Una exclusiva sin noticias
Viernes
La Feria camina con brillantez y sin estridencias hacia su recta final, más costumbre que costumbrismo. Se fueron los hinchas del Athletic y se vio por el real a algunos peruanos seguidores del limeño Roca Rey.
SI no fuera porque está vestida de flamenca, uno pensaría que Lola Pons Rodríguez estaba en la Feria para actualizar su monumental obra El paisaje lingüístico de Sevilla. No hay mejor escenario para la semiótica, para el hipérbaton y el malentendido. La misma realidad que para unos es abierta, para otros es la más cerrada del mundo; donde éste ve alegría, aquél encuentra desgarro. O igual, ¿quién sabe?, se guarece en su étnico disfraz -que no lo es: el traje de fiesta es una prolongación del cuerpo como la caseta lo es de la propia casa- para pasar desapercibida. Con la complicidad de su acogedora familia, todos reunidos alrededor de unos serranitos en la caseta de Pío XII: los padres de Lola, los tres nietos, sus dos hijas y los yernos respectivos, uno clarinetista de profesión, otro inspector de Hacienda. El subtítulo del paisaje lingüístico sería ¿Qué hay detrás de las letras de sevillanas?
Una Feria sin noticias es la mejor noticia o la exclusiva permanente. Por el real uno puede cruzarse con descendientes de José Laguillo y de Peris Mencheta, directores respectivos de El Liberal y El Noticiero Sevillano. Ricardo Laguillo, nieto del primero, dejó el caballo en la puerta de una caseta de Chicuelo en la que hay angulas de monte, percebes de O Grove y embajada peruana. Luis Carlos Peris Zoffman, sobrino-nieto del segundo, va a los toros. La tarde más redonda. Tres mosqueteros sin Alejandro Dumas. Se fueron los hinchas del Athletic y llegaron los taurinos de autor. Se fueron los toros y llegó la lluvia.
Las angulas de monte las ha traído del norte Salvador Montero, un navarro que lleva 26 Nochebuenas consecutivas oyendo los villancicos en El Rocío. Delicias de Estella, ese topónimo que aparece en las páginas de Zalacaín el aventurero de Pío Baroja.
En la caseta de Chicuelo hay tres virtuosos de la Epifanía que encarnaron a los Reyes Magos: Carlos Herrera, Luis Miguel Martín Rubio y Fernando Ocaña, el empresario de la publicidad. Como la Feria es una obra de arte, da igual que sea abierta o cerrada, de apertura o de clausura, de alféizar o de cancela, nada mejor que la presencia de un galerista. Pepe Cobo ha vuelto a su patria chica tres décadas después de apadrinar a la más completa generación de pintores vernáculos en La Máquina Española, una galería en Pastor y Landero, muy cerca de la Maestranza.
El galerista abrió galería en Lima y ayer toreaba Roca Rey. Un compatriota del torero no soltaba las dos almohadillas ni en la caseta ni cuando paseaba por el real en la vorágine de los carruajes. Belmonte se casó con una limeña y en Lima nació Fernando Fernán-Gómez. "Sabina también está con una peruana", dice el amigo de Pepe Cobo, que toma nota de los peruanos afincados en Sevilla: Fernando Iwasaki, Richard Villalón, Leopoldo de Trazegnies, o el recuerdo de Guillermo Lohmann, americanista que todos los años cruzaba el océano Atlántico para salir el Domingo de Ramos en la Amargura.
Pasan las hojas del calendario de la Feria. La costumbre es mucho más saludable que el costumbrismo. Éste te puede dar para vivir; aquélla te da la vida. El ser humano es el único animal cíclico. No hace falta leer a Toynbee ni subirse al sillín de Gimondi. La rutina y la moderación son las únicas revoluciones que valen la pena. Que las cosas vuelvan a estar en su sitio y el periodista llegue al periódico sin ninguna noticia que dar ni aventura que contar, Perceval con percebes.
Media hora antes de los toros, el puente que inauguró Franco en 1968 se llena de coches de caballos a los toros. Centauros de rigodón miran el reloj o mitigan la impaciencia con una copa de rebujito, bálsamo de Feriabrás. Paseíllo de toreros. Morante nació el mismo año que Pablo Iglesias; el Juli, el año que Felipe González llegó a la Moncloa; Roca Rey, el año que lo desalojó Aznar, amigo del escritor peruano que perdió las elecciones con Fujimori.
El paisaje lingüístico de la Feria se llena de grupos de sevillanas con nombres de revolución industrial, subsuelo minero: Lubricán, Manguara. Ya se fue Pedro Sánchez de la caseta de la Ser. Ilde fondo Vergara, director comercial de Radio Sevilla, atiende a dos amigas, una de Estepa, otra de Ibiza. Tiene apalabrado a Manolo Sanlúcar para un curso de verano sobre periodismo y flamenco, se le cayó Sabina.
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