"Sufrí mucho por amor una vez y no me apetece repetir eso"

Julián Contreras

Tiene sólo 25 años pero con 'De Rivera a Ordóñez' son tres los libros que el hijo de Carmina Ordóñez ha publicado en el mercado y se acerca en esta ocasión a la figura de su hermano mayor, el diestro Francisco Rivera.

"Sufrí mucho por amor una vez y no me apetece repetir eso"
"Sufrí mucho por amor una vez y no me apetece repetir eso"
Ricardo Castillejo

28 de marzo 2011 - 01:00

Acaba de visitar Sevilla para promocionar su libro De Rivera a Ordóñez donde ha tenido oportunidad de acercarse mucho más, y mejor, a la figura de su hermano mayor, Francisco Rivera. Un personaje sobre el que aunque parezca haberse dicho todo aún quedan datos que descubrir tan curiosos como que, para dormir, necesita tener cerca una pequeña luz encendida. Eso, junto a las opiniones del diestro en materias tan distintas como la profesión, la familia o el amor, forman parte del entramado de un texto sobre el que su joven autor ha querido reflexionar en esta entrevista.

-¿Fran es su hermano preferido? ¿Por eso le ha dedicado este libro que acaba de publicarse?

-Eso es como todo. ¿Quieres más a papá o a máma? (risas) Digamos que sí... es el hermano mayor (risas).

-Se ha convertido para esta obra en el entrevistador de su propio hermano… ¿Eso lo hace todo más fácil o más difícil?

-Más que entrevistador, una labor periodística bastante más complicada, me he convertido en curioso, en explorador de lo que había detrás de la primera 'hoja del libro'. Ha sido estimulante ver cómo Francisco se expresa sobre determinadas cuestiones, es una persona que no suele hacer esas confidencias.

-¿Cómo ha logrado que se relaje?

-Bueno, ha sido más cuestión de confianza. La pauta la marca quien tienes delante y la tranquilidad que te transmita sobre tus palabras.

-¿Lo sentimental, tal vez, lo refiere menos?

-Lo que no toco es una figura concreta. Conversamos sobre el amor pero no sobre pepita, fulanita o menganita. Me parecía más propio su visión global de ese sentimiento que concretar en un nombre determinado.

-El material gráfico que aporta es otro atractivo añadido...

-Eso creo. El material lo ha cedido Francisco de su colección. Aparece así con mi abuelo, junto a mi abuela en un pozo en Ronda donde está enterrado el gran cineasta Orson Welles… Son fotografías muy bien elegidas de entre las que destaco las que tiene con su hija. Fue una decisión suya en contra mía y la primera vez. Su argumento era que no podía faltar la figura de, a día de hoy, el ser más importante de su vida.

-¿Qué se lleva usted de su texto?

-Muchas vivencias, situaciones, momentos muy especiales a solas con mi hermano. Hemos hablado más en silencio que en cualquier conversación de los últimos 25 años.

-La suya es una familia que despierta mucho interés… ¿Se lleva bien estar siempre en el centro del huracán?

-Bueno en mi caso me he armado de tranquilidad y de paciencia. No hay que perder los nervios y sí entender. A la gente le gusta saber qué haces, cómo te va, qué piensas… Es una responsabilidad.

-¿Tiene la sensación de que, por ser popular, le cuesta todo más que al resto?

-El anonimato para muchas cosas es un bien muy valioso. Lo justo es aproximarse a una cita de trabajo o una chica desde una neutralidad. Yo llego a un sitio y existe un prejuicio. Eso se nota nada más darte la mano.

-Habla usted siempre con una madurez que impresiona…

-Llevo una vida de perro. Siete años en uno (risas). Pero creo que no voy a cumplir todas las inquietudes que tengo puesto que es sólo una la vida para lograrlas. Me gustaría continuar en la literatura y, sobre todo, me gustaría ser actor.

-¿Por qué su intimidad ha pasado más desapercibida que la de otros de los suyos?

-Lo mismo es que despierto menos interés. Había una percepción que, durante un tiempo, no fue buena. Se entendió que había hipotecado mi vida al mal, que vivía del aire. Soy más reservado pero te aseguro que monje, no.

-¿Le han roto más el corazón o tal vez lo ha roto usted más?

-Una vez me lo rompieron en cachitos tan pequeños que aún los estoy pegando. Sufrí mucho por amor y no me apetece repetir eso. Es algo complicado. Una rosa que agarramos con fuerza a sabiendas que tiene espinas.

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