"Cuando te levantas y ves que la persona que abusó de ti cuando eras una niña puede pedir una revisión de la condena y que es probable que se la concedan, crees que es una broma". Así de rotunda se expresa Lucía Castro, una joven de 21 años de la que abusó su tío cuando tenía siete años. Esa niña se ha convertido en una mujer fuerte "gracias a las horas de terapia y el trabajo que hago conmigo misma", que está viendo como un capítulo de su vida que estaba "más o menos cerrado" ha vuelto con la solicitud de rebaja de condena realizada por su tío, el individuo que abusó de ella cuando tenía siete años y hasta que cumplió los 12. 

La Audiencia de Sevilla le impuso una pena de 11 años de cárcel en diciembre de 2018 y ahora el hombre, A. L. C. ha solicitado una rebaja de dos años en la condena amparándose en la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual. Una situación que genera en Lucía "impotencia y un cabreo increíble" al verse "atada de manos y sin saber qué hacer". 

Aunque ha tenido que lidiar con las secuelas, superándolas casi todas, ahora tiene "miedo a que salga antes de prisión y vuelva a hacer lo mismo". Es un sentimiento que no puede evitar porque aunque ha aprendido a convivir con la ansiedad, la posibilidad de que un criminal condenado se pueda beneficiar de la ley para rebajar su condena le genera "incertidumbre", sobre todo tratándose de una sentencia que ya era firme.

El abogado de Lucía Castro, Manuel Manzaneque, que ha acompañado a la joven durante todo el procedimiento judicial, afirma que entre los operadores jurídicos se preveía que la aplicación de ley iba a generar las rebajas de condenas y excarcelaciones de delincuentes sexuales puesto que se trata de una ley "dotada de una gran carga ideológica pero de escasa técnica".

El abandono de las víctimas

La joven se lamenta de la angustia que puede generar este tipo de rebajas en otras mujeres que hayan pasado por esta situación recientemente o tengan peor fortaleza psíquica y recuerda que las personas que han sufrido delitos sexuales se sienten "abandonadas casi desde el primer momento, desde que ponemos la denuncia". Aunque Lucía asegura que se ha encontrado con personas "muy buenas que me han apoyado", afirma que el sistema "no da la protección que necesitan las víctimas". 

Entre otras cuestiones, explica que los muchos años de espera para el juicio y el hecho de que, siendo una niña, tuviera que contar temas tan delicados ante personas que no conocía de nada.