZP, de los que casi tres han sido en el cobijo financiero de su nueva propietaria, Atresmedia. Si hay un canal que puede presentar músculo en esta campaña de la televisión es La Sexta, culturista y rejuvenecida mientras se había ido cayendo al abismo junto al ex presidente ya olvidado.

Un ejemplo de la buena forma física de los ferrerianos: la noche de la agresión a Rajoy. Más vale tarde lo contó primero en la pantalla grande pero sobre todo en las Noticias se contó mejor. El remate fue El intermedio, que con un giro de cintura tiró su guión a la papelera para ir recibiendo vía telefónica a los líderes del resto de partidos para rechazar lo ocurrido, que el propio presidente, a la mañana siguiente, restó envergadura y dimensión en cada uno de los matinales. La Sexta ya había estado ahí cuando TVE aguardó al Telediario de las nueve para detallar lo sucedido, con un canal 24 Horas que pese a avanzar la noticia se quedó un tanto en el limbo de su programación congelada.

Como reacción ante lo inesperado La Sexta respondió certera, neutralizando de paso cualquier crispación que desestabilizara una balanza que está en el aire. La guinda se servía Al rojo vivo. Ferreras por primera vez en cuatro años recibía la llamada del presidente, sosegado y conciliador, con el periodista criado en Isla Cristina lisonjero y obsequioso. Lo nunca visto en el 6. Una agresión convertida casi en anécdota, en "la reposición de unas gafas", como declaraba la vicepresidenta.

Ana Rosa Quintana acompañaba el café de los espectadores con Rajoy en su cinta de ejercicio, en la normalidad de una campaña que pudo haber quedado más empañada de la cuenta. El matinal de Telecinco dedicó gran parte del martes a un debate que su cadena no emitió pero que, sobre todo, no quiso emitir. Y el miércoles recibía por teléfono al presidente, reiterando su mensaje. Pero Mediaset ha perdido esta carrera por el prestigio electoral, por el prestigio del futuro próximo. El informativo de Piqueras es el más visto, con el arrastre de Pasapalabra, pero en esta campaña no ha tenido la frescura, la mordiente, la chispa, de los mocosos de La Sexta. Cuatro cuenta con Las mañanas de Javier Ruiz, una isla en la cadena roja que dista de ser lo que pudo ser y que incluso ha cerrado su debate nocturno de los sábados, Un tiempo nuevo, hundido en la indiferencia de una audiencia a la que sí le despierta la curiosidad cualquier reto diferente que llega desde el bipartidismo de Atresmedia, como se constató en el lunes a cuatro bandas.

Susanna Griso aprovecha el buen momento de su grupo para crecerse. Con Vallés será la pareja dominical frente al matrimonio Ferreras-Pastor. La de Espejo público contaba el martes con Susana Díaz a la que desdeñaba el miércoles la saliente manchega, Dolores de Cospedal, uno de esos rostros del PP que cada vez que sale en pantalla ella sola se basta para que su partido pierda un buen puñado de indecisos. Rajoy fue muy aplaudido en la mesa de Antena 3, donde el pluralismo surge así, casi sin querer.

Nada que ver con las afectaciones de Julio Somoano, un mimado de Cospedal, que sufrimos por duplicado en la noche del miércoles. El debate de los partidos apartados tuvo más audiencia de la prevista (llegó a 1,2 millones, 6,5% nada mal tratándose de lo que era) porque la gente estaba aguardando a Bertín Osborne. Su coloquio final, a medianoche, como balance de campaña, estaba poblado por directores de periódicos firmemente inclinados al PP, incluido el perejil Francisco Marhuenda. Con este pluralismo, con esta falta de disimulo, TVE no llega a ningún lado, pero a su presidente, José Antonio Sánchez, votante confeso de Rajoy, no le parece importar demasiado.

ANDRÉS

GALLARDO

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