Ahora toca de nuevo el azul

F. A. Gallardo

20 de julio 2011 - 01:00

Sí, el padre Abraham aún está vivo. Este cantante holandés, con aires de rabino o de hippy yuppie, le tocó la lotería cuando le encargaron la banda sonora del largometraje de animación Los Pitufos y la flauta mágica. Durante un lustro se llevó por toda Europa acompañado de los seres azules de voz acelerada, versionando los temas más cutres que un extraterrestre pudiera concebir. Pitufaré, pitufarás. El padre Abraham, de barbas nevadas, desapareció un día para no volver más, qué bien, pero aquellos personajes a los que se acopló han vuelto a rentabilizar su marca con una prescindible película vía Nueva York. Ya queda poco por exprimir de la infancia de la transición.

Los Pitufos aparecieron vivitos y coleando (porque para eso tienen cola, con perdón), en 1978, en el programa Aplauso, como atracción musical para los pequeños ciudadanos. Después aparecieron en la franja más que estelar de las sobremesas de los sábados de la Primera Cadena, en una serie de la cantera Hanna Barbera, convirtiéndose en la saga estadounidense más prolífica tras Los Simpson y Los Picapiedra.

Pero Los Pitufos son europeos, criaturas de un kibutz de mentirijillas imaginado por el dibujante belga Peyo en 1958 para la publicación infantil Spirou, cuatro decenios antes de que unos desalmados versionaran los éxitos musicales veraniegos con Los Pitufos maquineros. Las tropas azules entraron en España por los Pirineos en 1967 hablando en catalán. Els Barrufets ("los duendecillos", traducido al castellano) aparecieron sin pena ni gloria en la publicación Cavall Fort y en 1969 llegaron a otra revista, Strong. En castellano se convirtieron en "pitufos", adaptación del catalán Patufet, Garbancito, un popular personaje de los tebeos al que acudió un redactor, Miquel Agustí, para bautizar a estas criaturas para toda España. A mediados de los 70 el TBO los retomó para llamarles Los Tebeítos, pero no prosperó. En esas llegó el padre Abraham y sus lecciones matemáticas y Los Pitufos se quedaron definitivamente entre los niños, padres y billeteras. Han protagonizado películas, videojuegos y cachivaches de todo tipo. Incluso un sabor de helado. España, en julio, vuelve a teñirse de azul.

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