El rey más veterano entre los tronos europeos, Harald de Noruega, protagonizaba este miércoles una caída cuando con sus muletas se dirigía a saludar a su homóloga danesa, Margarita, a su llegada a Copenhague. El rey noruego, acompañado de su esposa, la reina Sonia, visitaba el país frente a sus costas en un gesto de hermandad entre las dos naciones nórdicas que llegaron a formar un solo reino. Harald tiene 86 años y la monarca danesa, 82.

Margarita es la única reina actualmente en Europa y ha estado varios meses de baja debido a la recuperación de una dolencia en la espalda. Ha estado cuidándose, con su hijo Federico, el heredero, supliéndola en sus responsabilidades de representación. El principal problema que se ha vivido en la familia real de Dinamarca en los últimos años ha sido la retirada del tratamiento de príncipes del hijo menor, Joaquín, que se encuentra distante con su madre y reside en Francia. No corren buenos vientos en Dinamarca, en su palacio real, en los últimos tiempos, cuando incluso el consorte, el príncipe Enrique, deseó ser incinerado y no reposar entre los antepasados de su esposa en los mausoleos de Roskilde.

Margarita de Dinamarca se dirige a la recepción de los reyes de Noruega

La caída de Harald ante su la reina danesa se ha convertido en un símbolo sobre la situación de ambos monarcas. Los problemas de movilidad y otros achaques que ha sufrido el monarca noruego ha abierto el debate en Noruega de una sucesión, de una abdicación tal como se vivió en los Países Bajos y en el caso de nuestro pais, por motivos más allá de la salud, en el caso de don Juan Carlos, con un caso similar en Bélgica en el relevo de Alberto II en su hijo Felipe. El trono noruego está llamado a ser ocupado por Haakon, primogénito de Harald, y su esposa a Mette-Marit y cuya primogénita, Ingrid Alexandra, ya es mayor de edad.

Harald saluda con buen humor a Margarita tras su percance

El percance del monarca noruego, de visita en el país hermano durante dos días, quedó en un susto pero ha avivado el debate de un relevo en el palacio de Oslo, con Margarita de Dinamarca contemplando en primer plano una escena que también le hace barajar una decisión similar, a medio plazo al menos, por su parte.