Enlaces en Buckingham

Las nupcias reales en Inglaterra siempre han gozado de gran tirón en la prensa internacional y son las que han copado más portadas entre todas las casas reales.

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Gema Amil

22 de noviembre 2010 - 01:00

La familia real inglesa es tan dada a las bodas vehementes como a los divorcios más escandalosos. A lo largo de su historia, siempre ha llamado la atención la loca forma de enamorarse de los Windsor; siendo esto distinto con las generaciones más recientes. Caso del príncipe Guillermo, que ha tardado más de siete años en dar el paso de comprometerse en matrimonio con su novia desde la universidad, Kate Middleton. Las nupcias reales en Inglaterra siempre han gozado de gran tirón en la prensa internacional, son las que han copado más portadas entre todas las casas reales, aunque, como en todo, siempre hay una que marca un antes y un después: el 20 de noviembre de 1947, día en el que la reina Isabel II le dio el sí quiero al teniente Felipe Mountbatten, hijo del príncipe Andrés de Grecia. Un enlace marcado por la posguerra, pero que aún así causó bastante expectación. El enlace que menos disfrutó la familia Windsor, por las circunstancias, pero que se celebró en torno a una gran tarta. Una boda no exenta de polémica, que convirtió a la princesa Isabel en la esposa de Felipe de Edimburgo, a pesar de que el oficial no era del agrado del Rey.

Ésta no será la única situación complicada que tuvo que vivir la actual soberana por culpa del amor, aunque no tuviera que ver con el suyo. A lo largo de su vida se ha tenido que enfrentar a los divorcios de tres de sus cuatro hijos, en matrimonios siempre rodeados por la polémica. En cambio, si uno le puso en un aprieto fue el de su única hermana, la infanta Margarita. Ésta, enamorada hasta los huesos del fotógrafo Tony Armstrong, se encontró con la negativa de Isabel, ya convertida en reina, para casarse con este hombre bohemio, del que finalmente acabó divorciándose.

Antes, Margarita y Armstrong vivieron una historia de amor apasionada, sellando su relación el 5 de mayo de 1960. Un 'sí quiero', al que no acudieron diez de los soberanos reinantes de la época y que quebró la idílica imagen de la monarquía del Reino Unido, poniéndola en escrutinio público, aunque fue signo de la modernización de la Familia Real inglesa y que hizo realidad el sueño de un plebeyo que consiguió casarse con una princesa.

En 1973, Buckingham se convirtió en el auténtico centro de las miradas por otro enlace, el de Ana de Inglaterra y Mark Phillips. La primera boda que copó en color las portadas del mundo entero y que acabó 16 años más tarde. En 1989, la Casa Windsor anunció el final de ese matrimonio tras largas especulaciones y una crisis ante los ojos de la opinión pública. En 1992, la única hija de Isabel II volvió a pasar por el altar casándose con el comandante Timothy Lawrence, antiguo escudero de la soberana del Reino Unido. Una ceremonia muy distinta a la primera; mucho más discreta y menos pomposa.

A principios de los 80 se celebró la llamada Boda del Siglo, la de Carlos de Inglaterra y Diana Frances Spencer, Lady Di. La boda de un príncipe heredero al trono, trescientos años después, que se convirtió en un auténtico cuento de hadas. El nacimiento de una princesa, admirada por todos y víctima de los paparazzi. Diana juró amor eterno a Carlos de Inglaterra con un vestido recargado y una alianza de 18 quilates. La llegada de esa profesora de guardería a la Catedral de San Pablo en una carroza de cristal dio la vuelta al mundo, al igual que su truculenta historia de amor. Quince años después, toda esa pasión se esfumó, y el príncipe Carlos terminó casándose con su antigua amante, Camilla Parker- Bowles, tras el fallecimiento de la princesa. Una íntima ceremonia civil, que se celebró en 2005 y a la que no tuvieron acceso los medios de comunicación.

No menos polémico fue el matrimonio del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, Fergie para los amigos. Una vida en común que comenzó en 1986 y que terminó envuelta en el escándalo y con terceras personas de por medio.

Otro, muy criticado, pero que de momento mantiene viva la llama del amor en su matrimonio es Eduardo de Inglaterra, que se casó con Sophie Rhys Jones tras un largo noviazgo.

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