Festival de Cine Sevilla

Un retrato 'sobrio' del drama de los desahucios

  • 'Techo y comida', el debut de Juan Miguel del Castillo, es uno de los títulos de la sección 'Panorama Andaluz'.

"¿Cuántos meses llevas sin pagar el alquiler?", pregunta una trabajadora social. "Ocho", responde Rocío, una joven madre soltera a cargo de un niño de ocho años. "¿Y en el paro?", "Tres años y medio". Con este diálogo comienza Techo y comida, el debut cinematográfico de Juan Miguel del Castillo, que participa en el SEFF dentro de la sección Panorama andaluz y que ya ganó el premio del público a la mejor película en el Festival de Málaga. A pesar de tratar temas tan duros como los desahucios, la pobreza o la desnutrición infantil, el director ha conseguido hacer una película sincera, que escapa de todo sentimentalismo. "Desde el primer momento Juan Miguel dejó claro lo que quería hacer: un retrato crudo y sobrio de la situación", cuenta Natalia de Molina, Goya a la mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados y protagonista de esta historia. "Es mucho más potente ver el dolor en los ojos de una mujer que ver sus lágrimas, porque las lágrimas son fáciles, pero la mirada es sincera", considera Mariana Cordero, quien interpreta a una vecina discreta, que conoce el sufrimiento de la joven e intenta ayudarla "desde el respeto, sin humillar". Confiesa Cordero que para construir su personaje le pidió una fotografía a De Molina. "Mi trabajo se basa en la observación y la comprensión. Natalia me provoca mucho cariño porque es joven, dulce, tímida y por su mirada. La fui observando para así crear una relación de cariño y protección". De Molina, sin embargo, pensó a Rocío desde la distancia. "He visto muchos documentales, reportajes, he investigado en blogs en los que la gente cuenta sus experiencias. Pero no me he atrevido a hablar con nadie que estuviese pasando por ese drama, porque me daba pudor".

Cordero, muy crítica con el panorama político y social, considera que hay que reaccionar ante las circunstancias. "Estamos acostumbrados a ver grandes dramas mientras comemos, y seguimos comiendo. Pero no es lo mismo verlos en la televisión que en cine, donde se reflexiona mucho más. Es importante hacer este tipo de películas para dejar testimonios a las próximas generaciones y evitar que esto vuelva a pasar".

"El cine, por su condición de arte, tiene que tener una implicación, tiene que ser denuncia", piensa Mercedes Hoyos, cuyo personaje le otorga una dimensión aún más compleja a la historia. "Mi personaje tiene una doblez, porque es la dueña del piso del que a van a desahuciar a Rocío, pero en el fondo es una víctima también. No tiene muchas otras opciones. Tiene hijos, tiene nietos y los bancos no perdonan".

De todo este desgarrador relato destaca además el papel de Adrián, el hijo de Rocío, a quien da vida Jaime López, un niño jerezano quien, sin haber actuado nunca antes, sabe mantener la tensión de la película en todo momento, mostrando la triste situación en la que muchos niños se han visto envueltos desde el comienzo de la crisis. "Aunque todavía inocentes, se dan cuenta de todo. Siguen jugando, siguen ilusionándose con el fútbol, pero tienen que crecer demasiado rápido por las circunstancias", señala De Molina, quien también participa en Pozoamargo, la última película de Enrique Rivero, que compite también en el SEFF en la sección Las Nuevas Olas. "Mañana [por hoy] va a ser la primera vez que vea la película, pues se estrena en este festival. Ha sido una experiencia muy fuerte que todavía no me puedo creer. Durante el rodaje sentí muchas cosas y quiero ver qué es lo que transmite en la pantalla".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios