Visita tras el confinamiento

Los Reyes conversan con la España vaciada

  • Don Felipe y doña Letizia visitan el pueblo soriano de Vinuesa y charlan en la plaza Juan Carlos I con seis de sus vecinos

Don Felipe y doña Letizia charlan en la plaza Juan Carlos I de Vinuesa

Don Felipe y doña Letizia charlan en la plaza Juan Carlos I de Vinuesa / EFE

Don Felipe y doña Letizia en sus desplazamientos por todas las comunidades tras el estado de alarma recalaban este miércoles en el corazón de la España vaciada, en una histórica localidad de la provincia de Soria, Vinuesa.

Castilla y León es el nuevo punto de parada de los Reyes con un objetivo claro de su cercanía, conocer de primera mano lo que sucede en los lugares cuya despoblación y éxodo comienzan a ser de preocupación extrema.

El Rey llegó a recolocar una valla que reclamaba “Soria quiere futuro”.

Toda la localidad de Vinuesa salió a la calle en la mañana del miércoles para saludar a Felipe VI y a su esposa. El matrimonio se sentó a la sombra de una plaza del pueblo para reunirse con un grupo de seis ancianos, cuatro hombres y dos mujeres, escogidos por sorteo, para conversar y dar a conocer las peculiares circunstancia de esta zona de España.

El Rey les subrayó que “los mayores son los que más han sufrido” la pandemia, mostrando su reconocimiento en una localidad con una edad media muy alta.

Uno de estos contertulios le recordó a don Felipe su anterior visita a la comarca, en 1977, cuando tenía nueve años, y estuvo en un campamento junto al pantano de la Cuerda del Pozo. “Subí a la Laguna Negra, evocó el monarca de aquella experiencia estival juvenil. Para esta visita también acudieron al instituto donde dio clase Antonio Machado.

En los bancos enfrentados, manteniendo las medidas de seguridad, los Reyes fueron conversando sobre lo vivido durante el confinamiento con estos vecinos de Vinuesa. El más veterano del grupo era Antonio Medrano, de 86 años y jubilado después de haber sido carnicero en este pueblo durante 70 años.

Medrano ha trasladado la necesidad de que haya más ayudas para que este pueblo soriano siga teniendo vida y atraiga nuevos habitantes. Emilia Escribano, de 81 años, relató que abrió el primer hotel del pueblo hace 35 años y ahora tiene otros dos establecimientos, si bien ha lamentado que el turismo “ha bajado mucho”.

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