Slow | Festival de cine de Sevilla

El amor en los tiempos sin sexo

Greta Grinevičiūtė y Kęstutis Cicėnas en una imagen del filme lituano.

Greta Grinevičiūtė y Kęstutis Cicėnas en una imagen del filme lituano.

Si el cine clásico hizo de la elusión del sexo una de sus claves para sublimar el amor romántico y buscar formas o metáforas visuales sustitutorias, el cine moderno lo explicita para cuestionar aquellos caducos modelos sentimentales. Desde Lituania y con sensoriales maneras indies (premio en Sundance), Slow intenta dar una nueva vuelta de tuerca al binomio amor-sexo al juntar en una relación desigual a una promiscua profesora de baile con el traductor que le ayuda en un proyecto con sordos y que pronto le confiesa su singular condición asexual.

La película de Kavtaradze se abre así a una dialéctica de atracción, resistencia y aceptación cocinada a fuego lento entre conversaciones y paseos bajo la luz y las texturas analógicas y ese discurso paralelo sobre el poder de otros lenguajes corporales como el baile o la lengua de signos donde el contacto físico no es estrictamente necesario para la comunicación.

Si el personaje femenino que compone Greta Grinevičiūtė está bien trazado en su impulso, su frustración y su paciencia, más problemático resulta ya el de Kęstutis Cicėnas, un tipo al que, además de la asexualidad, se le suman tal vez demasiados atributos para subrayar su condición de nuevo hombre en el viejo discurso patriarcal.