Un lustro sin 'la Divina'
Cinco años se cumplen hoy del fallecimiento de Carmina Ordóñez · Hija de Antonio Ordóñez, esposa de Paquirri y madre de Fran y Cayetano Rivera Ordóñez
"Menos mi padre, todos los hombres me han decepcionado". A través de lapidarias frases como ésta labró una biografía reflejada, desde su nacimiento -el 2 de Mayo de 1955- a su muerte -un 23 de Julio de 2004-, por esos medios de comunicación con los que mantuvo una eterna relación de amor-odio. Carmen Cayetana Ordóñez González-Lucas fue, para empezar, primogénita del que muchas voces consideraron el mejor torero del siglo XX y, esta singularidad, sin duda alguna la marcó tanto como el hecho de disfrutar de una infancia privilegiada durante la que conoció a personajes como Orson Welles o Ernest Hemingway.
No obstante, con tan sólo 17 años decidió independizarse del seno familiar cambiando al patriarca del clan, Antonio, a su mamá y esposa de éste, Carmen -hermana de Luis Miguel Dominguín-, y a su hermana Belén por la compañía de quien, en aquel momento, le robó el corazón: Francisco Rivera, "Paquirri". Una pareja con la que se casó en la iglesia madrileña de San Francisco el Grande en 1973 y junto a la que se mantuvo unida durante siete años que concluyeron en un divorcio que le llegó con apenas 24 años y dos hijos fruto de aquel matrimonio: Francisco y Cayetano.
A partir de entonces comienza a forjarse la leyenda de "la divina", sobrenombre con el que se bautizó a esta mujer que, como señalado rasgo de su personalidad, odiaba dormir sola. Por eso no le faltaron romances como el de Antonio Arribas, mítico referente de la noche marbellí, o, más tarde, Julián Ordóñez, con el que volvió a contraer nupcias en 1984 y del que también tuvo como descendiente su pequeño Julián (a quien llamaba cariñosamente "Junior"). Acostumbrada a hacer lo que le venía en gana, no tuvo inconveniente en conceder continuas exclusivas en las publicaciones de papel "cuché" o en los diferentes programas de televisión que la iban reclamando y que, poco a poco, fueron minando su vida con escabrosas informaciones como las alusivas a los supuestos malos tratos sufridos por el que sería su tercer marido, Ernesto Neyra. Pepe Gómez, "El Marismeño", Paco Pablo Peralta y Juan Grande constituyeron algunos nombres posteriores con los que se relacionó a Carmina de la que, según cuentan, fue, ante todo, una excelente amiga de sus amigos y madre de sus hijos.
En 2002 se produce un lamentable acontecimiento para nuestra protagonista pues, presa de la adicción a las pastillas para dormir, los ansiolíticos y los tranquilizantes, es ingresada de urgencia en una clínica psiquiátrica, principio del fin de un camino donde mezcló las fiestas con su profunda creencia religiosa en imágenes como la Virgen del Rocío, cuya romería visitaba siempre que podía. Con largas temporadas en Marruecos -que despertaron todo tipo de comentarios al respecto-, supo reponerse a duros golpes como el del cáncer que superó su hermana Belén, la ruptura de Fran y Eugenia -pareja en la que tenía volcadas muchas esperanzas-, y, sobre todo, el listado de todas los romances fracasados que, uno tras otro, fueron minando su autoestima.
Llegamos así al desenlace fatal de esta historia que se produjo, además, durante una etapa, desde un punto de vista profesional, bastante activa. Colaboradora del espacio "A tu lado", en el que compartía tertulia con gentes como Lidia Lozano o Raquel Bollo, esta "reina de corazones" acababa de llegar de Tánger la mañana de la misma fecha que hoy se conmemora. Tras su intervención televisiva regresó a su casa -un nuevo apartamento en la Avenida de Mohamed V que aún decoraba-, y allí realizó varias llamadas hasta bien entrada la madrugada. "Me encuentro fenomenal. Llámame mañana a las diez", le dijo al fotógrafo José Manuel Otero, junto al que pensaba firmar un reportaje propio en el Zoco tangerino. De inmediato, un par de mensajes -el último a una conocida sevillana para preguntarle la letra de unas sevillanas-, y, sobre Carmina, se cernió el cruel destino.
Cinco años más tarde poco queda que añadir a un caso que ha permanecido en secreto por expreso deseo de su círculo cercano y que podría verse reflejado en la serie sobre la que, en función de varios rumores, se encontraría trabajando el mencionado Julián Contreras Jr. en colaboración con la productora Cuarzo -firma propiedad de Ana Rosa Quintana-. Dicho metraje no contaría con el beneplácito del resto de descendientes de alguien cuyo cadáver apareció en la bañera dejando ésa y otras muchas incógnitas sobre su pasado, posiblemente, sin resolver jamás. Con la sensación perenne de que nunca llegaría a cumplir el medio siglo, abandonó esta tierra a los 49 años, cumpliendo así una premonición que no hizo sino confirmar cómo de rápido, y no siempre bien comprendido, fue su paso por este mundo.
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